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Curiosidades F1: El rencor dura por lo menos diez años

Ganarse la apreciación y confianza de Enzo Ferrari nunca fue algo fácil. Tantísimos pilotos podrían hablar de situaciones delicadas con Il Commendatore: Niki Lauda, John Surtees o Jacky Ickx son sólo algunos de los ejemplos de pilotos que salieron «rebotados» de la Scuderia Ferrari tras tener discusiones con el fundador de la marca de coches más famosa del mundo y el equipo de carreras más conocido de la historia del automovilismo. Pero no es necesario haber formado parte de la «famiglia Ferrari» para poder tener problemas con Enzo.

Esto lo sabe muy bien Jackie Stewart, quien recibió una oferta de Ferrari en 1967 de cara a la temporada siguiente. El escocés tenía muy claro lo que quería y negoció para asegurarse el futuro. Enzo Ferrari parecía seguirle el ritmo y no aparentaba estar demasiado contrariado con las peticiones de su posible futuro piloto. Tras negociar todos los detalles del acuerdo, un apretón de manos parecía ser todo lo necesario para el acuerdo. El contrato se redactaría más adelante y entonces se podría firmar el esperado contrato.

Excepto por el hecho que la semana siguiente en una carrera de Fórmula 2, Stewart se encontró con Jacky Ickx -compañero suyo en la antesala de la Fórmula 1- y este le contó que le habían ofrecido el mismo sitio por el que había estado negociando. Enfadado por el descubrimiento, Stewart llamó a Maranello y canceló el acuerdo, consciente de que tanta política sería un problema para rendir en pista aunque por lo menos la falta de acuerdo acabó desembocando en la decisión de Ken Tyrrell de montarle un equipo al piloto para 1968. Este equipo se convertiría en Tyrrell…

En cuanto a Enzo Ferrari, jamás olvidó el desplante de Stewart y cuando este último probó todos los monoplazas de Fórmula 1 de la temporada de 1978 para la revista británica Autocar, se negó a prestar el 312 T3 que su equipo había usado ese año. «Si Ferrari no fue lo suficientemente buena para el Sr. Stewart hace diez años, no lo será tampoco ahora», sentenció el mandamás de la Scuderia. Estaba clarísimo que el «vecchio» no iba a olvidar semejante afrenta aunque uno debe preguntarse si lo que le ofendía era el «ataque» a su persona o a su equipo.

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