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Los tanques de GLP deberían ser como intestinos, no como bombonas [video]

Las ventajas del GLP frente a la gasolina son numerosas y conocidas, empezando por el coste por kilómetro y continuando por un funcionamiento más suave y silencioso, una previsible mejora de la longevidad mecánica así como un nivel de emisiones inferior, especialmente de partículas y óxidos de nitrógeno. Dicho esto, uno de los inconvenientes a los que nos enfrentamos a la hora de convertir cualquier coche de gasolina a GLP es un problema de volúmenes.

¿Y si el tanque fuera un larguísimo «intestino», que pudiese ocupar todo el fondo del coche?

El tanque GLP, necesariamente de alta presión, no puede tener aristas, por lo que su forma cilíndrica encuentra una muy difícil ubicación en el volumen (esencialmente cúbico) de un coche. Ocupa un montón de sitio, porque no encaja bien. Parece mentira que la solución pueda ser tan sencilla, pero ¿y si el tanque fuera un larguísimo «intestino», que pudiese ocupar todo el fondo del coche?

Tal vez deberíamos empezar por aclarar por qué un tanque a presión no puede tener la misma forma que un tanque de gasolina, con paredes más o menos planas y aristas algo redondeadas. La razón es que el gas se encuentra a una presión mucho mayor que la atmosférica (a diferencia de la gasolina) y tiende a empujar constantemente hacia fuera a las paredes del recipiente. Si las paredes fuesen planas, tenderían a abombarse y si tuviese aristas, se produciría una importante concentración de tensiones en ellas, con tendencia a romperse «por las costuras». La única forma posible es esférica o cilíndrica, pero siempre redondeada.

A partir de aquí, la idea es tan sencilla y el vídeo tan explicativo que resulta innecesario aclararlo más. Es cierto que el tanque intestinal obligaría a elevar ligeramente el suelo del coche, con lo que este modelo imaginario tendría que ser diseñado desde el primer momento para quemar GLP. Esto significa que una adaptación así sería imposible, porque ese espacio no está disponible en un gasolina convencional.

Tal vez no esté lejos el día en que veamos el primer coche con intestinos llenos de gas

Puesto que la popularización de este combustible sólo es notable en unos pocos países del mundo, parece lógico que las marcas todavía no se atrevan a vender mundialmente coches a GLP que no sean gasolina bi-fuel con un pequeño tanque más o menos encajado en lugar de la rueda de repuesto o en un sitio similar. Un pegote, vamos. Así las cosas, sólo un incremento sustancial de la demanda mundial de este combustible daría lugar a una apuesta tan inequívoca por parte de las marcas.

Con todo, teniendo en cuenta las ventajas económicas y ambientales que plantea este combustible licuado, tal vez no esté lejos el día en que veamos el primer coche con intestinos llenos de gas.

Más de uno se sentirá identificado.

Fuente: Jalopnik
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