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Que la estrategia no tape el ritmo. Crónica del GP de Australia 2017

El silenzio stampa de Ferrari y los buenos tiempos en pretemporada hacían presagiar una mayor igualdad en lo más alto del Mundial de Fórmula 1. La gran pole de Lewis Hamilton nos hizo dudar. Pero lo visto este domingo en Albert Park deja claro que los hombres de Maranello están como para luchar de tú a tú con Mercedes. Se ganó por estrategia, sí, pero porque el ritmo mostrado por Sebastian Vettel llevó al límite a Mercedes.

La salida fue limpia y se mantuvieron las posiciones al menos en lo que respectaba a los cinco primeros. Pero la clara diferencia con años anteriores fue ver que Lewis Hamilton no logró irse con facilidad de Sebastian Vettel. Los cínicos opinaban que se trataba de un juego. Pero quien jugó fue Vettel, permitiéndose el lujo de alejarse un par de segundos cuando quiso conservar neumáticos y volverse a pegar cuando el británico se quejó del exceso de temperatura en sus gomas.

Al parecer la decisión fue de Lewis Hamilton, que no podía dar crédito cuando tras parar su equipo le anunció que de cara a conservar el liderato era imperativo adelantar a Max Verstappen en pista. Lo que ya sonaba terrorífico en 2016 se convirtió en imposible unos meses más tarde. Albert Park no es un circuito en el que sea fácil adelantar, pero con estos coches más anchos y de mayor carga aerodinámica, aún menos. Ferrari clavó el momento en el que Sebastian Vettel debía parar y tras seis vueltas de pista libre salió justo por delante de su improvisado aliado, Max Verstappen. Game over para Mercedes y fiesta en Maranello.

A Valtteri Bottas y Kimi Räikkönen habrá que juzgarles más adelante. En su primera carrera como piloto de Mercedes el finlandés se limitó a cumplir. Apretó a Vettel en la salida y tuvo su opción de acercarse a Hamilton. Pero de Kimi poco se puede decir. No estuvo cómodo en la primera parte de carrera y sólo cuando montó el compuesto blando su ritmo fue comparable y hasta superior al de los hombres que tenía delante. Claro que para entonces el pastel ya estaba repartido.

Por ahora Red Bull no está. Max Verstappen influyó en el resultado final, pero nunca pudo optar a nada más que el quinto puesto final al tiempo que su compañero Daniel Ricciardo completaba un fin de semana horrible con dos problemas de fiabilidad independientes. También Williams tuvo un coche en puntos y otro fuera de carrera. Felipe Massa obtuvo su mejor resultado en 15 carreras al finalizar sexto, mientras que Lance Stroll tuvo un debut de pesadilla: plano en la salida, cambio de neumáticos adelantado y problemas de frenos con excursión incluida.

Entre ellos podía haber estado Haas, como hace doce meses, pero la fiabilidad se cebó con el equipo estadounidense, que no vio meta con ninguno de sus coches. El motor dejó fuera de carrera a Romain Grosjean cuando rodaba séptimo y Kevin Magnussen se complicó la vida al comerse el piano de la curva 3 en la primera vuelta e impactar con Marcus Ericsson. Un pinchazo le retrasó y de todos modos tuvo que abandonar a pocas vueltas del final con problemas de suspensión.

Un escalón por debajo pero a un nivel similar se mostraron Toro Rosso y Force India. Y casi se puede decir que la experiencia fue un grado. Sergio Pérez mostró el mejor ritmo de carrera de los cuatro y fue de los pocos hombres capaces de adelantar en pista, con una bonita maniobra por el exterior a Carlos Sainz. Luego al madrileño le tocó ceder posición a Daniil Kvyat, que alargó muchísimo su parada (muestra de que los ultrablandos se quedan cortos), intercambiándose de nuevo posiciones los Toro Rosso a poco del final.

Esteban Ocon por su parte fue el mejor de los menos expertos (ya que no es un debutante al uso…) y limó las grandes diferencias con Pérez mostradas el sábado. Al francés le tocó lidiar con Fernando Alonso y finalmente vio su oportunidad cuando la suspensión del McLaren dijo basta. Aún así, dadas las circunstancias, hay que destacar el debut de Antonio Giovinazzi, 12º tras no rodar más que en una sesión de entrenamientos libres.

¿Y McLaren? Mejor de lo esperado desde luego. Pero todavía insuficiente. Al final los dos coches sufrieron problemas de fiabilidad, aunque no estuvieran directamente relacionados con el motor: Stoffel Vandoorne se quedó muy pronto sin información en el tablero electrónico de su volante y Fernando Alonso terminó abandonando con una avería en la suspensión. El coche es más lento que a finales de 2016 en comparación con la cabeza y encima siguen sin poder ir al 100% por falta de autonomía. Y Albert Park no es el peor trazado para ellos, así que echémonos a temblar ante la que se viene en China y Bahréin.

Foto | Scuderia Toro Rosso

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