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¿En qué nos beneficia el acuerdo entre Mazda y Toyota?

Los fabricantes de automóviles están condenados a colaborar para sobrevivir. Las reiteradas alianzas que estamos viendo en los últimos año son la prueba evidente de que este tipo de anuncios son la base del futuro de la industria del automóvil. Mazda y Toyota nos han sorprendido esta semana firmando un acuerdo de colaboración para dar vida a un futuro muy prometedor para ambos fabricantes, pues si unimos los conocimientos y tecnologías de cada una de estas firmas, el resultado puede ser muy, pero que muy interesante.

La apuesta híbrida y la defensa de los atmosféricos

Grandes planes en Mazda y Toyota para seguir sacando el máximo provecho de los motores atmosféricos

A priori, las estrategias de cada fabricante no podrían ser más opuestas. Mientras Toyota defiende a capa y espada la supremacía de los híbridos como mejor herramienta para rebajar consumos, en Mazda han emprendido una cruzada en solitario apostando por sacar la quinta esencia del motor de combustión interna. En ambos casos la sobrealimentación no es un recurso que despierte demasiado interés, aunque Toyota ya ha presentado su primera oleada de motores turbo. Dicho esto, qué puede aportar cada fabricante para que este acuerdo nos beneficie de algún modo.

Comenzando por Toyota, lo que está claro es que en tanto a tecnología híbrida son siempre un compañero en quien confiar. Su experiencia y planes de futuro son toda una garantía para poder meterse de lleno en una apuesta global por las mecánicas híbridas, un hecho que puede marcar las diferencias en mercados como EE.UU. y Europa. Al mismo tiempo, Toyota cuenta con bastante experiencia en tanto a los motores gasolina, especialmente en tanto al uso de sistemas de inyección dual y distribución variable. Con motores como el 2 litros atmosférico de los Toyota GT 86/Subaru BRZ y el más reciente 5.0 V8 de 477 CV que anima al Lexus RC F, de lo que no podemos tener dudas es en tanto al potencial de Toyota-Lexus a la hora de analizar su capacidad para fabricar motores de alto rendimiento.

Del lado de Mazda nos encontramos con un presente que todavía nos sigue dejando con la boca abierta. Mientras la práctica totalidad de la industria aplica medidas de downsizing, en Mazda han apostado por un rediseño del propulsor de combustión interna para alcanzar muy altas relaciones de compresión en los motores gasolina y bajas relaciones de compresión en los motores diésel. El mundo al revés. En el caso de los gasolina se consigue mayor eficiencia elevando la relación de compresión, mientras que en el caso de los motores diésel se logra que sus motores no emitan tantos NOx, lo cual les permite obviar el uso de sistemas anticontaminación adicionales como la inyección de AdBlue. Mazda ha llegado incluso a conquistar al mercado japonés con un diésel, y eso no es nada fácil.

De aquí en adelante, los planes de Toyota pasan por la completa renovación de sus propulsores haciendo uso de turbocompresores, pero también de importantes mejoras en otros campos para distanciarse del resto de la industria. Al mismo tiempo diferentes esquemas híbridos están ya sobre la mesa, incluyendo un más que interesante sistema de ejes motrices independientes desvelado por el Toyota Yaris Hybrid R.

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La lógica nos dice que Toyota brindará a Mazda sus conocimiento en sistemas híbridos, siendo Mazda la encargada de transferir a Toyota parte de su tecnología Skyactiv

Con Mazda nos sucede igual. Desde Hiroshima nos llegan planes para introducir en el mercado ideas como el encendido por compresión (HCCI) o el uso de láser para sustituir a las bujías. También existe la intención de recuperar los motores rotativos con sus peculiares cualidades, pero ni rastro de motores sobrealimentados mientras la relación costes/mejora siga permitiendo evolucionar los motores atmosféricos. Mazda está convencida de que los motores convencionales tienen mucho que decir todavía.

Mazda y Toyota han confirmado su principio de acuerdo, pero ni una sola palabra se ha podido conocer en tanto a qué frutos dará esta alianza. Ambos fabricantes pueden, y deben, aprender mucho el uno del otro para conseguir llevar a buen puerto proyectos que no tendrían sentido sin el apoyo de un socio. Para entender que esta alianza es solo el fruto de un más que probable cúmulo de alegrías, solo hace falta echar un ojo al nuevo Mazda MX-5 desarrollado por Mazda junto a Fiat, y a los Toyota GT 86 y Subaru BRZ creados por Toyota y Subaru en perfecta comunión.

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