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Profecías, deseos y desengaños. Edición 2017

El reciente campeonato de Fórmula 1 prometía ser de lo más interesante tal como me atreví a pronosticar a inicios de este año ya que, según mi criterio, Mercedes se presentaría como un equipo vulnerable debido a importantes cambios que sucederían en su entorno con respecto a temporadas anteriores. Sin embargo, la desastrosa gira asiática de la escudería Ferrari resultó un evento imposible de vaticinar, de hacerlo no estaría aquí compartiendo estas líneas sino en Las Vegas apostando. Toda vez que la marea ha bajado, considero que es buen momento para repasar algunos artículos cuyos argumentos fueron expuestos y debatidos junto a los habituales comentaristas de la página, mucho antes de los desenlaces, particularidad que me llenó de cierta satisfacción ya que algunos de los análisis propuestos se materializaron.

Arriesgué mi opinión señalando que en esta temporada tanto Ferrari como Renault serían adversarios de peso para Mercedes. Que ningún piloto de Toro Rosso estaría con el equipo en 2018. También que Max Verstappen pasaría a ser el Toro Alfa de Red Bull Racing. El recurrente desastre de McLaren-Honda, ahora junto a Zak Brown. Lewis Hamilton y Sebastian Vettel en su carrera particular por acumular registros mientras dejan atrás récords que parecían inalcanzables; y de la agonía de las trayectorias de Kimi Räikkönen y de Fernando Alonso en la categoría, únicos sobrevivientes de la clase 2001.

Sustenté mi apuesta personal por las opciones de Ferrari y de Renault porque estimé que Rory Byrne y Bob Bell, experimentados diseñadores, presentarían propuestas interesantes para intentar poner fin al predominio Mercedes. El Ferrari SF70-H inició la temporada en la cima, en tanto el R.S.17 lo hacía desde mitad de la tabla, ambos conceptos lucían muy bien logrados, pero algo en el equipo galo no pareció engranar desde el inicio. Pensé erróneamente que el tiempo y los recursos invertidos por Renault para afrontar este campeonato serían suficientes para inquietar a escuderías como Force India, Williams y Toro Rosso, pero simplemente bastó observar la actitud y advertir las declaraciones de Cyril Abiteboul para caer en cuenta de que la ventaja de ser una escudería oficial no sería aprovechada bajo ninguna circunstancia durante su gestión. Lo de celebrar en Abu Dhabi que superaron en puntos a equipos como Haas y Toro Rosso, que renunciaron temprano a sus desarrollos para enfocarse en el 2018, no dejó dudas de la deficiente organización interna, sin mencionar el lapso de espera por Jolyon Palmer y las discusiones públicas con Helmut Marko por el tema fiabilidad. En este punto considero que desde hace un buen rato viene germinando una lucha interna de poderes para desplazar a Abiteboul de la jefatura de Renault.

En cuanto a Ferrari, es poco lo que se debe añadir. Una muy buena temporada de Sebastian Vettel hasta la gira asiática. Singapur, Malasia y Japón fueron escenarios donde los resultados fueron adversos. Un choque, un problema en el motor que le obligó a salir último y una bujía defectuosa, respectivamente, contribuyeron a inclinar la balanza hacia Lewis Hamilton, quien a decir verdad fue el mejor piloto de la temporada al ganar en nueve ocasiones y además acumular cuatro segundos lugares. Para destacar el ambiente de Ferrari y el mantener la discreción desde la pretemporada hasta el final. Salvo Sergio Marchionne, nadie en la escudería italiana propició el festín mediático que tanto agrada a la prensa amarillista y que mucho daño suele causar en las entrañas de los equipos.

Por otra parte, era predecible la no continuidad de Carlos Sainz Jr. y de Daniil Kvyat en Toro Rosso ya que jamás ningún piloto del Red Bull Junior Team permaneció por más de tres temporadas en Faenza. Además, el factor Max Verstappen detuvo cualquier esperanza de ascenso. Es cierto que esta temporada Daniel Ricciardo sumó más unidades que el holandés, pero a estas alturas ya luce innegable que Max Verstappen asumió el liderazgo dentro de Red Bull y a su edad se proyecta como presente y futuro de esta Fórmula 1.

Mi apuesta por Max Verstappen como nuevo líder de Red Bull

La temporada 2017 también significó el punto final de la alianza McLaren-Honda, un proyecto condenado al fracaso desde el principio por muchos factores. Ahora no vale la pena regodearse en aquellas razones por las cuales consideré que desde el primer año esta nueva reunión de viejos conocidos no llegaría a ninguna parte. Para 2018 cada elemento habrá tomado un camino distinto, McLaren con Renault y Honda con Toro Rosso, y se confirmará entonces de cuál lado estaban las deficiencias. Será la evaluación que requiere Zak Brown para su gestión como jefe de McLaren ya que deberá asumir su responsabilidad si las cosas no resultan como lo han venido anticipando en los predios de Woking.

El pasado campeonato además presentó la novedad del arribo de Valtteri Bottas a la escudería Mercedes para ocupar el lugar que tenía Nico Rosberg. Nunca esperé que el finlandés llegara al equipo creyéndose el sucesor del campeón cuando ni siquiera había ganado una carrera. La apuesta de Mercedes fue la correcta ya que el equipo alcanzó ambos cetros y Bottas, como era de esperarse, en ningún momento enturbió el ambiente plateado. Antes de iniciar la temporada opiné que el mayor desafío que enfrentaría Bottas sería desligarse rápidamente del efecto Barrichello, y pareció lograrlo en parte tras ganar en Rusia, pero poco a poco se fue amoldando al estereotipo de segundo piloto y bajo ese signo terminó su temporada.

También este año Lewis Hamilton y Sebastian Vettel se presentaron como aspirantes al título. Una década ha transcurrido y alguno de los dos pilotos ha finalizado primero o segundo en cada uno de los campeonatos disputados desde entonces. En 2017 ambos prosiguieron su ascenso hasta la cima de los registros históricos de la Fórmula 1. Hamilton ahora ostenta cuatro títulos, marcha segundo en victorias y en podios, pero este año se hizo con el récord de poles. Hamilton y Vettel ahora poseen el mismo número de títulos, al igual que Alain Prost, y luce predecible que en 2018 tanto el inglés como el alemán vayan por los cinco cetros de Juan Manuel Fangio y en las próximas temporadas por los siete de Michael Schumacher, posiblemente ubicándose ambos en los dos primeros lugares de los récords más destacados.

Este año Sebastian Vettel firmó su renovación con Ferrari hasta finales de 2020 y es casi seguro que Lewis Hamilton pacte con Mercedes un gran contrato que pasará a ser un referente en la Fórmula 1. Por lo visto, es más que probable que Hamilton y Vettel se repartan los títulos que están por venir ya que sus escuderías exhiben un nivel superlativo en el presente ciclo de la categoría. Quedará en la generación de Max Verstappen, Esteban Ocon, Charles Leclerc y compañía; asumir el protagonismo cuando Hamilton y Vettel decidan alejarse de la acción, aunque ese escenario parece estar relativamente lejos. En tal sentido, hace algunos meses realicé un artículo para todos aquellos que pierden su tiempo utilizando los medios para exteriorizar sus amarguras y frustraciones en sus predecibles intentos por minimizar u ocultar que este par de pilotos pasarán a la historia como los más grandes de la Fórmula 1 contemporánea.

Por otra parte, al fin se materializó el retiro de Felipe Massa tras permanecer quince años en la categoría, no sin antes indicar que anhelaba permanecer otra temporada en Williams. El veterano brasileño había sido objeto de varios homenajes y muestras de afecto el año pasado al anunciar que no competiría más, pero el inesperado retiro de Nico Rosberg originó una situación muy particular que forzó la permanencia de Massa. Contraste significativo, mientras Rosberg se retiró con dignidad, como suelen hacerlo los grandes, Massa hizo lo contrario. La actitud del brasileño, similar a la de jenson Button cuando le informaron que no sería titular esta temporada, resulta desagradable por el hecho de aferrarse al pasado para intentar quedarse en la Fórmula 1, negando en todo momento que el tiempo ha dictado sentencia. Pero aún peor es advertir en sus declaraciones que tanta experiencia es necesaria para los equipos y otra serie de argumentos para sostener que los pilotos veteranos son indispensables.

La ley de la vida suele pasar factura y nadie se salva, de allí que sea insufrible observar a los pilotos con más temporadas a cuestas negarse a aceptar el indetenible paso del tiempo. Kimi Räikkönen y Fernando Alonso son los únicos sobrevivientes de su generación, ambos debutaron en 2001, y aunque alcanzaron el título de la Fórmula 1, mucho tiempo ha pasado de eso. Entiendo que Ferrari tiene una deuda moral con Räikkönen y que Zak Brown pretende ganar dinero con la imagen de Alonso, pero lo cierto es que cada año que transcurre no se hacen más jóvenes, en realidad nadie lo hace, de allí que luzca un tanto desesperante los vanos intentos de tales pilotos por reverdecer sus días de glorias, cuando sus máximas aspiraciones sean simplemente aproximarse a Rubens Barrichello y sus 323 participaciones.

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