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La última afrenta de las autopistas de peaje: solucionar su crisis obligándonos a todos a pagar

Aquella frase de “solo falta que nos cobren por respirar” está más presente que nunca. Si por cualquier razón no nos hubiéramos indignado por el canon que gravará la utilización privada de paneles solares, so pena de multas importantes, más vale que esperemos a lo que nos tienen preparado las autopistas de peaje españolas y la asociación ASETA que las representa en nuestro país.

La burbuja de las autopistas españolas ha estallado y lo único que podemos asegurar es que los excesos cometidos en los años pasados solamente los pagarán los contribuyentes, a falta de decidir una forma más o menos dolorosa para “rescatar” a nuestras autopistas. ASETA propone que los que paguen sean todos los conductores, haciendo que las autovías, hasta ahora públicas y subvencionadas con fondos públicos, impongan tarifas y peajes a todos sus usuarios. En otras palabras, lo que pretende esta asociación es cambiar las reglas del juego para beneficiar a sus propios intereses. Las energéticas ya consiguieron su propio peaje para los paneles solares y las autopistas parecen ir por buen camino para conseguir lo propio.

No hay nada más demagógico que justificar los peajes con “que paguen las carreteras los que las utilizan”. Nuestra sociedad se articula gracias al tráfico rodado, por carretera.

Las razones esgrimidas por ASETA son lógicas y hasta compartidas con un servidor. Actualmente no se está realizando una labor de mantenimiento y renovación de vías acorde con una red vial como la española y eso al final solo puede acarrear consecuencias nefastas para el tráfico rodado. Tiene mucho sentido pagar más, ya sea con impuestos o con un peaje adicional, si nuestro dinero se empleará en mejorar el mantenimiento de las carreteras.

Seré más crítico con esa opinión extendida y tan demagógica de “que sufraguen las carreteras los conductores, que son los que las utilizan”, puesto que el tráfico por carretera es la base de cualquier sociedad avanzada y cualquier economía saludable. Tengas o no carné de conducir tu vida, los servicios y los bienes de consumo a los que puedes acceder en un país como España no serían posibles sin los transportes por carretera. Gravar aún más los transportes por carretera encarece necesariamente el producto. Basta tomar como ejemplo las subidas de los carburantes de los últimos años.

Instalar cabinas de peaje en vías hasta ahora libres de carga, sistemas electrónicos de control de pago y la viñeta (del francés vignette), podrían ser las soluciones empleadas para hacer que las autovías españolas se conviertan de la noche a la mañana en autopistas de peaje.

Me temo, y espero equivocarme, que la presión del lobby de autopistas de peaje es tal que será cuestión de tiempo que nos veamos obligados a pagar nuevos peajes en carreteras que hasta ahora se subvencionaban únicamente – que no es poco – con nuestros impuestos. ASETA propone esta solución tan socorrida para “eliminar la presión que existe sobre las autopistas de peaje” y disuadir al “ciudadano que evita pagar utilizando autovías”. Pero una vez más toda la presión recae sobre el ciudadano.

Con esa ayuda, con las inversiones que plantean para autopistas que ya han alcanzado su madurez y con la financiación mediante la extensión de plazos de concesión y subidas en los peajes, las autopistas de peaje pretenden salir de una crisis que probablemente no tenga solución con un negocio viciado desde su creación y unos costes que superaron con creces todos los presupuestos por una mala planificación y por previsiones que pecaron de exceso de optimismo.

Fuente: ASETA
En Diariomotor: La burbuja de las autopistas de peaje españolas | Primero de mayo: día de la insumisión contra los peajes

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