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Curiosidades F1: Un campeón del mundo en un Ligier

El mundo de la Fórmula 1 es un lugar repleto de contratos donde usar según qué teléfono, coche de calle o cualquier objeto de una marca que «no toca» en público puede constituir una brecha contractual. No es ninguna sorpresa que en tiempos modernos los pilotos de la categoría reina se suban básicamente al coche del equipo con el que compiten y nada más, salvo alguna excepción como la de Esteban Gutiérrez, piloto de Haas en 2016 que probó con Ferrari. Pero en 1994, el campeón del mundo de subió a un coche de zona media…

Al terminar la temporada de Fórmula 1, el contrato entre Benetton y Renault para que los franceses proporcionaran motores al equipo del campeón del mundo en 1995 se hizo público entre gran revuelo. Los dos equipos más competitivos usarían los mismos motores y la batalla sería de pilotos y chasis. Mientras los pilotos de Williams ya conocían el carácter del V10 de Renault, Michael Schumacher había usado motores Ford V8 desde su debut. Para el año siguiente era importantísimo aprender a pilotar con el nuevo propulsor cuanto antes.

Para ello, Flavio Briatore contaba con un plan secreto que tenía toda la lógica del mundo. El italiano compró el equipo Ligier a finales de año para tener acceso a los motores Renault y en un test de post-temporada puso a Michael Schumacher a bordo del JS39B para que descubriera los secretos del V10 Renault -aunque en 1995 los motores iban a pasar de 3.500 a 3.000 centímetros cúbicos-. El alemán quedó satisfecho pero sobre todo pudo aprender un poco más del motor que sus rivales habían usado así como entender lo que él tendría el año siguiente.

Según las normativas de la FIA, Briatore no podía ser propietario de un equipo -Ligier- y dirigir otro -Benetton- así que vendió parte de la escuadra a Tom Walkinshaw, convirtiéndose el equipo francés en una especie de estructura B de Benetton. De hecho, Johnny Herbert saltó a Benetton para las últimas dos carreras de 1994 y todo el 1995 tras haber pasado una cita por Ligier. Curiosamente, el contrato de Benetton con Renault dejaba a Ligier sin los motores que habían usado el año anterior y que tan buen resultado habían dado.

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