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¿Un Rolls-Royce de 1930 con el motor de un Viper? ¿Por qué no?

He de reconocerlo, soy muy fan de las preparaciones extremas basadas en coches muy antiguos con la idea de convertirlos en auténticos sleepers. Aunque ninguna consigue superar al Ford Model B Cosworth de nuestros amigos los finlandeses de MAT, este Rolls-Royce es digno de mención. Todo empezó con un Rolls-Royce de 1930, abandonado a su suerte, y necesitado de una restauración a fondo. A un adinerado estadounidense se le ocurrió combinar la clásica estética británica con la brutal potencia de un Dodge Viper estadounidense.

El chasis tubular ha sido construido a medida y entre otras cosas monta discos de freno en las cuatro ruedas en lugar de tambores, como el modelo original. Sobre el chasis se ha montado la carrocería, con sus medidas originales y convenientemente restaurada. Podría pasar por un inofensivo clásico en cualquier concurso de elegancia. El interior fue construido desde cero, y aunque no es 100% fiel al modelo original, podría pasar como el de un coche con 80 años a sus espaldas. No obstante, los más observadores se habrán fijado en los colectores de escape…

¿Un Rolls-Royce de 1930 con el motor de un Viper? ¿Por qué no?

A ojos de un profano pasaría por un “coche viejo”, pero un verdadero aficionado se habría dado cuenta de que tiene antes sus ojos una máquina muy, pero que muy seria. Abrimos el capó y bajo el mismo vive un motor 8.3 V10 de origen Viper. Procedente de un SRT10 MY2004 accidentado, genera al menos 500 CV de potencia y un par motor demoledor. El motor va acoplado a una caja de cambios manual de seis relaciones, que pasa toda su potencia a las estrechas ruedas traseras, que se atragantan con semejante dosis de caballería bruta.

¿Un Rolls-Royce de 1930 con el motor de un Viper? ¿Por qué no?

En este punto hay que decir que el cliente final de este Rolls-Royce brutalizado quiere conducir su coche a diario, y no quería que le faltase empuje en autopista. Desde luego lo ha conseguido, pero es que si quiere puede humillar a más de un Porsche en un semáforo. Eso sí, con cuidado, porque un poco más de gas de la cuenta y los neumáticos traseros sublimarán en humo blanco. Con todo, el propietario planea conducirlo de manera tranquila y mostrar su motor cromado en todos los show que pueda, asombrando a propios y extraños.

Fuente: Viper Club
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