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Análisis a pie de pista – Día 4: "La falsa lluvia, las quejas y un día poco útil"

Durante la temporada 2016, Pirelli tomó la perfectamente comprensible decisión de ir a varios circuitos a probar con tres equipos para preparar los nuevos neumáticos para 2017. Uno de los viajes les llevó al Circuit de Barcelona-Catalunya, donde una de las jornadas tuvo la presencia de la lluvia. Ello resultó en quejas abiertas de Pirelli, que cargó contra el hecho de probar en España, alegando que allí podía llover y ello descolocaba sus planes de test… a pesar de la evidente necesidad de mejorar su producto de agua, como se demostró en el Gran Premio de Brasil. Por lo visto en el día de hoy, no se aprende.

La decisión «polémica» de la primera semana de pruebas era la de «regar» el trazado con varios camiones cisterna para simular condiciones de lluvia. Esta idea tiene varios problemas, empezando por unas condiciones atmosféricas de viento y temperatura que poco tienen que ver con las que se encuentran en condiciones de lluvia real. Otros asuntos cuestionables son el malgasto de agua -aunque en el caso de hoy venía de un pozo de agua no potable- y el hecho que la pista se seca a una velocidad de aúpa. Pirelli insistía en probar en lugares como el Yas Marina, donde por cierto el pasado domingo estaba diluviando.

Si la Fórmula 1 hubiera estado en Yas Marina, habría llovido y se habría probado los neumáticos de agua -o no- y el resultado habría sido algo ridículo. Por otra parte, lo que tuvimos hoy no es mucho mejor. Un circuito anegado de agua… durante apenas diez minutos. El agua se evaporó con una facilidad pasmosa y en pocos minutos los equipos usaban unos neumáticos intermedios que en una vuelta empezaban a mostrar señales evidentes de desgaste. Un fiasco en toda regla por parte de todos los implicados y una verdadera pena para la Fórmula 1, que pierde un día de rodaje en seco que habría podido aprovecharse mucho más.

Decimos que el día no se ha aprovechado lo suficiente porque a lo largo de la mañana los equipos han rechazado rodar hasta el punto que en un momento Force India comentaba por sus redes sociales que estaban esperando a que se secara la pista para poner a Sergio Pérez en pista. En definitiva, no había ninguna intención de perder el tiempo en detalles menores como rodar sobre pista mojada. Pirelli lo necesita pero los equipos no están por la labor. No hay consenso y los pilotos aceptan que es un gasto de energía inútil. Lewis Hamilton no rodó -problemas eléctricos, claro-, Sauber puso en pista a Antonio Giovinazzi y Red Bull centró sus esfuerzos en Max Verstappen.

Incluso Kevin Magnussen dijo en una de sus ruedas de prensa que él mismo había decidido no rodar el jueves, pensando que no tenía ninguna utilidad. No gusta rodar en condiciones de mojado y aunque es necesario, no hay consenso. Debería haberlo. Es necesario que lo haya para que el producto de la firma italiana sea lo suficientemente competitivo como para evitar situaciones como las que se han vivido en los últimos años cuando la lluvia ha hecho acto de presencia. ¿Cómo puede hacerse? Una forma es probar como lo hicieron a principios de 2016 en Paul Ricard, con los aspersores.

Pero la mejor y más evidente es… aprovechar los días que llueve. Si en Barcelona lloviera cada día que se rueda, sería un problema. Pero, ¿para qué quejarse cuando es imperativo poner a punto un producto que debe probarse en condiciones reales para que los datos sean fiables y relevantes? Una incongruencia que sorprende a muchos y que se ha vivido de forma demasiado evidente esta semana. Una pista mojada, poco rodaje relevante -sobre todo cuando había agua- y una pista demasiado fría como para seguir trabajando en lo que se había hecho el día anterior con más temperatura.

Un esfuerzo «noble» pero inútil, aparentemente. Hay que desear que Pirelli haya obtenido muchos datos y que todo ello sirva para mejorar los neumáticos de lluvia extrema -los intermedios no parece que se vayan a beneficiar demasiado de lo vivido- pero los equipos no han colaborado lo suficiente en apoyar una decisión de Pirelli que por otra parte tampoco ha sido muy acertada. En lo deportivo, Kimi Räikkönen fue el más rápido del día, quedándose a un segundo del mejor tiempo de un Ferrari en estas pruebas. El finlandés dejó con los neumáticos blandos al siguiente piloto a nueve décimas.

Max Verstappen volvió a demostrar en condiciones de agua que sigue teniendo manos en estas situaciones y otros competidores como Jolyon Palmer y Romain Grosjean aprovecharon para lucirse en un día donde la pista no siempre ayudó. Tampoco ayuda a seguir intentando entender lo que se ve en pista el hecho que Mercedes sufriera problemas eléctricos -en teoría- y que Valtteri Bottas no pasara de un tiempo de minuto y veintitrés segundos. El cuarto día de pruebas no tuvo duelo entre los dos equipos que han dominado la pretemporada hasta ahora pero sigue existiendo la incógnita, que guardamos hasta la próxima semana.

Quienes guardaron los coches antes de hora fueron Williams y Toro Rosso. Los primeros sufrieron una «Strollada» al accidentarse el canadiense ayer y dañar el monocasco, que debe ser reemplazado. Llegará a tiempo para la semana que viene pero no lo podía hacer para hoy. En Toro Rosso tuvieron problemas en su propulsor por tercera vez en lo que va de semana y ya empiezan a plantearse serias dudas sobre los sistemas de refrigeración del coche italiano. Nada por lo que entrar en pánico aún pero sí algo que debería ser monitorizado… quedan muchas dudas por resolver aún pero cuatro días para seguir descubriendo los misterios.

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