Lo que la gente quiere es sentarse el domingo a ver una carrera de Fórmula 1, y divertirse de lo lindo. No hay más que hablar, es lo único que necesita la Fórmula 1 para atraer a más fans, consolidar a los indecisos y agradar a la vieja guardia de seguidores con más años de visionado que pelo en la cabeza. Y lo digo con todo el respeto del que soy capaz de atesorar en mi interior, claro. FIA, lo que la gente, tu público, quiere de verdad, es levantarse del sillón, sentir emociones, decir a un piloto «pero, ¿qué haces?» y aplaudir al que ha conseguido una hazaña. Queremos más sentimiento, y menos tecnología. Y os cuento por qué creo eso.
Fabricantes, haced el mejor coche posible (pero con limitaciones)
La Fórmula 1 es el pináculo de la tecnología (expresión que empieza a oler a moho) aplicada al automóvil y nadie lo niega. Y quiero que siga siéndolo siempre, es simplemente alucinante conocer una mínima parte de lo que supone para la tecnología tener un banco de pruebas tan radical. Pero ha de tener límites de algún tipo, y esos límites deben existir porque es un deporte en el que un humano ha de guiar el monoplaza y conseguir lo máximo. Si quisiéramos carreras de coches autónomos… pues bueno, en realidad no nos gustarían las carreras, sino la ingeniería y la simulación. Que sí nos gustan, pero no para un domingo con un buen aperitivo.
Un reglamento debe tener límites en cuanto a aerodinámica, motorización (¿por qué no meter caballos sin cesar, si no?), consumos (sí), y neumáticos, entre otras cosas. También debe tener límites a las sanciones y al intervencionismo de los comisarios. Los ingenieros de la F1 deben intentar encontrar lagunas en el reglamento y explotarlas en su propio beneficio. Se llama competencia, y quien no es capaz, que monte un Andrea Moda, o que se quede en la GP2. Si yo poseo un equipo, quiero a un Adrian Newey, que experimente y que se arriesgue.
Pilotos, pisad el pedal hasta la tabla y usad la cabeza (y lo que necesitéis)
A un piloto de verdad no le pidas que regule su pie derecho. Se convertirá en un piloto frustrado, o se formará para ser un hypermiller de competición, o peor aún: pilotos mediocres podrán acceder a la máxima categoría porque no son capaces de gastar el combustible (porque no son capaces de apretar de verdad, a fondo). Sí, se nota que me estoy encendiendo, pero es la pura verdad. Volviendo al tema, hay que dejar que sea el piloto el que tome ciertas decisiones, como la decisión de Hamilton de entrar a boxes en Silverstone. Rosberg reconoce que parecía errónea, pero fue ganadora. A Raikkonen le salió mal.
Una carrera de F1 por definición es una carrera al sprint, larga y exigente. Es grosso modo el doble de larga que una carrera en categorías inferiores, y las exigencias físicas de llevar un F1 al límite deben ser consecuentes con el aumento de categoría. Un piloto debe estar muy preparado para soportar físicamente la carrera, y también estar en forma mental para poder con ello, pero en el fondo todo se reduce a que sea el piloto el que exprima al máximo el coche y se deje la piel por arañar un punto, o ganar una carrera. Da lo mismo, el caso es que tiene que ser una competición que no se pueda igualar.
Al máximo, desde que se apaga el semáforo hasta que cae la bandera a cuadros. Y sin artificios (adiós DRS). Pedir a un depredador que pise flojito en la vuelta 2, es como pedirle a un leopardo que cace sin sacar las uñas.
Jefes de equipo, cerrad la radio
Poco que comentar sobre esto, pero si dejásemos que los pilotos tomasen las decisiones cruciales en carrera, tendríamos un gran espectáculo. En Silverstone, ante la lluvia, Lewis Hamilton decidió bien, y Kimi Raikkonen decidió mal. La F1 tendría mucha más emoción si fuesen los pilotos los que deben decidir cuándo hacer qué, sin más información que el vuelta a vuelta, sus tiempos y la diferencia con el perseguidor. Se demuestra esto cada vez que conocemos una decisión contra corriente de algún piloto, y eso gracias a que Raikkonen sigue compitiendo. Menos protagonismo para el equipo y los ordenadores, menos radio, más decisión para el piloto.
En resumen, cuanta más incertidumbre y más variables que puedan fallar, mejor espectáculo, pero del de palomitas. Basta de frenadas perfectas al decímetro, basta de instrucciones veladas desde boxes, basta de ahorrar combustible (¿alguien se ha planteado si recortando 5 vueltas cada GP se ahorra combustible, y cuánto?).
Estas son cosas que piden los aficionados.
PD: ¿Hace falta que diga qué carrera se define por la foto de portada?