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¿Por qué se forman atascos, sin motivo aparente? Este simulador de atascos te ayudará a entenderlo

¿Alguna vez te has preguntado por qué se forma un atasco, cuando no existe un motivo aparente? Hace poco os hablábamos de ello y de cómo la densidad del tráfico es, en última instancia, uno de los factores más determinantes a la hora de crear cuellos de botella, y por ende, atascos que no se deben a causas excepcionales, como accidentes, averías, y otras incidencias en la carretera. Lo interesante es que este simulador, el mismo que probablemente te hará perder tiempo divirtiéndote viendo cómo se forma un atasco, puede resultar una herramienta imprescindible para evitar atascos, para crear un modelo predictivo que ayude, sobre todo, a crear carreteras que sean capaces de soportar una determinada densidad de tráfico sin congestionarse.

Este simulador, que puedes encontrar en el enlace de Traffic Simulation, fue creado por Martin Treiber, de la Universidad de Dresden, en Alemania, para estudiar la formación de atascos. Aunque el tráfico se haya distribuido en un anillo circular, con tres carriles, y aún no se hayan introducido otros factores de interés que contribuyen a la formación de atascos, como salidas e incorporaciones, cierre de carriles, o bifurcaciones, ya es más que suficiente para estudiar algunos de los factores que más influyen en la formación de atascos.

Factores que empiezan por la densidad del tráfico, y que pasan por la proporción de camiones y vehículos de gran tonelaje, la velocidad de la vía y la distancia de seguridad que mantienen los conductores con respecto al coche que le precede.

Lo curioso es que este simulador ofrece una visión muy parecida a la que ya os comentábamos recientemente en nuestro artículo, recordando un vídeo clásico de unos investigadores japoneses que se propusieron encontrar un modelo matemático para predecir atascos y ponerlo en práctica con una prueba de campo. Una prueba en la que, de nuevo, factores como la distancia de seguridad y la capacidad de anticipación de los conductores, de manera que prime mantener una velocidad constante y se eviten situaciones como el efecto acordeón, en el que un coche aminora mucho su velocidad y obliga a los que le siguen a hacer lo propio.

Situaciones que probablemente se evitarían, o reducirían, si los conductores tomásemos una serie de precauciones, y buenos hábitos de conducción en atascos, que pasan por no cambiar de carril salvo si es necesario para tomar la siguiente salida, mantener una distancia de seguridad holgada, y una velocidad constante y homogénea en la medida de lo posible.

Vía: Gizmodo
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