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Olivier Gendebien, la Écurie Francorchamps y el Ferrari oficial amarillo

A lo largo de la historia del automovilismo se han dado varios casos donde un Ferrari lucía colores que no fueran el rojo habitual tanto dentro como fuera de la Fórmula 1. Uno de los casos más curiosos es el del Gran Premio de Bélgica de 1961, cuando la propia Scuderia Ferrari inscribió un cuarto coche para la carrera, pintado de color amarillo. ¿El secreto? A pesar de la inscripción, el mantenimiento del coche con el que competiría Olivier Gendebien estaba a cargo de la Écurie Francorchamps, conocida como Écurie Nationale Belge entonces.

Desde mediados de los años 50, la Écurie Francorchamps era un equipo asociado a Ferrari y competían con sus coches tanto en el mundo de la resistencia como ocasionalmente en la Fórmula 1. No en vano su fundador, Jacques Swaters, era el importador de Ferrari en la zona de Benelux. De esta forma, la estrecha relación entre el belga y Enzo Ferrari quedaba patente en las actividades de carreras de Swaters, que siempre tenía a su disposición algunas unidades de coches oficiales.

La historia cuenta que en el Gran Premio de Bélgica de 1961, Il Commendatore cedió una de las unidades del revolucionario Ferrari 156 a la Écurie Nationale Belge. El trato inicial era disputar como mínimo dos grandes premios, en Bélgica y Francia aunque hay quien apunta a que el plan incluía más carreras. El caso es que por lo menos en Spa-Francorchamps habría un Ferrari amarillo con un piloto de casa a los mandos. De hecho, el coche estaba encuadrado dentro del equipo oficial.

Aún así, en la Fórmula 1 raramente existen los milagros y las situaciones ideales y en realidad, como en toda situación, había un elemento a tener en cuenta. El Ferrari número 8 de Olivier Gendebien era distinto a los de sus «compañeros», Phil Hill, Wolfgang von Trips y Richie Ginther. Los tres coches rojos llevaban un motor con una disposición de los cilindros -bancada- de 120º. Mientras tanto, el Ferrari amarillo usaba un motor distinto, con los cilindros dispuestos en un ángulo de 65º.

La diferencia entre ambos motores favorecía a los coches de Hill, Von Trips y Ginther, puesto que su propulsor era el que se había pensado para los circuitos más rápidos. Mientras tanto, Gendebien usaba un coche como el que el equipo había llevado al Gran Premio de Mónaco. La respuesta de ese coche era algo más agresiva pero además, tenía aproximadamente 10 caballos de potencia menos que sus rivales. A pesar de ello consiguió situarse en primera fila con el tercer mejor tiempo de las sesiones clasificatorias -en ese entonces los circuitos que lo permitían alternaban filas de 3 y de 2-.

En carrera, inicialmente el belga perdió algo de tiempo pero tras completarse el primer giro ocupaba ya la primera posición, haciendo vibrar a los aficionados locales. A pesar de su relativa falta de potencia, el Ferrari amarillo estaba plantando cara a los coches más competitivos. Así fue durante prácticamente un tercio de carrera, luchando con Phill Hill e intercambiando sus posiciones a menudo. A partir de la vuelta 10 y con la intervención de un Von Trips que también buscaba el triunfo, los dos pilotos más rápidos de Ferrari se escaparon.

Mientras Hill y Von Trips luchaban por la victoria -que se acabó llevando el estadounidense-, Gendebien intentaba defenderse de los ataques de Ginther. También estadounidense y amigo de Hill, Ginther tenía mucha menos experiencia y esa era la causa de que no hubiera sido capaz de seguir el ritmo de los dos hombres de cabeza. De hecho, había ido siempre «a remolque» y solo cuando Gendebien empezó a perder fuelle se juntaron ambos pilotos. La posibilidad de un podio local se respiraba en el aire.

Pero si el ritmo de Ginther se mantenía con una cierta estabilidad, el de Gendebien iba cayendo poco a poco. En 1960 ya se había subido al podio pero hacerlo con un Ferrari del equipo local era un sueño. Al final y a pesar de mantenerse a tiro de piedra de esa tercera posición, el ritmo de Ginther se impuso y los Ferrari rojos coparon el podio. Para Gendebien, la cuarta posición a 45 segundos de la victoria y 25 del podio era un resultado agridulce. Aunque por una parte se quedaba sin podio, por otra era un gran resultado y completaba un fin de semana glorioso para Ferrari.

Al final, la Écurie Nationale Belge -inscrita como Equipe Nationale Belge- decidió centrarse en otros proyectos y el Ferrari 156 con el motor de 65º quedó libre. En la siguiente carrera, el Gran Premio de Francia -otra vez en un circuito rapidísimo-, el coche fue a parar a manos de un novato, Giancarlo Baghetti. El piloto italiano realizaba su debut en una carrera puntuable para el campeonato del mundo… y ganó. Fue una carrera durísima con muchísimo calor y problemas técnicos para todos. Pero si un piloto con tan poca experiencia había ganado, ¿qué habría podido hacer Gendebien con el Ferrari amarillo?

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