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Los empleados de las autopistas ahora también ejercerán de agentes de la autoridad

Ya podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el movimiento de insumisión y desobediencia ante el pago de los peajes liderado – entre otros – por la iniciativa No Vull Pagar, ha tenido sus consecuencias. Aunque en este caso dudo mucho que este fuera el objetivo de quienes propusieron negarse a pagar unos peajes que consideraron injustos. A partir de ahora los empleados de las autopistas de peaje cuentan – temporalmente – con el estatus de agente de la autoridad, lo que a efectos prácticos equipara su trabajo con el de un Guardia Civil de Tráfico.

Eso quiere decir que, entre otras cosas, su palabra prevalecerá sobre la tuya, puesto que como agente de la autoridad gozará de una presunción de veracidad con que no contamos el resto de ciudadanos. Es más, el hecho de identificar a un infractor o a un insumiso que no paga en el peaje no es ya una posibilidad dentro de su trabajo, sino una obligación según la atribución de derechos y obligaciones de todo agente de la autoridad. Como podrás imaginarte la noticia no ha gustado a casi nadie, empezando por los propios agentes de la Guardia Civil.

La nueva figura del empleado de autopista como agente de la autoridad

El empleado del peaje tendrá potestad y obligación para tramitar las denuncias. En tal caso, no será su palabra contra la tuya, puesto que prevalece la veracidad de sus declaraciones.

El proceder lógico y natural, pese a todo, de un empleado de las concesionarias de las autopistas, debería seguir siendo el de requerir el trabajo de los verdaderos funcionarios públicos y agentes de la autoridad ante un altercado. No obstante, en ausencia de estos, y si la situación así lo exige, el empleado podrá tramitar las denuncias que sean necesarias siguiendo la normativa de tráfico, circulación de vehículos y seguridad vial.

En otras palabras, los empleados también podrán tramitar multas más allá de ejercer su labor como testigo cuya versión siempre se considerará veraz. Ahora podemos entender mejor porque los agentes de la Guardia Civil han puesto su grito en el cielo. Y es que no solo se está minimizando la importancia de su trabajo sino que además se están ofreciendo sus atribuciones a trabajadores privados y no públicos, que han llegado hasta su posición tras una preparación a propósito y tras haber demostrado sus aptitudes.

La Guardia Civil habla incluso de afán recaudatorio con el fin de ayudar un poco más a las concesionarias de las autopistas de peaje, que están condenadas al desastre. ¿De qué otra forma podríamos explicar que se haya llegado a una situación de excepcionalidad como esta? ¿No creen que hubiera sido mejor analizar porque las autopistas españolas circulan sobre la cuerda floja y acumulan pérdidas? ¿No habría merecido la pena analizar porque los conductores catalanes – y de otras comunidades autónomas con peajes sinceramente agraviantes – se están movilizando?

Más información: El Economista
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