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Buenas y malas noticias: el regreso del motor rotativo está cerca, pero no será como más nos gustaría

¿Por qué nos gustan tanto los motores rotativos? Porque sin duda son motores que encajan perfectamente en la filosofía de un coche deportivo, pequeños, con unas prestaciones muy altas para su tamaño, capacidad para rodar a regímenes de revoluciones muy altos y, no solo deleitarnos con su sonido, sino sobre todo disfrutar al máximo cada marcha engranada. Desde el punto de vista de la ingeniería, el motor rotativo es sencillamente una genialidad. Lo es por conseguir un rendimiento alto con un número inferior de piezas a un motor de pistones, con un tamaño compacto. Pero a pesar de sus virtudes, también existe una lista de inconvenientes importantes, tan importantes que hoy en día podrían considerarse insalvables. Pero tenemos buenas y malas noticias para ti. El regreso del motor rotativo está cerca, pero por desgracia no será como nos gustaría, ni como lo habíamos recordado.

Buenas noticias: Mazda no ha abandonado el desarrollo de rotativos, ¿pero los veremos en la calle?

La noticia que conocíamos estos días, y que apuntaba a dos nuevas patentes de Mazda referentes al motor rotativo, nos recordaba que los de Hiroshima no han abandonado una de las tecnologías que inexorablemente todos asociamos a Mazda. Si tuvieras que explicar a alguien la historia y el funcionamiento de un motor rotativo estoy convencido de que serías incapaz de hacerlo sin mencionar a Mazda.

Mazda habría registrado unas patentes que, no obstante, no significan que esta tecnología haya recibido luz verde para llegar a un coche de producción. Pero sí que podemos acercarnos bastante a la única y más que probable salida que se dará a la tecnología de Félix Wankel.

¿Por qué no volveremos a ver motores rotativos tal y como los entendíamos hasta ahora?

Un motor rotativo, tal y como lo conocíamos, no sería posible según los estándares de eficiencia y emisiones modernos

Pese a sus virtudes, los motores rotativos siguen pecando de tener demasiados inconvenientes que, hoy en día, probablemente hagan inviable su regreso. Al menos tal y como los conocíamos hasta hace no tantos años. La naturaleza de un motor rotativo, con un rotor con forma de dorito girando, conlleva ciertos problemas en lo que respecta a la eficiencia térmica, el consumo de aceite que entra en la cámara de combustión por sus necesidades de lubricación y una combustión que en términos de eficiencia es mejorable y que, como consecuencia de ello, hace que los motores rotativos estén muy lejos de cumplir con los estándares de eficiencia y cuidado medioambiental modernos.

¿Y cómo será el motor rotativo que pronto podríamos ver en un coche moderno?

Asumiendo el gran problema de las emisiones, una posible alternativa de motor rotativo sería la de aquel que no emita gases contaminantes. Y el motor rotativo ha demostrado ser una opción más que interesante para aplicaciones en las que se prescinda de gasolina, y esté alimentado por hidrógeno, a diferencia de motores tradicionales de pistones. Mazda ya hizo sus pinitos presentando un prototipo basado en esta tecnología.

El motor rotativo muy probablemente sería la alternativa perfecta para un motor que trabaje como extensor de autonomía de un propulsor eléctrico que trabajaría como motor principal

La segunda alternativa sería precisamente aquella en la que se requiera un motor de combustión extremadamente compacto y ligero, siendo este su principal requisito, en tanto ese motor no estará concebido para la propulsión del automóvil. Y esa alternativa es precisamente la que exploraban las últimas patentes de Mazda, la de emplear el concepto de motor rotativo en un motor que trabaje únicamente como extensor de autonomía, para recargar unas baterías que a su vez suministrarán energía a un propulsor eléctrico que será el motor principal del automóvil.

La gran ventaja de esta aplicación está en que los mayores inconvenientes del motor rotativo podrían salvarse. Con la tecnología de construcción de motores moderna pueden resolverse, o al menos mitigarse en su mayoría, problemas como la estanqueidad del motor. Tampoco se requeriría que el motor trabajase en rangos de revoluciones muy altos, sino constantes. Y la eficiencia conseguida trabajando puntualmente para recargar una batería, y no como motor principal, y aprovechando el rendimiento de un motor eléctrico, sería más que suficiente para hacer que fuera viable a tenor de los estándares de eficiencia y emisiones que nos encontramos en la industria del automóvil en estos días.

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