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Probamos a fondo el Jaguar F-Type V8 S Convertible Escándalo público

Ni siquiera llevo treinta minutos en la A7000 cuando mi Jaguar F-Type V8 S vuelve a ser interceptado por la Guardia Civil. Es la tercera vez que ocurre en cinco días, algo que comienza a ser preocupante… El caso es que, como en anteriores ocasiones, no he infringido ninguna norma de circulación. La razón es sencillamente que el F-Type hace demasiado ruido… que es un escándalo público. Puedes dar un paseo a 50 ó 60 kilómetros por hora que los escapes braman un sonido tan atroz, con continuos petardeos, que se oye a kilómetros a la redonda. Ese crepitar pone en alerta a las patrullas cercanas y, cuando finalmente te ven aparecer, es el turno del consabido control rutinario…

Charlar con la Guardia Civil no se convierte en nada incómodo: incluso resulta divertido. Las respuestas las sé de memoria. Estoy trabajando, tiene un V8 de cinco litros con 495 CV, alcanza 300 km/h –aunque no he superado los 120 reglamentarios–, cuesta poco más de 115.000 euros, y los escapes cumplen la normativa de ruido. No sé cómo es posible, pero es así.

Con el beneplácito de la benemérita para continuar, decido parar a tomar un refresco en la fuente de la Reina… Sentado en la terraza del bar no puedo dejar de pensar que el F-Type encarna a la perfección el concepto más puro de cómo debe ser un buen deportivo: motor delantero-central, biplaza, tracción trasera, descapotable con techo de lona y un diseño de exquisitez inglesa.

[ap_widget_especificaciones]Motor V8, 5 litros sobrealimentado
Potencia 495 CV @6.500 rpm
Par máximo 625 Nm @2500-5500 rpm
0-100kmh 4,3 seg
Velocidad máxima 300 km/h
Peso 1.665 kg
Precio 115.370 €
[/ap_widget_especificaciones]
[ap_widget_valoracion estrellas=5]Puntos positivos
  • – Belleza
  • – Sonido de los escapes
  • – Precio

Puntos negativos

  • – Prepárate para ser «cliente preferente» de la Guardia Civil. Querrán ver tu F-Type…

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[ap_neumaticos_michelin neumatico=pilot-super-sport]
[ap_michelin centrado=si]

Pero no es un F-Type más… diría que es “El F-Type”. La unidad que nos han cedido para la prueba cuenta con el motor V8 de 495 CV, aderezado con un llamativo color “rojo salsa” y unas exquisitas llantas de 20 pulgadas con detalles en fibra de carbono. Cumple a la perfección todas las premisas del canon de un deportivo. Esta noche podría ser épica en Puerto Banús.

Un diseño sensual que recoge el testigo del E-Type, el que fuera calificado por Enzo Ferrari como “el coche más bello de todos los tiempos”. Con semejante calificativo de “Il Commendatore”, el desafío de sucederle resulta enorme e intimidante. El resultado es que el Jaguar F-Type es uno de los vehículos más bellos del momento. Ha reencarnado sus formas, poniéndola al día con soberbia pasión e interesantes aditamentos.

El diseño es, probablemente, la gran obra maestra de Ian Callum desde que “fichase” por Jaguar en 2009. El británico estaba pasando por una etapa sin pena ni gloria, después de trazar las líneas del Aston Martin DB7 de 1994 o del Vanquish de 2001. Además, resulta inaudito que el Jaguar más bonito de los últimos años sea el primer modelo desarrollado íntegramente bajo el usufructo de los indios de Tata Motors.

A juzgar por las fotos que nos han hecho en Colmenar, y las apreciadas sonrisas de sus habitantes, este Jaguar gusta y mucho. Levanta expectación y entusiasmo. Con una anchura de casi dos metros, su presencia y silueta es más propia de un superdeportivo… La parrilla con el ya clásico “diseño Jaguar” está escoltada por dos tomas de aire con forma de branquias de tiburón que permiten una correcta refrigeración del sistema de frenos.

Faros rasgados, un alargado capó con abultamientos longitudinales y dos agallas… La zaga se merece todos nuestros respetos: han instalado un gran spoiler retráctil, aletas anabolizadas, cuatro tubos de escape –en la versión V8– que conseguirán dejarte sin respiración y unos pilotos afilados con una esbelta silueta en LED. Un deportivo desbordantemente escultural. Un felino con todas las de la ley…

Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que su principal rival –el Porsche 911— pasa desapercibido con los años. Más de lo mismo. El F-Type trae savia nueva al segmento con su distinción british. Además, su mejor baza es el precio: los 120.000 euros que hay que pagar por hacerte con las llaves del V8 de 495 CV son pocos si tenemos en cuenta que su equivalente en términos de potencia, el 911 Turbo Cabriolet, es 80.000 euros más costoso. Algunos dirán que, dinámicamente, el de Stuttgart está un escalón por encima. No lo niego, pero este Jaguar tiene un encanto y unos alicientes que no consigue igualar el alemán… Con eso, sigue siendo 20.000 euros más económico que un Carrera S Cabriolet… ¡que tiene 95 CV menos!

La A7000 es el destino que hemos elegido para esta prueba; una recóndita carretera de montaña que conecta un pueblecito llamado Colmenar con la ciudad de Málaga. Apenas tiene tráfico y el asfalto está en perfecto estado. Es una carretera abrumadora. El seco paisaje se torna en hectáreas de encinas para dar paso a un denso bosque de pino carrasco… y culmina con unas maravillosas vistas de la costa malacitana y el Mediterráneo.

Presiono el pulsador de la llave y los tiradores retráctiles de las puertas se despliegan para dejarme acceder al habitáculo. La primera impresión al contemplar los semibaquet y los cinturones de seguridad a juego con la carrocería es bastante sugerente. El interior tiene un diseño que cumple con creces las expectativas, aunque los acabados no están tan bien rematados como en un vehículo alemán. El sonido al cerrar las puertas lo delatan… o el tacto de algún control del salpicadero puede dejarte frío. Pero eso, es hilar muy fino.

A cambio, desdeña la apatía germana para ofrecerte multitud de detalles originales y deportivos, que se salen de lo común. Uno de ellos es el sistema de ventilación inteligente con salidas de climatización que emergen del salpicadero a demanda. Además, los mandos giratorios para regular la temperatura del climatizador incluyen pantallas integradas.

A bordo, la posición de conducción queda bastante distanciada de tu acompañante por el gran conducto central. Además, sientes estar algo elevado. De hecho, vas sólo dos centímetros más bajo que en el XKR-S. Hay un botón para hacer que los escapes suenen a gloria, una pantalla táctil de 8 pulgadas, interruptores acabados en mate y un sistema de iluminación que permite elegir diferentes colores dependiendo de nuestro estado de ánimo.

El volante de tres radios es gordito. Fijadas a él están las levas de cambio de color Ignis –un símil de bronce– a juego con el botón de arranque. Cuando lo pulso, el V8 toma vida con un bramido memorable. Doce segundos es el tiempo que tarda la capota en plegarse, un procedimiento que puede hacerse en movimiento a menos de 50 km/h. A partir de ahí, se suceden un torrente de emociones. Pisando a fondo el acelerador, el F-Type sale escupido dejando atrás una mezcla de olor a neumático y gasolina, seguido de un retumbar exaltado.

Mientras las curvas serpentean camino de Málaga, resulta placentero comprobar cómo no hay que ir a todo trapo para saborear el momento: puedes pasear a 60 km/h en segunda marcha que las sensaciones son fantásticas. Pensaréis que he perdido el norte… Pero lo cierto es que cada vez que ahuecas el gas aparecen unos preciosos petardeos que parecen no tener fin. Añádele a esto su condición de descapotable y no querrás bajarte nunca de él.

Pero no sólo es un coche para ir de paseo. Con casi 500 CV bajo el pie derecho, siempre podrás volatilizar cualquier tramo desierto de carretera. El propulsor que se esconde bajo el alargado capó es orfebrería de la buena: el mismo V8 que emplean los XFR-S, XJ Supersport o XKR. Denominado internamente como “AJ V8 Gen III” es básicamente una evolución del veterano V8 de origen Ford que también emplean algunos Aston Martin cuando ambas marcas compartían alcurnia.

Aunque existen opciones más accesibles en la gama F-Type con los propulsores V6 de 340 y 380 CV, este V8 es el tope de gama: cubica cinco litros, cuenta con compresor volumétrico, inyección directa y doble árbol de levas. Sus 495 CV parecen “contenidos” si tenemos en cuenta que el F-Type R Coupé está aderezado hasta los 550 CV, la misma cifra que ofrece el XFR-S. Hace el 0-100 km/h en 4.3 segundos y gracias a la sobrealimentación consigue una elevada cifra de par a cualquier régimen: 625 Nm entre 2500 y 5500 vueltas.

Otra recta asoma. Gas a fondo y otra alterada cacofonía nos vuelve a delatar. Escándalo público, pienso para mis adentros. Estos escapes suenan como la mejor de las mascletás valencianas. Apenas conozco coche alguno que ruja de forma parecida: el Mercedes SLS AMG o algún Ferrari… Aunque ninguno de ellos petardea tanto y claro… ¡valen dos y tres veces más!

No te voy a negar que el sonido es uno de los mejores alicientes. Recuerda a un coche de carreras de los sesenta. Por supuesto la melodía ha sido creada por los ingenieros de Jaguar en un intento por mantener viva la pureza de los antiguos V8. Pero se han pasado con los truenos y relámpagos… y eso me encanta. [Aquí tienes un vídeo con audio de los escapes]

Los escapes cuentan con unas válvulas que, al abrirse bajo carga desde 3.000 vueltas, emiten un sonido atronador. Las válvulas están situadas en la sección final de escape y son controladas electrónicamente. De forma que, con cada zapatazo, evitan el paso de los gases por el silencioso. Se nota que es un sistema muy trabajado. Han probado 85 melodías posibles y, tras muchas horas, han optado por la más perturbada. El sonido está realmente conseguido. Tanto entusiasmo ha despertado que los ingenieros de Lamborghini se han hecho con un F-Type al que están estudiando a fondo con el fin de copiar la técnica en los coches de Sant’Agata Bolognese.

A medida que desciendo hacia Málaga, enlazando el centenar de curvas que me separan de la costa, descubro que cada toque a una leva se traduce en una experiencia sensorial difícil de explicar. De serie trae una caja ZF con convertidor de par de 8 relaciones. Es la única opción posible y la han denominado «Quickshift” porque incluye un sistema de punta-tacón. Básicamente consiste en que cada vez que se produce un cambio de marcha, el propio sistema acompaña el proceso con un ligero toque de gas que aumenta las revoluciones del motor. De esta forma, permite mejores aceleraciones, cambios múltiples descendentes y se acrecienta el sonido en cada cambio.

El contundente bullicio de los escapes me hace creer que voy más rápido de lo que en realidad circulo, sin perder un ápice de comodidad. Se puede mantener una conversación con normalidad y la suspensión, aunque firme, logra un equilibrio muy conseguido, ya que analiza 100 veces por segundo los movimientos de la carrocería y adapta cada amortiguador al estado de la vía.

En modo normal, toma las curvas con cierta inclinación. Por eso, para sentirme cómodo en los virajes más rápidos selecciono el modo Dynamic con el interruptor que hay junto a la palanca de cambio. La dirección y suspensión se endurecen, el acelerador se vuelve más sensible y la electrónica permite mayor margen de deslizamiento.

Da mucho respeto aplastar el acelerador a tabla de forma continua. El motor tiene nervio y portento. Las recuperaciones de 80 a 120 km/h las realiza en 2.5 segundos. Los cambios son rápidos y, con cada zarpazo al gas, el ocho cilindros en uve te golpea los riñones. El F-Type V8 corre y mucho pero, además, es capaz de abordar cada curva con confianza. El chasis está sobradamente preparado: el eje delantero apoya de la forma que esperas y la dirección del F-Type es muy directa, rápida y afiliada. Aunque está asistida, se siente informativa, por lo que transmite confianza desde el primer minuto. Está muy bien puesta a punto.

De repente las laderas desaparecen y contemplo la costa de Málaga al fondo, con el mar abriéndose paso. Quedan pocos kilómetros para que termine la A7000, por lo que decido iniciar de nuevo el ascenso a los Montes. Ahora que me he hecho el cuerpo, parece factible olvidarse del ESP. Entonces, todo se torna en violencia…

Pisando a fondo el acelerador, las ruedas comienzan a derrapar más rápido que lo que el F-Type es capaz de avanzar, dejando atrás una nube de humo. Acelero en cada recta, saboreo el momento mientras los escapes hacen música celestial y contemplo por el retrovisor cómo el spoiler se despliega cuando cruzo la barreta de los 100 km/h, para ofrecer 120 kilos extra de apoyo. Freno con decisión ante cada curva que me precede, tiro un par de veces de la leva izquierda y me lanzo con fe al vértice. Así una y otra vez…

El F-Type V8 S frena aceptablemente. Cuenta con los discos freno de mayor tamaño jamás montados en un Jaguar de producción en serie: 380 y 376 mm delante y detrás respectivamente. El tacto de los frenos, sin embargo, me deja un sabor agridulce: por un lado son muy dosificables pero, por otro, se echa de menos más mordida y contundencia en el recorrido inicial del pedal… Hay que pisar con decisión para detener con contundencia al F-Type.

Salir de cada vértice es el momento más memorable. Gracias a ello, el F-Type proporciona unos niveles de diversión que apenas encontrarás en los deportivos actuales. Con tanto par, el eje trasero desliza a la salida de cada curva lenta, casi independientemente de la marcha y la velocidad a la que circule. Si toco el acelerador con decisión, la trasera comienza a deslizar de forma divertida y, siempre, sin comprometerte. Es realmente inquietante.

Me recuerda a un kart. Te subes a él y, sobre la marcha, te encuentras “contravolanteando”. Siempre noble y predecible. Es cierto que la zaga intenta sobrepasarte rápidamente, sin demasiada provocación normalmente. El diferencial, regulado de manera electrónica por el ESP, bloquea la rueda que desliza en exceso y envía la potencia al lado opuesto antes del desboque total. Hay diversión pero nunca complicación.

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El F-Type es realmente eficaz. Eso es gracias al eficaz chasis y a una distribución del peso óptima. El trabajo realizado con el aluminio ha sido excelente para conseguir un reparto de pesos del 50% en cada eje, un centro de gravedad bajo, poca distancia entre ejes y la reducción de la masa no suspendida. El monocasco de aluminio sólo pesa 261 kg. A él está anclado un subchasis delantero –también en aluminio–, y una suspensión de doble horquilla de aluminio forjado.

Treinta kilómetros más arriba me detengo en una ensanche de carretera. Me bajo del F-Type. El aroma de neumático y freno exprimido me recuerda lo divertido que ha sido este rato. Ojalá todos los días fueran así. Vuelvo a contemplar su belleza… y resoplo. Ufffffffff. ¡Quién pudiera hacerse con uno! El Jaguar F-Type V8 S Cabriolet es una máquina sensacional. Tiene una puesta a punto que supone el clímax para los sentidos de quien lo conduce, de quien detiene su mirada en él. Es un coche que ofrece un placer de conducción puro, sin vacilaciones.

Jaguar es esa señora que tiene un diamante escondido en el cajón. Ahora debe sacarlo a la calle. Lucirlo… Y que los clientes potenciales lo conozcan en primera persona, que lo conduzcan, contemplen con lujuria cada una de sus curva, cada detalle… ¡Y que oigan el crepitar de sus escapes! Es un coche que engancha como la peor de las drogas…

El Jaguar F-Type V8 S Cabriolet se merece nuestras cinco estrellas. Los cinco miembros del equipo de Diariomotor que hemos podido conducirlo nos hemos quedado prendados. Es un coche que marca, y que cuando lo aparcas, estás deseando volver a conducirlo… Señores de Jaguar, ¿les puedo enviar ya mi carta para los Reyes Magos?

Vídeo destacado del Jaguar F-Type

Imagen para el vídeo destacado del Jaguar F-Type Botón de play
Jaguar F Type 2020 1219 011
Logo de la marca jaguar Jaguar F-Type
  91.100 €

El F-Type encarna los valores de la Jaguar más clásica, con su habitáculo para dos personas, su cuidado diseño y una dinámica de conducción propia de los Jaguar más deportivos y prestacionales.

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