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La especulación, ese mal endémico del superdeportivo moderno

Estaréis conmigo en que cada uno hace con su dinero lo que le viene en gana. Faltaría más. Puedes comprarte el deportivo más caro y exclusivo, y utilizarlo para ir hasta a comprar el pan, si puedes asumirlo, evidentemente. Puedes comprarte el deportivo más caro y exclusivo y no conducirlo jamás, dejar que repose junto a tus clásicos en una colección privada. O puedes comprarte el deportivo más caro y exclusivo y esperar, pacientemente, a que su precio suba como la espuma y venderlo. Pero los fabricantes no siempre están de acuerdo con que sus deportivos acaben convirtiéndose en inversiones financieras con las que especular. Especialmente cuando se trata de máquinas creadas en series muy limitadas. ¿Qué puede hacer un fabricante para vencer a la especulación, si es que puede hacer algo?

Vivimos un momento muy interesante para la industria del automóvil, y especialmente para los fabricantes de deportivos. Una época de transición. Es muy probable que la industria del automóvil jamás vuelva a ser la misma, y que esos cambios tan radicales, que vendrán impuestos por la preocupación medioambiental, o la mera sostenibilidad extendida a todos los ámbitos del uso del automóvil privado, acaben haciendo que el concepto de deportivo que teníamos hasta hace bien poco desaparezca prácticamente por completo.

Es una sensación que desde nuestra posición, como medio dedicado al motor, tenemos a menudo. La de disfrutar de un deportivo como si no hubiera un mañana, porque probablemente no lo haya, porque probablemente jamás volvamos a disfrutar de un deportivo como ese.

Hace un par de años los talleres de Maranello no daban abasto para producir el Ferrari 458 Speciale. La fábrica de Ferrari estaba al máximo de su capacidad, produciendo deportivos a un ritmo infernal, y recibiendo más y más pedidos, hasta que detuvieron las reservas de este modelo para dar la bienvenida al Ferrari 488 GTB. Nadie quería quedarse sin el último V8 atmosférico de Maranello, el más especial, el más deportivo, el más auténtico, y el más deseable. A diferencia de casi cualquier otro coche y deportivo que mencionemos, el momento en que recibías un Ferrari 458 Speciale sabías que los cerca de 300.000€ que habías invertido acababan de crecer. Sabías que podrías venderlo por una cantidad muy superior con suma facilidad. De ahí que Ferrari se propusiera, incluso, priorizar las adjudicaciones del Speciale a los clientes que optasen por cargar de extras a su nuevo deportivo.

En modelos producidos en series aún más limitadas, como el propio Ferrari LaFerrari, el cavallino rampante optó por una solución aún más drástica, la de adjudicárselo únicamente a aquellos clientes muy fieles a la marca. Ser fiel a Ferrari significaba haber comprado muchos de sus deportivos en los últimos años, incluidos algunos producidos en series limitadas. Hasta el punto en que Ferrari no aceptaba reservas, Ferrari era la que se comunicaba con aquellos clientes candidatos a llevarse un LaFerrari.

Aún así, que alguno de sus deportivos acabe en un compra-venta de lujo apenas unas semanas después, por un precio muy superior al de tarifa, es prácticamente inevitable.

En los últimos años hemos visto como algunos deportivos muy especiales se agotaban en poco tiempo. Deportivos con precios mucho más ajustados, como el Porsche Cayman GT4, y deportivos mucho más exclusivos, como el Lamborghini Aventador SV.

Ahora es Ford la última que se apunta a evitar que su deportivo más especial en mucho tiempo acabe en manos de especuladores. Solo se producirán 250 unidades del Ford GT al año, y acaban de abrirse las solicitudes para la producción de los próximos dos años. En Ford son conscientes de que, incluso con un precio estimado y no definitivo de 400.000 dólares (352.563€) antes de impuestos, les quitarán de las manos esas 500 unidades. Existirá una demanda muy superior a la oferta. Ese punto es clave para la especulación. Para que haya quien vea en este deportivo una inversión excelente, a corto y largo plazo, la de adquirir un deportivo y venderlo por un precio muy superior en poco tiempo.

De ahí que el Ford GT requiera pasar un «examen», un análisis de cada candidato potencial. Y completar la solicitud de compra más loca que hayamos visto hasta la fecha. Una solicitud en la que Ford quiere saber si eres un coleccionista, un aficionado de las carreras, o un influencer en las redes sociales, que te pide tu cuenta de Twitter o Facebook para saber tus seguidores, y que incluso compartas con ellos fotos que para ti sean relevantes, y un vídeo corto explicando porque eres el mejor candidato para tener un Ford GT. Y todo eso asumiendo que más tarde tendrás que pagar, como mínimo, más de 400.000 euros. También se tendrán en cuenta aspectos muy razonables, como el hecho de que los candidatos sean fieles a la marca, o que en su garaje ya exista un Ford GT.

Para seros sincero, no creo que estas soluciones vayan a acabar con la especulación, pero es evidente que al menos sí contribuirán a mitigarla en gran medida. ¿No crees?

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