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El Mundial de Rallyes: cuando se termina por encima de todo

Llega como puedas pero llega. En el Mundial de Rallyes, las victorias no se consiguen cuando cruzas la meta del último tramo. Los pilotos todavía deben pasar las inspecciones en sus coches y además llegar al parque cerrado por sus propios medios para poder respirar tranquilos y dar el trabajo por finalizado. Esto hace que seamos testigos de muchas imágenes que han pasado a la historia de la disciplina, como la de Thierry Neuville rellenando el radiador de su Hyundai i20 WRC con Cerveza Corona para conseguir el podio en el Rally de México de 2014 o un Daniel Elena discutiendo con la policía de ese mismo país en un perfecto español.

Hace unas temporadas que la Federación Internacional decidiera poner fin a imágenes como la de Marcus Grönholm en 2003 o Carlos Sainz en 2001, circulando con sus World Rally Cars por vías abiertas al tráfico con únicamente tres ruedas. La FIA incluyó una revisión en su reglamento deportivo que obligaba a que todos los coches rodaran sobre las cuatro ruedas, sin que ninguna de ellas tuviera el giro impedido. Y es que no se podía permitir volver a ver imágenes como la de Loeb perdiendo una llanta y partes de su Citroën Xsara WRC en medio de una carretera, tal y cómo sucedió en México 2004 y Acrópolis 2006.

Aun así, esta medida no ha erradicado por completo esta práctica, tal y como demostró Stéphane Lefebvre en el pasado Rally de Polonia al llevar el eje trasero de su DS3 WRC colgando de un hilo. El francés aprendió de su compatriota, veremos si también retiene otras cosas de sus antecesores en Citroën. Los promotores del Mundial han querido dar un repaso a algunos de los ejemplos que han sucedido durante estos años de vida del campeonato.

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