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Tecmovia

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Th!nk City, a prueba: una curiosa experiencia de conducción eléctrica

Ayer arrancábamos Tecmovia con la publicación de la primera parte de la prueba del Th!nk City, un pequeño utilitario eléctrico, perteneciente a una clase de eléctricos en vías de extinción. En vías de extinción al no estar basados en utilitarios o compactos de producción y por tener una tecnología algo más desfasada que las ofertas más recientes. En la primera parte os hemos hablado de su diseño y de su habitabilidad, apta para dos personas y con unas calidades interiores francamente mejorables.

El Th!nk City mide 3,14 metros de longitud, 1,66 metros de ancho y 1,60 metros de ancho. Básicamente, es un pequeño cubo con ruedas y una batalla de sólo 1.970 mm. Sin embargo, a pesar de lo que pueda parecer, es un coche pesado: la balanza marca 1.358 al subir el Th!nk City. La causa son las pesadas baterías de sodio y níquel Zebra Z36 situadas bajo el piso del coche. Su capacidad total es de 28,3 kWh pero sólo son útiles 23 kWh de la capacidad total, de cara a mantener una cierta durabilidad en el tiempo de la batería.

El motor tiene una potencia de 63 CV y un par motor de 190 Nm desde las cero rpm, pero la batería hace de cuello de botella y la potencia máxima efectiva es de 46 CV. La velocidad punta del Th!nk City es de 110 km/h, y no se ha comunicado el tiempo de aceleración hasta los 100 km/h, aunque no es inferior a los 20 segundos. Con la capacidad de 23 kWh, su autonomía es de 160 km en condiciones idóneas, aunque puede caer hasta 90 km si empleamos neumáticos de invierno y el calefactor eléctrico.

El consumo medio según ficha sería por tanto de 14,4 kWh/100 km, un valor que es correcto, aunque mejorable teniendo en cuenta sus prestaciones, tamaño y habitabilidad. El motor eléctrico propulsa las ruedas delanteras, y funciona con una tensión nominal de 371 voltios. Uno de los inconvenientes es el tiempo que tarda en cargar la batería, son 10 horas con un enchufe de 220 voltios a 16 amperios. Otros eléctricos son capaces de recargarse en menos tiempo. El cargador se almacena bajo el maletero.

Sólo tiene una marcha, y el motor invierte su funcionamiento al seleccionar la marcha atrás, con lo que podríamos superar los 100 km/h marcha atrás, cosa que tampoco recomendamos. El coche va sentado sobre ruedas Michelin Energy Saver de medidas 165/65 R14, de baja resistencia a la rodadura. La suspensión delantera es independiente de tipo McPherson, la trasera es un eje rígido con resorte helicoidal. Tiene frenos de disco delanteros, pero en el eje trasero monta sólo tambores.

Rápido y muy ágil en el tráfico urbano

Aunque el Th!nk City no sea un coche avanzado, es ideal para el tráfico urbano. Por lo pronto, gracias a su motor eléctrico y sus «escasos» 46 CV. Aunque su potencia sea baja, la entrega es inmediata, el par motor nos deja pegados al asiento y hasta los 40 km/h absolutamente nadie será tan rápido a la salida de un semáforo. Es curiosa la cara con la que se quedan los taxistas al ver «despegar» a «ese coche sin carnet». Es realmente una aceleración intensa que nos deja pegados al asiento.

La caja de cambios se controla de igual manera que la de un coche automático, con las mismas posiciones: P, R, N, D y E. En este caso la E es un modo Eco en el que la retención es mayor cuando levantamos el pie del acelerador y la respuesta del acelerador está algo amortiguada. Es el modo ideal para la ciudad, y para intentar conservar la carga de la batería. Un detalle que diferencia a los eléctricos de los coches con motor térmico es la gran retención del freno motor al soltar el acelerador.

Esta retención recarga las baterías mediante la frenada regenerativa, haciendo en muchas ocasiones innecesario el uso del freno de servicio, con el consiguiente alivio para los discos y pastillas de freno, cuya vida se extiende mucho en un coche así. Por el tamaño del coche es muy ágil en el tráfico y a la hora de callejear por zonas del centro de Madrid que son bastante estrechas. La visibilidad desde el interior del coche es muy buena, también hacia atrás por lo estrecho de sus pilares.

Aparcar es también un juego de niños, podemos dejar el coche en huecos realmente pequeños. No obstante, nunca nos olvidamos que estamos en un cascarón bastante pequeño y poco aislado. No recuerdo un coche de las dos décadas pasadas donde se perciba tanto el sonido del motor del limpiaparabrisas o en el que se sienta con tanta claridad los sonidos del exterior del coche. Aún así, el tarado de la suspensión es cómodo para circular por ciudad y la dirección tiene una mínima asistencia.

Es asistencia electrohidráulica mínima, con lo que puede costar algo de esfuerzo maniobras en parado, pero nada del otro mundo.

No apto para vías rápidas

La velocidad punta del Th!nk City es de 110 km/h, pero le cuesta horrores pasar de los 95 km/h. Es posible rozar los 110 km/h de marcador, pero sólo en bajadas o tras muchísimo lanzamiento en llano. Cuando hay repechos normalmente la velocidad baja hasta los 80 o 90 km/h en función de la pendiente. Es por ello que no lo hemos sacado de vías más rápidas que la M-40 madrileña. La sensación que el coche me ha dado en ese tipo de vías y a unos 100 km/h es de fragilidad y vulnerabilidad.

Quizá es por no estar acostumbrado a conducir coches eléctricos pequeños, pero no me sentía cómodo. El aislamiento del exterior es muy bajo, escuchamos perfectamente a los demás coches y a partir de unos 80 km/h el aire se cuela por algunas rendijas, aúlla y forma pequeñas turbulencias. Por fortuna el coche es pesado y no se mueve de su trayectoria ante baches o juntas de dilatación. Por su capacidad de aceleración es mejor quedarse siempre en el carril derecho a unos 90 km/h.

Las incorporaciones no suelen suponer un problema, pero a partir de unos 70 km/h la capacidad de aceleración ha mermado de manera notable. A velocidades elevadas la autonomía también se resiente de manera clara. En nuestro caso, conseguimos realizar unos 110 km con el 65% de la carga, lo que tampoco es un mal dato en absoluto, habida cuenta que fue un día lluvioso y no nos cortamos con el acelerador. La autonomía máxima teórica es de 160 km en un ciclo mixto NEDC.

ABS y dos airbag para protegernos de la dinámica

Es un coche con una seguridad muy básica. Su carrocería es de plástico, pero hay elementos deformables metálicos de seguridad debajo, por lo que tampoco deberíamos preocuparnos en ese sentido. No obstante, la única seguridad activa del coche es el ABS, no monta ESP de serie. Creo que es básico en cualquier coche, y más en un vehículo de casi 1.400 kg y menos de dos metros de batalla. Es un coche al que no vamos a poner en apuros, pero por fortuna no resulta nervioso o inquieto al buscarle las cosquillas.

Próximamente hablaremos de sus rivales, precio, etc.

En Tecmovia: Th!nk City, a prueba (I)

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