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Williams acumula pérdidas millonarias tras su mejor campaña en años

Lo que son las cosas: en la Fórmula 1 actual poco importa si haces tu mejor temporada en años, que terminas debiendo todavía más dinero del que debías. Le pasa a Williams, que tras una temporada 2014 excelente, terminando terceros en el mundial de constructores, ha cerrado sus cuentas con unas pérdidas de más de 59 millones de euros, solo por parte de su equipo de Fórmula 1. Esto se debe a los costes desorbitados que tiene la F1 actual, pero sobre todo a los costes altísimos de la investigación y desarrollo para hacer nuevos monoplazas casi cada año, o cada dos o tres temporadas.

Es absurdo, por mucha Fórmula 1 que sea, tener que investigar, desarrollar, probar (lo poco que, además, se permite probar fuera de los simuladores) grandes novedades tecnológicas cada pocos años, y a la vez vender que todos los esfuerzos de los organismos competentes están de la mano en el camino de la reducción global de costes de la Fórmula 1. No solo me parece absurdo, sino un mentira, porque se sabe que cada año cuesta más estar en F1, que los equipos pequeños nacen con una espada sobre sus cabezas, y que cada vez hay más pilotos que traen un maletín, más que su talento con ellos.

Es cierto que hay que poner las cosas en perspectiva, y como sugieren en Autosport, «con el aumento de los ingresos de patrocinio tras la exitosa campaña de 2014, más los ingresos de los derechos comerciales, el equipo sigue siendo optimista sobre el futuro«. Sí, optimista, pero el aumento de costes, las inversiones necesarias para sobrevivir, sin más, siguen siendo desorbitadas. Y a cambio, los aficionados reciben horarios de madrugada, coches más lentos, menos ruidosos, más pequeños, y precios de entrada más caros, por no hablar de los derechos de TV, que prohíben la difusión en abierto, como ya todos sabemos, para el futuro a corto plazo. Se podría hacer, sí, ofreciendo en las televisiones dos horas de publicidad con una miniventana en la que se intuya una carrera de F1.

A veces, uno se pregunta por qué hay que prestar tanta atención a un deporte que, según el momento en que uno se fije, parece estar en una espiral de decadencia y en una agonía deportiva que llevamos años discutiendo. Porque, ¿quién recuerda un solo año, desde al menos hace 20, en que no se hable de la crisis de la F1?

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