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Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

Nuestra última prueba se centra en el Subaru Forester, un SUV de tamaño mediano y orientación generalista. Nuestra unidad de pruebas venía equipada con el motor 2.0 Bóxer Diésel de 150 CV y el acabado Limited, la combinación más vendida en el mercado español. Es a mi parecer la más equilibrada dentro de un SUV que destaca como principal virtud un gran equilibrio en todos los aspectos a analizar. El Subaru Forester va por su tercera generación, que lleva a la venta sin cambios de importancia desde el año 2007.

La primera generación nació junto al despertar de la era SUV en 1997, “compartiendo cama” con rivales fundamentalmente japoneses como el Honda CR-V o el Toyota RAV4. Subaru siempre lo ha diferenciado del resto gracias a sus equilibrados y fiables motores bóxer y la tracción total permanente Symmetrical-AWD. En sus inicios contaba con reductora y grandes habilidades 4×4, en concordancia con las exigencias de los clientes. Tiene un tamaño muy bien aprovechado de 4.56 metros de longitud.

Poco llamativo, pero elegante

En nuestro habitual repaso, en la primera parte nos centramos en el diseño y la habitabilidad de este SUV. Lo primero que notamos al observar el coche es que no llama la atención. Su diseño es sobrio y quizá poco personal, no nos llama la atención. Dicho sea de paso, esto no es un mal atributo, aunque discreto es elegante. Su frontal es la parte más llamativa, presidido por una calandra muy bonita con toques cromados y flanqueada por unos faros de diseño afilado. El paragolpes alberga dos grandes antiniebla, de serie en toda la gama.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)
Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

De frontal se dejan ver un poco las protecciones del cárter, la matrícula de pequeño tamaño y la entrada de aire para el intercooler le dan un toque de personalidad, especialmente la última, que nos recuerda que estamos ante un Subaru. De perfil poco hay que destacar, salvo unas correctas llantas de 17 pulgadas, una superficie acristalada regular de gran tamaño y unos curiosos nervios en los pasos de rueda. La zaga tampoco es muy inspiradora, pero tenemos un spoiler y dos tubos de escape para recrearnos un poco.

Los pilotos traseros son vistosos, y con una superficie transparente que deja ver claramente las luces a los conductores precedentes. Es un coche que puede pasar desapercibido, pero si está reluciente y nos fijamos en él termina siendo elegante y atractivo. A continuación hacemos un repaso a la habitabilidad del coche y a los materiales, y como podréis comprobar, resulta un coche muy espacioso y construido con materiales de calidad, aunque hay que reconocer que poco vistosos.

Habitabilidad y ergonomía delanteras

Donde más tiempo vamos a pasar sentados es en los asientos delanteros. Abrimos la puerta y nos sentamos en el asiento del conductor. Lo primero que destacamos es la postura de conducción, más alta que un turismo, dominando el tráfico pero sin llegar a las alturas de algunos 4×4 puros. El asiento del conductor está tapizado en tela, con un aspecto resistente y un bonito ribeteado naranja en el respaldo del asiento. Me ha dado la impresión de ser propensa a ensuciarse, pero parece también fácil de limpiar.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

El asiento tiene una banqueta dura – como debe ser para nuestra espalda – pero corta, ideal para gente de estatura mediana. Si medimos más de 1.80 metros no estaremos incómodos, pero notaremos que las piernas las llevamos un poco en el aire. Los pétalos de la banqueta son prácticamente nulos, por lo que en curvas nos moveremos con facilidad. El respaldo tiene unos pétalos más pronunciados que hacen que no nos movamos en curvas fuertes, pero tiene el problema de ser demasiado blando.

Si tuviese apoyo lumbar no sería un problema, pero no lo tiene. Por tanto nuesta espalda puede resentirse. Centrándonos en el puesto de conducción, una de las mejores cosas del Forester es la gran cantidad de espacio libre que tenemos. El habitáculo es diáfano y gracias al enorme techo solar practicable gana mucho en claridad. Para acomodarnos el asiento es regulable en altura y el volante hace lo propio en altura y profundidad, permitiendo que nos sintamos muy cómodos a su volante.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)
Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

El espacio para las piernas es envidiable, aunque la rodilla derecha puede chocar con la consola central en algunas personas si llevamos las piernas muy abiertas. Los pies tienen espacio de sobra y un reposapies hace los viajes cómodos al pie izquierdo. En cuanto a espacio para nuestra cabeza, tenemos el que queramos y más. Un gran amigo mío mide 1.97 metros, se sentó en el asiento del conductor y dijo que iba cómodo, que su cabeza no chocaba con el techo o los laterales. Es todo lo que hay que decir.

El volante tiene un diseño correcto, y está forrado en un cuero de tacto muy agradable. Es multifunción y desde el mismo podemos manejar el control de velocidad de crucero o el equipo de sonido, ambos equipamientos de manera sencilla e intuitiva. La puerta aglutina los controles de los elevalunas y está forrada en la misma tela que los asientos. Si queremos, podemos apoyar el brazo en el asidero mientras conducimos: se presta a ello y resulta de lo más cómodo. Tiene un hueco lateral en el que llevar mapas o pequeñas botellas de agua.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)
Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

El otro brazo va colocado sobre el reposabrazos central, que es extensible. Bajo el mismo se encuentra una cómoda bandeja en la que dejar, móvil, llaves o iPod, puesto que el conector auxiliar de audio también se encuentra bajo el mismo. Hay aún más espacio bajo esta bandeja, suficiente para al menos 10 carátulas de CD o dos botellas de agua de medio litro. Dos espacios portabotellas cubren el espacio hasta la caja de cambios, dejando a un lado el freno de mano y los controles de la calefacción de los asientos.

Como es lógico, esta zona que hemos descrito está terminada en plástico duro, pero sus ajustes son muy buenos. La consola central también está acabada en el mismo material, al igual que todo el salpicadero. Aunque en un principio puede no gustarnos del todo, tiene un tacto amable y muy buenos ajustes que garantizan un excelente envejecimiento. La parte superior del salpicadero no produce reflejos con el sol, aunque nos incida directamente a última hora de la tarde no nos va a molestar.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)
Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

La instrumentación es sencilla a más no poder: tenemos un cuentavueltas a la izquierda, un velocímetro preside el tablero y a su derecha hay un enorme indicador de nivel de combustible, mucho más grande de lo habitual. No tenemos medidor de la temperatura del agua ni del aceite, pero un testigo nos avisa si el motor está aún frío o se ha sobrecalentado. Cada vez hay menos coches con este tipo de indicadores, en mi opinión imprescindibles para controlar el buen funcionamiento de nuestra máquina.

Continuando el repaso al puesto de conducción, los controles de los limpiaparabrisas y las luces se encuentran en las típicas palancas que emanan de la columna de dirección y los controles del climatizador – automático, monozona y analógico – están muy a mano, justo sobre otro gran hueco portaobjetos ideal para el teléfono móvil, y tres o cuatro CDs. El equipo de sonido se ubica sobre las salidas de ventilación centrales y es de manejo intuitivo. El ordenador de a bordo se deja ver en una pequeña franja de cristal líquido ubicada en la “cima” del salpicadero.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

No enseña nada más allá de consumo medio, consumo instantáneo, hora y temperatura exterior. A modo decorativo, una franja de plástico plateado recorre el salpicadero de lado a lado y desemboca en la moldura de las puertas. No pretende engañar a nadie aparentando ser aluminio, eso está claro. Finalmente, en el techo hay un portagafas, el interruptor del techo solar eléctrico y el imprescindible espejo retrovisor, que en este caso es electrocromático y se oscurece si alguien lleva las luces puestas tras nosotros.

Ingente espacio trasero, maletero muy correcto, visibilidad excelente

Los coches japoneses siempre se han caracterizado por tener mucho espacio en las plazas traseras y el Subaru Forester sigue fiel a la tradición. En primer lugar, acceder a las plazas traseras resulta muy sencillo porque las puertas se abren casi 90 grados. Una vez subimos a los asientos, descubrimos que son algo blandos. El caso es que tenemos un espacio muy ancho para los ocupantes, tres adultos pueden hacer un viaje largo sin problemas de anchura, otra cosa es la convivencia, ya se sabe.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

Para las piernas el espacio es simple y llanamente ingente. Con delantero en posición para una persona de casi 1.85 metros, una persona de su misma estatura tiene al menos 15 centímetros hasta que sus rodillas toquen el asiento delantero. Si sólo viajan dos personas en el asiento trasero disponemos de reposabrazos y un receptáculo ideal para dos botellas de agua. Los cristales traseros son grandes y al tener un gran techo solar, el habitáculo es luminoso y no da la típica sensación de claustrofobia.

Hablando de visibilidad, la visibilidad hacia fuera es excelente. Los pilares son finos en todo el coche, por lo que sumado a su posición elevada, vemos todo el tráfico circundante con mucha seguridad. Los coches modernos suelen fallar en la visibilidad trasera, pero en este caso no hay queja alguna gracias al gran cristal trasero. Los retrovisores parecen sacados de una furgoneta, y aunque no sean muy bonitos, cumplen su función a la perfección aportando un gran ángulo de visión trasera.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

Me ha sorprendido para bien que un coche de 4.56 metros de largo tenga el espacio interior tan sumamente bien aprovechado, y sin renunciar a un ápice de maletero. Su volumen de carga es de 450 litros y tiene una superficie de carga completamente plana y de forma regular. La boca de carga no es alta y no hay salto entre el borde de carga y la zona de almacenamiento. Cargar y descargar bultos es cosa de niños, no tendremos que rompernos ni la cabeza ni lo que es más importante, la espalda.

Si abatimos los asientos traseros obtenemos una superficie de carga plana de 1.660 litros, aunque en ligera ascensión hacia la parte delantera del coche nada que moleste. Bajo el maletero se ubica una rueda de repuesto de tamaño completo – nada de galletas o kits antipinchazo – y un juego de herramientas útil en caso de pinchazo: gato, llaves, etc. Como es lógico, también en ese espacio encontramos los triángulos de emergencia. En general, un coche muy amigable con sus ocupantes, un coche hecho para ser cómodo en todos sus aspectos.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)
Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba (I)

En la segunda parte, os hablaremos de su parte dinámica y su técnica. Hablaremos de su comportamiento en terrenos asfaltados y sin asfaltar, donde nos ha sorprendido gratamente incluso no teniendo caja de cambios con reductora.

Subaru Forester 2.0D Limited, a prueba

Fotografías: Johan Feito | Sergio Álvarez
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