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Opel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba: jugando con sus cinco o siete plazas (I)

Opel inició hace unos años una revolución con el salto generacional del “pequeño” monovolumen Meriva al endosarle, además de un moderno equipamiento, las puertas traseras con apertura en sentido inverso. Un atrevimiento de usabilidad que no ha alcanzado al nuevo Opel Zafira Tourer aunque sí ha pegado un salto enorme en multitud de aspectos en relación a su predecesor.

El Zafira ha ganado el apellido “Tourer”, un apellido muy viajero, y ha crecido en tamaño. Mantiene, eso sí, su capacidad para cinco o siete personas con una flexibilidad interior que voy a analizar en esta prueba. El sujeto del estudio es un Zafira Tourer con el motor diésel 2.0 CDTI de 165 CV, de cambio manual, y con el acabado Excellence, el más completo de todos los existentes.

Opel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. Exterior

Zafira, el monovolumen con cara de Ampera

Juntando a un lado este Opel Zafira y el anterior se llegan a apreciar bien las grandes diferencias, frente al diseño más cuadrado de la anterior generación el nuevo Zafira Tourer se conforma con unas formas más redondeadas. Lo más llamativo es sin duda su frontal, que comparte elementos arquitectónicos con los nuevos Insignia o Astra y que a su vez deriva del Opel Ampera. Especialmente queda remarcada la zona de los faros con ese estilo de flecha tan característico.

La combinación realizada en este caso es de color blanco con toques negros en los propios faros, en los marcos interior o en los retrovisores. La otra aplicación que recibe es de color plata, tanto en la parrilla como en los bordes inferiores de los marcos, en los raíles de techo o en las manetas de las puertas. Estas últimas hubiesen quedado muy descafeinadas si simplemente fueran de color blanco.

Gasta unas ruedas bastante generosas con un perfil 235/45 sobre llanta de aleación multirradial de 18”. Es otro de los muchos opcionales del Zafira.

Opel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. Interior

Interior a la alemana centrado en la “tecnología en mano”

Al igual que en el Opel Astra que probé hace tiempo la calidad interior está asegurada con unos materiales plásticos de buena calidad y más allá de los coloridos imperan el negro, los grises y los toques plateados. Las zonas mullidas son mullidas de verdad y el cuero del volante tiene un tacto muy bueno. Ocurre también con los asientos de cuero perforado que lleva este Zafira en concreto. Se amoldan muy bien, son calefactados y tienen ajuste lumbar eléctrico (sólo el lumbar) aunque a pesar de ser micro-perforados el cuerpo suda fácilmente.

En general el interior no da la impresión de que al tocar cualquier elemento éste parezca fuera de lugar. ¿Y la iluminación? Triunfa el color rojo, tanto para reflejar el fondo de los mandos como en el túnel central o en las puertas donde reina con mucha suavidad. Sobre el rojo las letras impresas son de color naranja, un clásico que no desentona en este caso.

Opel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. InteriorOpel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. Interior

Opel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. InteriorOpel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. Interior

El otro punto clave, su amplísima configuración interior

Entre 2, 5 o 7 plazas hay multitud de opciones diferentes que incluyen convertir un asiento en un reposabrazos

Un monovolumen esencialmente pensado para un uso familiar debe destacar por su capacidad para almacenar y transportar objectos. El Opel Zafira Tourer tiene muchos puntos en ese aspecto debido a que siempre hay algún hueco al alcance de la mano. Desde el conductor al acompañante existen multitud de sitios más allá de los típicos bolsillos de las puertas. Los más destacables serían el espacio cuadrado en la consola central (en el cual baja un compartimento con el enchufe de 12V, el aux-in y el USB) o las ayudas que aportan el portagafas superior, la tapa debajo de la pantalla del navegador o el espacio situado por encima de la guantera.

El túnel central merece una mención especial por lo versátil que es. Tiene tres niveles que comienzan con el reposabrazos superior, el cual se pueden mover longitudinalmente y posee un bolsillo extra en la parte posterior. Desplazándolo hacia atrás dejamos a la vista una bandeja que dispone de dos huecos para vasos. Por último, tras retirar esta se aprecia un hueco con mucho fondo que está cubierto con una tapa, ideal para dejar documentos que no usemos a menudo.

El Zafira cuenta con anclajes ISOFIX en las plazas traseras laterales (no así en la tercera fila)

No hace falta abandonar la fila delantera para encontrar otros dos bolsillos muy prácticos situados debajo de los asientos, con tapa dura que permite trabajar rápidamente con ellos. Estamos ante una equipación de huecos útiles más que importante y que acompañan al juego que ofrecen las plazas traseras, tanto la segunda como la tercera fila. La filosofía es simple: ofrecer multitud de variantes de configuración para poder aprovechar al máximo el espacio existente.

Opel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. InteriorOpel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. InteriorOpel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. Interior

El asiento central se puede convertir en un reposabrazos en unos segundos.

En un estado inicial podemos suponer que tenemos colocados los tres asientos de la segunda y nada más. Antes de siquiera realizar el proceso de habilitar las dos plazas extras, que por defecto permanecen abatidas como suelo del maletero, existe una configuración intermedia (denominada Lounge Seating) que hace desaparecer el asiento intermedio para ofrecer cuatro plazas con dos interesantes añadidos: el asiento central se convierte en un apoyabrazos los otros dos asientos pueden echarse más hacia atrás.

El espacio ganado con respecto a la posición de los asientos delanteros es importantes, al nivel de una berlina muy generosa, por no hablar de la comodidad de tener un reposabrazos bastante grande. Además el proceso es muy sencillo, un tirador permite desbloquear el asiento central para poder abatirlo. Los hombros de este asiento pueden pivotar hacia su “espalda” para convertirse en el reposabrazos. Y una vez colocado se puede usar un ajuste lateral de los otros dos asientos para ganar ese espacio extra para las rodillas.

Montar las dos plazas extras lleva poco tiempo pero deja muy poco espacio para el maletero

Para conseguir las plazas extra mencionadas, que inicialmente consideramos abatidas, es necesario desplazar los asientos de la segunda fila hacia delante para que las dos últimas butacas puedan pivotar hacia la parte trasera. Una vez conseguido este espacio hay unas cintas en la espalda de estos dos asientos que permiten elevarlos y engancharlos. Los dos últimos pasajeros no disfrutarán de un espacio amplio salvo que no sean muy grandes. Para que un adulto tenga espacio para las rodillas los tres asientos deben estar muy adelantados pero lo ganado por una parte se pierde en otra.

Opel Zafira Tourer 2.0 CDTI Excellence, a prueba. Maletero

El maletero a prueba

¿Lo mejor del maletero? La boca de carga baja y el suelo plano.

Con tanta flexibilidad en el interior el maletero es un hueco cuya capacidad varía enormemente. Con las siete plazas dispuestas y suponiendo que el sobresuelo y la barra de la bandeja están guardadas fuera del vehículo el volumen de carga asciende a 152 litros. Son ciertamente muy pocos y más si pensamos que esas siete personas pueden llevar unos cuantos bultos que costaría incluir en tan poco espacio.

Las cosas mejoran cuando se guardan los dos “mini” asientos de la tercera filo y el maletero alcanza la superficie del de una berlina convencional con el extra de la altura del Zafira: 710 litros en este caso. Dejando únicamente los asientos delanteros sin abatir el Zafira es prácticamente una furgoneta pequeña son sus casi 1.800 litros de volumen.

Continuará…

En Diariomotor: Opel Zafira Tourer 2012 a fondo

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