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Sandra West, una señora de Texas, lleva casi cuatro décadas enterrada en su Ferrari

Con mi coche al fin del mundo. ¿Quién no lo ha dicho alguna vez? Cambia tu coche por un Ferrari, y el fin del mundo por el camposanto en el que reposarás tras el día de tu deceso, y la historia es tan sorprendente como la que nos llega desde los Estados Unidos. Una señora acaudalada de Texas, Sandra West, casada con un magnate de la industria petrolífera, decidió que cuando llegase su día descansaría para la eternidad enterrada en su propio Ferrari. Y cumpliendo sus deseos, en 1977 se procedería a un atípico funeral en el que Ferrari y señora fueron enterrados en el cementerio Alamo Masonic, donde aún hoy en día reposan sus restos.

Al enterramiento acudieron más de 300 personas, la mayoría curiosos, que querían ver con sus propios ojos como se procedería con tan atípico enterramiento y funeral.

Tal y como publicaba Jalopnik, según la fuente a la que recurramos, el coche en el que habría sido enterrada varía entre un Ferrari 330 America (según el libro Strange but true tales of car collecting en Google Books) y un Ferrari 250 GT (según San Antonio Express News). Algunos comentan que falleció por una sobredosis de medicamentos, mientras que otros comentan que por los daños sufridos en un accidente de coche, también en un Ferrari. En lo que todos parecen coincidir es en el hecho de que, durante casi cuatro décadas, Sandra West ha reposado junto a su Ferrari en el Alamo Masonic Cemetery.

El coche, con Sandra West en su interior, sería enterrado en una caja gris que más tarde fue cubierta por cemento para evitar intentos de saqueo.

Las crónicas de la época (ver noticia de 1977 en Google News) aseguran que al entierro acudieron más de 300 personas, la mayoría curiosos, que querían estar presentes en tal acontecimiento y sobre todo descubrir de qué manera se procedería en un enterramiento tan atípico.

El coche sería enterrado en una caja gris con cerca de 6 metros de longitud, 3 metros de anchura y 2,75 metros de profundidad, junto a la tumba de su marido. La caja sería cubierta de cemento para evitar cualquier intento de saqueo. Las fotos puedes verlas en la galería de San Antonio Express News.

La pregunta que nos hacemos. ¿Quién sería capaz de pedir ser enterrado en su Ferrari? ¿Es una excentricidad o una petición tan respetable como cualquier otra?

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