Bravo, bravo y bravo. Bravo por los propietarios de exclusivos superdeportivos que los usan en el día a día, sin remordimientos porque su kilometraje ascienda y enormes facturas de mantenimiento consecuencia de ello. Ya hemos conocido a un abogado japonés de alto perfil que va todos los días a trabajar en un McLaren P1, para los fines de semana acudir con él al Fuji International Speedway o la fantástica Hakone Turnpike. Es hora de conocer a otro héroe, un británico que usa su Ferrari F50 como coche de diario.
Está claro que un coche como el Ferrari F50 es un coche para ser disfrutado. Desgraciadamente, muchos consideran al F50 la oveja negra de Ferrari, ya que sus prestaciones no eran comparables a las del F40. Pero como ya os hemos contado en un especial a fondo, fue el último Ferrari old-school, un vehículo a caballo entre dos tierras. Monocasco de fibra de carbono, motor atmosférico derivado de un V12 de Fórmula 1, una caja de cambios manual, y cero asistencias electrónicas. Cero concesiones a la comodidad. Un coche purista.
Y el protagonista de este vídeo lleva en su F50 a uno de sus hijos al colegio – imagina que tu padre te hubiese llevado en un Ferrari F50 a clase – e incluso ha llevado alguna vez a su perro al veterinario, como el Youtuber que le entrevista recrea en su pequeño vídeo. En el vídeo también intentan demostrar que es posible comprar en un supermercado con un F50, sin mucho éxito. Pero todo se nos olvida cuando escuchamos su maravilloso V12 de 4,7 cantar su melodía mecánica a pleno pulmón. ¡Qué maravilla!
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