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¿Por qué se han hundido las ventas de coches eléctricos en Dinamarca?

Las ventas de coches eléctricos o, mejor dicho, con alguna suerte de electrificación y enchufables, comienzan poco a poco a despegar en Europa. El conjunto de coches eléctricos e híbridos enchufables incrementó sus ventas en un 30% en el entorno de la Unión Europea en el primer trimestre del año, en comparación con el mismo periodo del año anterior. En Dinamarca, uno de los países que ha abanderado la electrificación del automóvil, sus ventas se han hundido un 60,5%. Un hecho sorprendente, si tenemos en cuenta que en su país vecino, en Suecia, han repuntado cerca de un 80%. Recordemos que las ventas de coches eléctricos en Dinamarca llegaron a ser tan importantes, que en un año Tesla llegó a vender 2.738 coches.

Tal y como publicaba Bloomberg estos días, las ventas de coches eléctricos en Dinamarca no dejan de caer. Y el gran problema lo encontramos en las exenciones de impuestos que se habían practicado hasta hace poco o, mejor dicho, en su desaparición.

De los 2.738 Tesla que se matricularon en 2015, pasamos a 176 ventas en 2016. Y la razón no es otra que la desaparición de una exención de impuestos que algunos temían haría que el precio de un Tesla Model S llegase, incluso, a triplicarse (Forbes).

En 2015 llegaron a matricularse 2.738 Tesla en Dinamarca, mientras que en 2016, eliminadas algunas de las exenciones fiscales de las que gozaban los coches eléctricos, las ventas cayeron a 176 unidades

Dinamarca ha gravado a los coches con motor de combustión interna vendidos en el país con impuestos que suponían hasta el 180% del precio del coche. El precio de un Volkswagen Golf en Dinamarca arranca cerca de los 30.000€, según el cambio actual de la corona danesa con respecto al euro. Un Volkswagen Golf GTI supera los 63.000€, de nuevo según el cambio actual de la corona danesa. Un Volkswagen Passat bien equipado, con motor diésel de 240 CV, o gasolina de 280 CV de potencia, está cerca de las 600.000 coronas suecas, por encima de los 80.000 euros. Cuando un Tesla Model S arrancaba en las 650.000 coronas suecas antes de que se eliminaran las exenciones de impuestos.

En 2015, Dinamarca se propuso eliminar progresivamente las exenciones que durante años beneficiaron a los coches eléctricos. Y fue entonces cuando, eliminada la gran ventaja competitiva de estos, sus ventas comenzaron a caer.

No es de extrañar que, con estas cifras, se hayan abierto diferentes debates. El primero, acerca de la justicia de unas exenciones que efectivamente pueden contribuir al desarrollo de una movilidad sostenible. Aunque se haya constatado de que el momento dulce para el coche eléctrico habrá llegado cuando sea competitivo en igualdad de condiciones. El segundo, acerca del sentido que podría tener aplicar incentivos fiscales tan importantes a modelos que, como en el caso de Tesla, no dejan de ser coches de lujo.

Dinamarca ha iniciado la eliminación progresiva de exenciones fiscales a los coches eléctricos, en un país en el que el precio de un coche con motor de combustión interna podía estar gravado con impuestos por valor de hasta el 180%

Por otro lado, aún habría que abrir un tercer debate. ¿Tiene sentido que un coche eléctrico goce de las mismas exenciones fiscales que un híbrido enchufable?

Basta viajar por las carreteras danesas para contemplar cómo estas han sido conquistadas por automóviles híbridos enchufables, que gracias a las exenciones fiscales se situaron en precios altamente competitivos con respecto a otras versiones de esos mismos modelos equipadas con motor de combustión interna y sin electrificación, ni capacidad para recargar sus baterías. Coches que, aún contando con la capacidad para recorrer decenas de kilómetros sin consumir combustible, también podrían circular gracias a su motor térmico disfrutando de esas mismas exenciones.

Sea como fuere, lo único importante en estos momentos es reconocer el hecho de que Europa tiene que plantear cómo afrontar la llegada del coche eléctrico y la conveniencia del apoyo institucional, que por supuesto va más allá de aplicar exenciones fiscales. Y es ahí donde países como España tendrán que beneficiarse del ejemplo de países como Dinamarca y Noruega.

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