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La visita de la IndyCar a Texas acaba en chatarra

Sólo nueve coches vieron la bandera a cuadros de la Fireguard 600, la cita de la IndyCar Series en Texas Motor Speedway. Y de ellos tan sólo seis lo hicieron completando las 248 vueltas previstas. Como cualquiera con dos dedos de frente al conocer estos datos se puede imaginar, la carrera estuvo plagada de accidentes que diezmaron la parrilla y en esas circunstancias quien se llevó el triunfo fue un piloto a priori especialista en ruteros que cuenta ya con seis victorias en óvalos, Will Power. Fue su segundo triunfo del año.

En clasificación había que tener un motor Honda. Y preferiblemente un coche de Ganassi. Los ocho primeros en parrilla portaban un propulsor de la marca japonesa y tres de los cuatro primeros fueron pilotos de Ganassi, imponiéndose quien más tarde salió a pista, Charlie Kimball. Una grata sorpresa. De todos modos la pole significaba poco. Todo el mundo se temía que se fuera a rodar en pelotón y así fue. Y encima la mecánica dejó tirado a Kimball en los compases iniciales.

En esas circuntancias los accidentes ocurren. Primero cayeron Alexander Rossi, desplazado por dos Ganassi hasta perder el control, y Helio Castroneves. Luego llegó un ‘big one’ a lo NASCAR, con seis coches fuera de carrera (Hinchcliffe, Aleshin, Vautier, Jones, Muñoz y Hunter-Reay) y algún otro como Carpenter retrasado. La culpa fue de Tony Kanaan, que se tocó con Hinchcliffe, siendo sancionado. Pero la cantidad de banderas amarillas permitió al brasileño terminar volviendo a la vuelta del líder.

Encima los neumáticos fallaron esta vez. Un reasfaltado de Texas derivó en problemas de blistering en las gomas Firestone, ante lo cual la IndyCar optó por sacar banderas amarillas en el último tercio de carrera para curarse en salud. Y a ellas se sumaron las provocadas por el accidente de Josef Newgarden, muy agresivo por el exterior, y Takuma Sato, que buscando una nueva victoria pisó hierba y se cargó a Scott Dixon. Esta fue ya definitiva.

Los Penske se comportaron mucho mejor en carrera que en clasificación y ello dio una oportunidad de oro a Will Power, en cabeza durante prácticamente 130 vueltas. Segundo, para enfado de medio paddock, fue Tony Kanaan, seguido de Simon Pagenaud, Graham Rahal y la enorme sorpresa de la noche: Gabby Chaves y Harding Racing acabaron quintos. Marco Andretti fue el último coche en la vuelta del líder, siendo séptimo un Conor Daly que se vio implicado en el accidente final. Ante la carnicería vivida en Texas, Dixon y Sato se clasificaron dentro del Top Ten.

Ello permite que Scott Dixon se mantenga en cabeza del campeonato por delante de Simon Pagenaud y Takuma Sato. Hasta siete pilotos se encuentran separados por 49 puntos (Castroneves, Power, Rahal y Newgarden) antes del parón con motivo de las 24 Horas de Le Mans. La IndyCar Series regresará a la acción dentro de dos semanas en Road America.

Foto | IndyCar Series

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