Por regla general, a un conductor solo se le puede retirar el permiso de conducir por cometer delitos o infracciones graves contra la seguridad vial. Sin embargo, a partir de ahora a los habitantes de la ciudad alemana de Braunschweig (Brunswick para los ingleses) también se les podrá retirar el carnet si cuentan con antecedentes de actitudes violentas que no tengan que ver con el tráfico. Una decisión polémica, pero no exenta de sentido.
La normativa se basa en una ley federal aprobada en 2008, pero que hasta ahora, según tengo entendido, no se aplica en ninguna parte del país. Braunschweig se convierte en la primera ciudad alemana decidida a retirar de sus calles a individuos que hayan demostrado actitudes violentas fuera del ámbito de la conducción de automóviles. En el punto de mira se encuentra, sobre todo, la población juvenil, en la que el comportamiento violento suele estar causado por el exceso de ingesta de alcohol.
La ley permitirá que personas condenadas por delitos de violencia sean sometidas, a petición de las autoridades de tráfico, a pruebas médicas y psicológicas que, llegado el caso, pueda dar pie a que les sea retirado el permiso de conducir. El alcalde de Braunschweig justifica la medida con un razonamiento difícil de rebatir: “Es de temer que alquien acostumbrado a emplear la violencia contra las personas se comporte de forma similar al volante de un coche, poniendo en peligro a otros usuarios”.
A los gamberros juveniles incluso se les prohibirá obtener el carnet de conducir cuando cumplan la edad reglamentaria. Para poner en práctica la medida, el ayuntamiento recibirá de la policía toda la información referente a delitos violentos que se registren en la ciudad. El gobierno municipal confía en que sea una eficaz medida disuasoria para todos aquellos que acostumbran a emplear la brutalidad en su comportamiento habitual.
¿Tendría sentido una normativa similar en nuestro país? Supongo que a muchos les parecerá una solución demasiado tajante, incluso incongruente, pero en una sociedad donde la mala educación, la cultura de la violencia y el “quítate tú para ponerme yo” son cada día más frecuentes, tanto dentro como fuera de la carretera, tal vez sea una forma más sensata de mejorar la seguridad vial que sembrar la red viaria de radares de velocidad.
Vía: servicio de prensa (ciudad de Braunschweig)
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