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El Grupo Volkswagen sigue los pasos de Daimler, y comenzará a instalar filtros de partículas en sus motores de gasolina

No hace ni un mes que Daimler anunciaba el comienzo de la instalación de filtros de partículas en sus motores de gasolina. A partir del año que viene los Mercedes Clase S con motor de gasolina comenzarán su instalación, ante el problemático aumento de partículas emitidas, un daño colateral del downsizing más agresivo en motores de gasolina. Tras Daimler, el Grupo Volkswagen comenzará en 2017 la instalación de filtros de partículas en sus motores TSI y TFSI, comenzando por los Volkswagen Tiguan y Audi A5.

El aumento de partículas emitidas por los motores turbo de baja cilindrada es considerable, y ha llevado a la instalación de estos filtros.

Estos filtros de partículas se instalarán en los nuevos Audi A5 y los actuales Volkswagen Tiguan. El CEO del Grupo Volkswagen – Matthias Müller – ha presentado esta estrategia de optimización de la combustión interna en su Junta General de Accionistas, esta misma mañana. Es parte de la visión del consorcio para los próximos 10 años, llamado «TOGETHER – Strategy 2025». Además de la instalación de estos filtros de partículas, se simplificará la gama de modelos y versiones, que pasará de 340 modelos a unos 300 a corto plazo.

Volviendo a los filtros de partículas, según Matthias Müller se reducirán las emisiones de partículas hasta en un 90% con respecto a motores sin filtro. Para el año 2022 estima que esta tecnología habrá llegado hasta a 7 millones de vehículos del grupo, equipados con motores de gasolina turboalimentados de baja cilindrada e inyección directa. ¿Por qué están los fabricantes de coches comenzando a montar filtros de partículas en motores de gasolina? Todo se debe a un estudio realizado por el TÜV-Nord en 2013, con el punto de mira centrado en el downsizing.

Este estudio demostraba que la emisión de partículas en suspensión – PM2,5 y PM10 – en motores turbo de baja cilindrada se había disparado. Aunque emitían menos dióxido de carbono, en algunos casos emitían hasta 1.000 veces más partículas que los atmosféricos coetáneos. Este informe levantó ampollas, y como podemos ver, esas ampollas están siendo tapadas con la misma tecnología que los motores diésel equipan ya desde hace una década. Una tecnología efectiva, pero problemática y con problemas de fiabilidad a largo plazo.

Obstrucciones que dan pie a visitas al taller, supresiones ilegales de los FAP, etc. El escenario no es tan negativo en los motores de gasolina, ya que la mayor temperatura de los gases evitaría problemas con la regeneración de estos filtros de partículas – que de por sí recibirían una cantidad de partículas inferior a la de un turbodiésel moderno. Sea como fuere, es más tecnología, más componentes, que redundarán en un ligero encarecimiento de los vehículos, que será por supuesto repercutido al cliente.

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