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Navegadores [estado de la tecnología del automóvil]

Aún recuerdo con nostalgia aquellos tiempos en que antes de salir de viaje nunca podía olvidarme de aquellos clásicos mapas de carreteras divididos por provincias y comunidades, tiempos en los que el acompañante aún no se había convertido en un mero pasajero abandonando su imprescindible rol de copiloto que nos iba «cantando» cuando debíamos coger la siguiente salida de la carretera o tomar una intersección. Por no hablar de la conducción por ciudades desconocidas. Hoy en día nuestro trabajo al volante ha quedado relegado a la mera acción de girar el volante y pisar acelerador y freno. Antaño se trataba de una auténtica gymkhana de orientación urbana, donde el conductor debía de tener todos los sentidos alerta.

La nostalgia sigue, pero ni por asomo echaré de menos aquella época. Por suerte y aunque los despistes sigan siendo inevitables, los avanzados sistemas de navegación GPS de hoy en día nos permiten llegar a nuestro destino a tiempo obteniendo la ruta más corta, evitando atascos, pasando por la gasolinera más cercana y demás funcionalidades avanzadas. Si no llegamos a tiempo a nuestro destino por que nos hemos perdido, la culpa ya nunca más sera nuestra por carecer de sentido de la orientación, a partir de ahora qué mejor cabeza de turco que el navegador para echarle la culpa por no haber sabido orientarnos bien (nótese la ironía).

Los navegadores portátiles: la democratización del GPS

Probablemente el punto en que se democratizó la tecnología de los navegadores fue aquel en el que se lanzaron los primeros equipos de navegación portátiles. Garmin, Navigon, TomTom y otros fabricantes ofrecieron una alternativa relativamente asequible a los carísimos navegadores integrados que hasta hace tan sólo unos años eran comunes únicamente en vehículos de alta gama. Hoy en día los navegadores portátiles tienen cada vez más funciones y más avanzadas, pueden conseguirse por apenas 50€, siendo habitual que incluso nuestros teléfonos móviles ya dispongan de su propio sistema de navegación.

Así como por arte de magia el navegador ha pasado de ser un caro sistema integrado sobre el salpicadero para que prácticamente cada ciudadano, y en muchas ocasiones sin que este se haya percatado, vaya todo el día con un navegador GPS en su bolsillo.

Funciones avanzadas, del plano urbano y las páginas amarillas al GPS conectado a internet

La efectividad del navegador GPS conectado a internet aprovechando las cada vez más extendidas conexiones 3G de nuestros teléfonos móviles, permiten que dinámicamente y sobre la marcha el navegador nos avise de incidencias en la ruta: atascos, tráfico lento, cortes, accidentes, obras, obligatoriedad de circular con cadenas por nevada. La potencia de su cartografía nos permite recalcular el viaje por una ruta alternativa de forma que nuestra llegada al destino se demore mínimamente.

Otras funciones interesantes como buscar el restaurante o el hotel más barato, las gasolinera más cercana en la que nos interesa repostar con un precio ajustado (importantísimo teniendo en cuenta la escalada de precios actual).

Los últimos sistemas de navegación incluso incorporan funciones sociales que nos permiten interactuar con Facebook, Twitter y demás.

Real como la vida misma: mapas a vista de pájaro y realidad aumentada

Poco a poco incluso aquellas cartografías de los navegadores primigenios van siendo relegadas por la realidad y la realidad aumentada. Google nos deleitaba con su sistema de navegación para Android basado en las imágenes reales tomadas a vista de pájaro para su servicio Google Maps. Incluso esta tecnología ya habría quedado anticuada y desfasada con el desarrollo de lo que coloquialmente se ha denominado como realidad aumentada.

La realidad aumentada sustituye los mapas convencionales por imágenes reales del entorno en el que nos estamos moviendo. Básicamente su funcionalidad más importante es la de mantener nuestra concentración en la carretera y sobretodo mostrarnos con efectividad el rumbo a seguir, puesto que las indicaciones se muestran directamente sobre las imágenes de la carretera y las calles por las que nos movemos.

También es cada vez más habitual la presencia de sistemas que proyectan información sobre el parabrisas y que nos pueden mostrar las indicaciones visuales sin que desviemos la mirada de la carretera. En un futuro ideal la combinación de sistemas de proyección de información en el parabrisas y realidad aumentada lograrán que nuestros navegadores se integren con el propio entorno que nos rodea de forma que la experiencia de la conducción sea más placentera y segura si cabe.

Eléctricos: Nunca te quedes sin energía

Lejos de ser un mero equipo ajeno a nuestro automóvil, el navegador se ha integrado cada vez más con la tecnología y el propio estado de nuestro vehículo. Hasta ahora una funcionalidad habitual del navegador era la de buscar la gasolinera más cercana cuando el depósito alcanzaba la reserva y estaba a punto de agotar su combustible. La posibilidad de quedarnos sin energía en un eléctrico es mucho más cercana, puesto que su autonomía se ve reducida considerablemente respecto a un vehículo con motor térmico.

Cada vez son más habituales también los sistemas que aprovechan la cartografía del navegador para advertirnos de los puntos de recarga más cercanos y evitar que nos salgamos del rango de autonomía de nuestro automóvil de forma que no nos quede energía en las baterías y no podamos regresar a ningún punto de recarga cercano en el que «repostar».

El navegador del futuro no te guía, te lleva a tu destino

Hasta ahora hemos hablado de los equipos de navegación GPS como esos sistemas que nos guían para llegar correctamente hasta nuestro destino. En el futuro su funcionalidad irá mucho más allá, el navegador se convertirá en nuestro propio chófer privado capaz de llevarnos asistida o semi-asistidamente hasta nuestro destino sin que nosotros, como pseudo-conductores, apenas tengamos que intervenir.

El vehículo autónomo ya no es una utopía, de hecho se han llevado pruebas bastante satisfactorias al respecto. De hecho la posibilidad de un automóvil que se desplaza sólo y sin intervención humana alguna es algo tecnológicamente posible y factible. Los únicos inconvenientes, que no son pocos ni de importancia menor, son los que respectan a la legislación que debería permitir que un coche circulase sólo, los estándares que debería adoptar no sólo el vehículo sino también las carreteras por las que circulase y las dudas que siguen despertando los sistemas que asisten las maniobras que hasta ahora eran responsabilidad de los humanos.

Por otro lado la conducción es una tarea con una gran carga de responsabilidad y sometida a imprevisibles sucesos externos que pueden requerir una intervención de emergencia: conductores que se saltan un semáforo, peatones que cruzan sin mirar, un animal que atraviesa la carretera inesperadamente… Los equipos de detección y actuación ante situaciones de emergencia también son comunes e incluso ya se han incorporado en muchos utilitarios urbanos. Pero, ¿quién mejor que un conductor experimentado y bien entrenado para salir de un apuro en carretera?

Fotografías: General Motors | Google Maps | Tom Tom | WikiTude
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