Hace apenas una semana Porsche anunciaba el despido del Consejero Delegado Wendelin Wiedeking y del Director Financiero Holger Härter. Todo ha sido consecuencia de la fallida toma de control del Grupo Volkswagen por parte de Porsche, una empresa mucho más pequeña que el gigantesco consorcio alemán. La maniobra implicó la adquisición masiva de acciones de Volkswagen, para lo que Porsche tuvo que pedir un préstamo de varios miles de millones de euros.
La operación no fue tan bien como se esperaba, varios bancos se retiraron de la transacción y Porsche estuvo a punto de declararse en suspensión de pagos a finales de marzo. Si Volkswagen no hubiese intervenido en el último momento inyectando capital a Porsche, probablemente ya no existiese uno de los más míticos fabricantes de deportivos. El balance de la operación fue la pérdida de 10.000 millones de euros y una necesidad de capital de unos 3.000 millones de euros.
Es curioso, el año pasado Porsche obtuvo unos resultados económicos extraordinariamente buenos gracias a la especulación con acciones de Volskwagen, unos meses después casi se va a la quiebra. En cualquier caso, el despido de Wiedeking – uno de los más firmes opositores a la fusión con Volkswagen – y de Härter – artífice de la operación financiera – allanan el camino para que el Grupo Volkswagen adquiera finalmente la totalidad de Porsche, integrándola como la décima marca del grupo.
No creo que para Wiedeking suponga un problema su despido, su salario anual ya era de 77.4 millones de euros, con un paracaídas dorado de 50 millones de euros. El contrato blindado que firmó en 1993 aseguraba que de ser despedido recibiría dicha cantidad a modo de compensación. Wiedeking era el ejecutivo alemán mejor pagado, en los 16 años que estuvo al frente de Porsche convirtió a una empresa al borde de la quiebra en la más rentable del mundo. Parece que al final ha dejado todo como estaba al principio.
Vía: Leftlane News
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