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Curiosidades F1: Mano de santo

Adrian Newey es uno de los diseñadores y en general hombres técnicos más laureados de la Fórmula 1. Puede que no tuviera aportaciones legendarias como Colin Chapman pero desde que entró en Williams en 1991 y hasta nuestros días en otras escuadras, el británico ha ganado todo lo ganable. Pero nadie empieza en la cima y Newey no es una excepción, llegando a la categoría reina por la puerta pequeña y después de pasar por los Estados Unidos con diseños en el campeonato IMSA y la CART en los años 80.

En realidad, Newey había pasado por la Fórmula 1 antes de irse hacia Estados Unidos. Su tiempo en Fittipaldi aprendiendo del gran Harvey Postlethwaite debió ser inspirador porque tras un breve paso por el equipo March de Fórmula 1, empezó a producir diseños ganadores en los certámenes norteamericanos. Uno de sus mayores éxitos fue el March 85C que ganó el campeonato en 1985, además de las 500 millas de Indianápolis. Curiosamente, este es el único coche de Newey en pisar Fiorano, cuando en Ferrari quisieron estudiar un paso a la CART.

Newey volvió a pasar brevemente por la Fórmula 1 en el equipo Haas-Lola pero no hubo tiempo de solventar nada en los pocos meses que pasó allí y el equipo dejó la categoría. Con sus lazos con March aún intactos, tras un año de nuevo en Estados Unidos llegó el momento de lanzar el ataque a la categoría reina. En March sabían del talento de Newey y tras un año con un solo punto en la Fórmula 1, querían que fuera él quien diera la vuelta a la situación. Así, el futuro campeón del mundo en la categoría de diseños creó el 881.

Fue mano de santo, puesto que el coche se mostró competitivo de inmediato. A pesar del no excesivamente potente motor Judd V8, el March 881 fue el coche atmosférico más rápido en recta en todos los circuitos, marcando una velocidad punta de 312 km/h en Hockenheim. Además, Ivan Capelli logró dos podios en los Grandes Premios de Bélgica y Portugal camino a la séptima posición en el campeonato. Esto era suficiente para que March terminara el año en sexto puesto en el campeonato de constructores.

Parecía que estaba todo listo para desafiar a los equipos grandes con la llegada de inversores japoneses y la compra del equipo por parte de Akira Akagi y su Leyton House, pero con más recursos en los equipos de cabeza la gesta fue imposible y los únicos puntos de 1989 se lograron con un podio… ¡aún con el 881-. En el verano de 1990 y con otro podio en su haber, en March se olvidaron de lo que había sido capaz de hacer Newey y este fue despedido. No tuvo que esperar demasiado para encontrar otro lugar… fue en Williams, donde prepararía un coche espectacular que acabaría arrasando en 1992.

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