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Johan Kristoffersson no deja ni las migas en una Gymkhana GRiD en la que los Solberg completaron el podio

Ha sumado 11 de 12 victorias esta temporada y ha llevado a su palmarés el segundo título intercontinental del World RX. Hace mucho que Johan Kristoffersson ha dejado de ser ese gigantón sueco que pilotaba para Marklund Motorsport y que consiguió su primer triunfo en Montalegre ante la sorpresa de todos. El piloto de PSRX y de Volkswagen Sweden ha crecido mucho desde entonces deportivamente, hasta dejarnos lo que en la actualidad es todo un devorador de competiciones que no perdona ni tan siquiera el triunfo en la reunión anual de la Gymkhana GRiD.

Aprovechando que el final de temporada del World RX se disputó hace solo una semana en Ciudad del Cabo, los pilotos del equipo sueco decidían un año más involucrarse en la competición de Monster Energy que se desarrollaba en esta ocasión en Johannesburgo antes de regresar el año que viene de nuevo a Europa. Los Solberg, tanto padre como hijo, Ken Block con su ya famoso Hoonicorn V2 o Daigo Saito al volante del Lamborghini Murciélago que modificó para competir en Drift. Estaban casi todos, pero brillaron los de siempre, especialmente en el caso de Kristoffersson que se llevó finalmente la victoria por segundo año consecutivo.

Le acompañarían en el podio los dos representantes de la familia Solberg, destacando especialmente la actuación de Oliver Solberg, que con el Citroën Xsara WRC con el que compitió su padre en la primera de sus temporadas como privado en 2009. Poco podría hacer el joven noruego para estar en la final frente a los escandinavos del World RX, siendo finalmente el Volkswagen Polo R Supercar de Kristoffersson, apodado cariñosamente como Wilma, el que se llevaría el triunfo, dejando una vez más a Petter con la miel en los labios.

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