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¿Por qué Europa vende cada vez menos diésel? ¿Está acabado el diésel en Europa?

El diésel retrocede. Es un hecho. Hace unas semanas ya os apuntábamos un dato muy revelador. En el primer cuatrimestre de 2016 el diésel ha supuesto un 57,8% de las matriculaciones totales en España, situándose en un 56,5% en el mes de abril, con un retroceso de su cuota de un 5% en lo que llevamos de año. El dato, no menos importante, es que la Europa occidental también está siguiendo esa tendencia en la que el diésel sigue perdiendo cuota. En el mes de abril las matriculaciones diésel se situaron en el 49,7%, de manera que el número de diésel registrados fue inferior a la suma de turismos con motores de gasolina, híbridos, eléctricos y combustibles alternativos.

La cifra de abril, lejos de ser un reflejo de una anomalía estadística, se une a la progresiva caída que ha experimentado el gasóleo en los concesionarios a lo largo del primer cuatrimestre. Entre enero y abril de 2016 la cuota del diésel en Europa ha retrocedido 2,2 puntos, situándose en el 50,1%.

Como ya os decíamos, aunque la cuota del diésel en España retrocede, y a un ritmo mayor que en los países de nuestro entorno, los diésel siguen gozando de una cuota en España muy superior a la del resto del continente. ¿Está acabado el diésel en Europa?

Una de las explicaciones, a la cual apuntaban desde Automotive News, es la del golpe que ha recibido la reputación de los diésel tras el escándalo de los TDI de Volkswagen desatado en Estados Unidos. Otra explicación, no menos descabellada, la encontramos en los episodios de contaminación que se han vivido en los últimos meses en algunas capitales europeas. Episodios que revelarían que, entre otras causas, existía una conexión con la conducción de vehículos privados con motores diésel. Esta situación habría llevado a las autoridades a plantear prohibiciones, o como mínimo restricciones, para los diésel, al menos los más contaminantes.

Pero la realidad quizás no sea tan evidente. Que los diésel retrocedan no tiene por qué significar su fin, y ni tan siquiera revelar un cambio tan drástico en la mentalidad del comprador europeo. Desde hace tiempo venimos insistiendo en que en muchos casos los diésel han dejado de ser una alternativa inteligente, especialmente a tenor de las estadísticas que reflejan el uso medio de un automóvil en España y en Europa.

Según las cifras de la consultora LMC Automotive, la caída más acusada de los diésel se ha producido en los segmentos más bajos, entre utilitarios, compactos, y pequeños monovolúmenes. También se ha apreciado una reducción de la cuota del diésel, aunque mucho menor, en segmentos tan importantes para el gasóleo como el del sedán de tamaño medio y grande, en los que el diésel representa un 80% frente al resto de alternativas.

La realidad nos invita a pensar que lo lógico es que el diésel comience a ver reducida su cuota progresivamente. Especialmente si tenemos en cuenta las mejoras a las que están asistiendo los motores de gasolina, el leve crecimiento que están experimentando los combustibles alternativos y, sobre todo, el aumento de la oferta de turismos eléctricos e híbridos, y los cuantiosos incentivos que están recibiendo para promover su adquisición. La analista IHS Automotive estima que en 2027 la cuota del diésel en Europa habrá caído hasta un 35%.

España sigue situándose entre los mercados en los que el diésel tiene una cuota mayor. En Francia, por ejemplo, el diésel ha supuesto en el primer cuatrimestre de 2016 un 59,3% (-6,7%) de las matriculaciones, mientras que en Italia se han situado en 55,7% (-0,2,%), en Alemania en 48,4% (-0,8%) y en Reino Unido en 48,3% (-0,7%).

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