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Por qué Tráfico puede y debe hacer mucho más para resolver el problema de la siniestralidad en carretera

Sin duda alguna ha sido la noticia del día. La Dirección General de Tráfico anuncia un plan de medidas, de urgencia, para combatir la siniestralidad en carretera. Recordemos que, tras más de una década de descenso en el número de fallecidos mortales, en 2016 repuntaron las víctimas con respecto al año anterior, con 1.160 fallecidos en las carreteras y más de 5.000 heridos de diversa consideración. Una situación como esta, que por otro lado se esperaba pudiera producirse por la reducción de la inversión en infraestructura de los últimos años, y el aumento del tráfico, entre otras causas, exigía de medidas urgentes, pero sobre todo efectivas. Y ciertamente nos congratulábamos de que el foco de este Plan de Tráfico 2017 no fuera únicamente la persecución del infractor, y el afán recaudatorio, sino sobre todo la mejora de la educación vial y la revisión de las infraestructuras (ver las 15 medidas del Plan de Tráfico 2017) con una inversión extraordinaria de 11,7 millones de euros. ¿Pero es suficiente para atajar el problema?

No son únicamente estadísticas, es un problema realmente grave

Los accidentes de tráfico son la principal causa de fallecimiento entre los jóvenes españoles

Es cierto que, desde aquellos años noventa en los que cada año fallecían más de 5.000 personas en accidentes de tráfico en vías urbanas e interurbanas (en 1993 fallecieron un total de 6.378 personas en accidentes de tráfico en ciudad y carretera), la situación ha mejorado significativamente. El desarrollo de las infraestructuras en España, el salto cualitativo que ha experimentado la seguridad de nuestros coches y la mejora de la cultura de la seguridad vial, en ocasiones impuesta por la persecución de las infracciones, han contribuido a que durante 13 años descendiese el número de fallecidos significativamente, y las cifras actuales sean muy inferiores a las de comienzos de los años noventa.

Lo vergonzoso, quizás, es que en España, como en buena parte de los países de lo que denominamos el mundo desarrollado, los accidentes de tráfico sean la principal causa de fallecimiento entre los jóvenes. Y por muy bien enfocadas que puedan estar las medidas, ¿es todo lo que podemos hacer?

11,7 millones de euros es una cifra similar a la invertida en cuñas publicitarias por la DGT en 2014 y una cantidad ridícula comparada con los miles de millones de euros que supone el coste social de los accidentes de tráfico, o que nos costará el rescate / nacionalización de las autopistas de peaje en quiebra

El Plan de Tráfico 2017 supondrá una inversión extraordinaria de 11,7 millones de euros. Una inversión ridícula si tenemos en cuenta los más de 5.000 millones de euros que costaría el rescate / nacionalización de las autopistas de peaje en quiebra. Una inversión aún más ridícula si tenemos en cuenta que 11,7 millones de euros es el coste de construir apenas dos o tres kilómetros de autovía.

Eso no es todo. El coste social de los accidentes de tráficos, es decir, el coste derivado de la atención – incluida la sanitaria – a todo tipo de víctimas se ha llegado a cifrar en varios miles de millones de euros. La OCDE publicaba un informe en 2015 que revelaba que el coste social total de los accidentes de tráfico en 2013, cuando fallecieron 1.680 personas y fueron hospitalizadas 10.086, ascendió a 9.640 millones de euros que, desglosados, supondrían cerca de 4.190 millones de euros en las hospitalizaciones, 3.140 millones de euros en la atención inmediata a los heridos y 2.310 millones de euros para las víctimas mortales.

Os daremos un último dato no menos revelador: 11,7 millones de euros es prácticamente la misma cantidad que invirtió la Dirección General de Tráfico en su campaña de seguridad vial en 2014 (ver artículo en el BOE Nuestro de cada día). Según las cifras de 2014, la Dirección General de Tráfico recauda cada día cerca de 1,5 millones de euros en concepto de multas y sanciones por trámites administrativos.

Con lo cual, insistimos en que Tráfico ha puesto bien el foco en los aspectos que han de mejorarse, las vías convencionales, los puntos negros, los tramos de especial peligrosidad, y la cultura de la seguridad vial. Pero estaréis conmigo, una vez más, en que 11,7 millones de euros es una inversión ridícula para un plan tan necesario, y ambicioso, como el que pretende poner freno al incremento de fallecidos en carretera que se produjo el pasado año.

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