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Historias del Dakar: la pillería de Schlesser, la furia de Masuoka y el triunfo de Jutta

Ayer contábamos una historia de rivalidad entre compañeros de equipo, hoy nos toca hablar de una historia de parejas. Posiblemente la de 2001 fue una de las ediciones del Dakar más antideportivas de la historia de la carrera y en esta ocasión las cámaras fueron testigo de ello, documentando cada momento de la rocambolesca historia entre Masuoka, Servià, Schlesser y la única ganadora del Dakar: Jutta Kleinsmichdt.

Se llegaba a la recta final de esa edición con el japonés de Mistubishi mandando en la clasificación general y tras una polémica suscitada con los pilotos del equipo Schlesser y la propia Jutta. La alemana (que tuvo una relación sentimental con el propio Schlesser) era acusada de no haber dejado pasar a Jean-Louis de haberle tendido una emboscada, pero sería días después cuando el propio piloto galo se tomaría la justicia por su mano.

Los dos buggies del equipo Schlesser urdían un plan. A pesar de que Masuoka había sido ganador de la antepenúltima etapa, tanto Servià como Schlesser se situaban en la línea de salida emparejados con el japonés de la firma de los tres diamantes. Masuoka se olía la estrategia que estaban intentando desplegar sus rivales y a pesar de que intentaba salir (un comisario se lo impedía), veía como eran Jean Louis y el propio Josep María los que terminarían entrando a la etapa primeros a pesar de ser conscientes de que penalizarían por no salir en su posición. Posteriormente ambos declararían que se habían equivocado, sin embargo, queda claro que se trataba de una estratagema.

Masuoka salía enrabietado. En pocos kilómetros daba caza a Servià, (el cual había pinchado tras sólo 10km y ser superado por Schlesser) y lo trataba de superar por el exterior, sabedor de que cada kilómetro en el polvo del catalán podía significar un segundo menos de ventaja en su carrera hacía conseguir su primer Dakar (posteriormente conseguiría los de 2002 y 2003). Dos toques en el eje trasero del Mitsubishi Pajero dejaban muy dañada el lado izquierdo y obligaban a parar a Masuoka mientras que el copiloto, Maimon, salía completamente enfurecido a la pista, su intención detener a Servià, al que habían superado unos kilómetros antes, para pedirle explicaciones. A duras penas Josep María conseguía esquivar al copiloto y continuar con su camino mientras que Maimon y Masuoka esperaban la ayuda del coche asistencia (pilotado por Fontenay) para tratar de reparar el desaguisado.

Schlesser ganaba la etapa con cinco minutos y medio de ventaja sobre Servià y 52 sobre Masuoka, algo que le daba el liderato de la general de coches a falta de una sola etapa. Sin embargo, Hiroshi no lo dudaba ni un segundo y presentaba una reclamación ante los comisarios por conducta antideportiva del equipo del francés. La rocambolesca situación no acababa ahí ya que el copiloto de Servià, Jean-Marie Lurquin, era agredido en el parking del hotel por uno de los mecánicos de Mitsubishi, algo que también acababa con una denuncia interpuesta.

Los comisarios aceptaban la reclamación de Masuoka y castigaban a Servià y Schlesser con una hora de penalización por la jugarreta de adelantarse en la salida (en esa zona no puede haber adelantamientos). Se ponía fin así a un Dakar muy polémico entre Mistusbishi y el propio Schlesser tras haber recibido otra hora de penalización (Servià había ayudado a Schlesser a pasar un control empujando con su buggy), haber reclamado que Mitsubishi no había pasado un WP (lo que significó 30min de penalización) y el tapón de Kleinschmidt a su ex-pareja en forma de revancha por un incidente similar sucedido en la Baja España Aragón de ese mismo año. Dicha penalización dejaba a Jutta como líder y la última etapa la coronaba como la primera mujer capaz de ganar un Dakar. La emoción de la germana sobre la arena del Lago Rosa sigue siendo la mejor imagen de posiblemente la edición del Rally-Raid más duro del planeta más antideportiva de su historia.

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