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McLaren sustituirá los limpiaparabrisas tradicionales por tecnología empleada en aviones de combate

Desde hace exactamente 110 años, los limpiaparabrisas, esos brazos articulados que eliminan el agua y la suciedad de las lunas de nuestro coche, apenas han cambiado. Y es que lo creas o no, con la llegada de los primeros coches con techo y habitáculo cerrado no había que preocuparse por mojarse la cabeza, pero la pérdida de visibilidad por la lluvia, la nieve y el hielo comenzó a convertirse en un problema que alguien debía resolver. Y ese alguien fue Mary Anderson en 1903, mucho antes incluso de que se comenzase a fabricar el Ford Model A o incluso el Model T. Por aquel entonces, hubo quien con sorna se despachó a gusto con Mary aduciendo que aquellos brazos móviles distraerían al conductor.

Aquel dispositivo primigenio era en esencia el mismo que hoy equipan nuestros coches. Un brazo articulado con movimiento y una superficie de caucho para no arañar la superficie del parabrisas. Resulta sorprendente que en todo este tiempo a nadie se le haya ocurrido una solución mejor, hasta ahora… Frank Stephenson, al frente del diseño en McLaren, reconocía a la publicación británica The Sunday Times que sus próximos deportivos prescindirán de parabrisas al uso empleando tecnología que hasta ahora se utilizaba en vehículos militares y cazas de combate.

¿Por qué un caza de combate no lleva limpiaparabrisas?

McLaren MP4-12C

¿Sabías qué…?

El limpiaparabrisas de brazo articulado, tal y como hoy lo conocemos, se inventó hace más de un siglo.

McLaren se percató entonces de que los aviones de combate no llevan limpiaparabrisas con los que defenderse de la lluvia o simplemente la suciedad que se acumula en la cúpula del piloto. La solución utilizada por algunos vehículos militares pasa por un sistema que genera ondas de alta frecuencia, similares a los ultrasonidos que se utilizan en medicina (ecografías, sistemas de limpieza en dentistas…) que mediante pequeñas vibraciones sobre la luneta eliminan las gotas de lluvia, las motas de suciedad o incluso los insectos que chocan contra el cristal.

El sistema no tendría por qué ser necesariamente tan caro, al menos aplicado a un deportivo de más de 200.000 euros. Las ventajas, por otro lado, serían muchas. El limpiaparabrisas no solo rompe la estética del frontal si no está adecuadamente camuflado, sino que también genera una mínima intromisión en el buen diseño aerodinámico del vehículo, se desgasta, requiere un mantenimiento y está sujeto a averías por las partes móviles que implica, amén de elevar (mínimamente, sí) el consumo. El sistema de alta frecuencia, por otro lado, estaría permanentemente conectado, por lo que no requeriría la acción de conectar el limpiparabrisas y ajustar su frecuencia de barrido o emplear un sensor de lluvia para su accionamiento automático.

Fuente: The Verge | The Sunday Times | MIT
En Diariomotor: Nuestra entrevista a Frank Stephenson, el diseñador del McLaren P1

McLaren MP4-12C

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