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Tesla se enzarza con el N.Y.Times por supuestas falsedades en una prueba del Model S

Menudo lío se ha montado en la prensa americana a raíz de una prueba realizada por el New York Times con un Tesla Model S. La idea era probar la red de recarga montada a lo largo de la costa este norteamericana, y la capacidad del coche para recorrer distancias hasta ahora imposibles para un eléctrico. Gracias a su gigantesca batería de 85kWh y a la existencia de puntos Tesla de recarga rápida convenientemente distanciados, el periodista John M. Broder intenta completar una distancia de casi 900 km en total (con varias recargas intermedias) pero tiene que recurrir a una grúa por falta de batería en mitad de un tramo.

Pone al presidente de Tesla en situación de desmentir numerosas e importantes «imprecisiones» en el artículo del Times

Tras un relato en el que Mr. Broder se despacha a gusto con el coche y su aparente incapacidad para recorrer las distancias que promete, llega la réplica de Tesla y aquí empieza lo bueno. Resulta que, en base a pasadas experiencias con la prensa especializada, Tesla graba sistemáticamente todos los datos relevantes de cualquier coche prestado a un medio de comunicación, lo que pone al presidente de Tesla, Elon Musk, en situación de desmentir numerosas e importantes «imprecisiones» en el artículo del Times. La guerra está servida.

Resumen de la prueba

En principio, la prueba es más bien de la red de recarga, no del coche en sí. Se trata de recorrer 550 millas (890 km) saltando de oca en oca entre los supercargadores gratuitos que la propia marca ha instalado a lo largo del recorrido. Siguiendo el relato, la autonomía del coche baja mucho más deprisa que la distancia real recorrida desde el primer momento, probablemente debido al frío reinante. La temperatura exterior ronda los 0oC.

Es palpable en el relato cierto punto caricaturesco, a la hora de describir (por ejemplo) cómo pasa frío en el coche para preservar la batería. No deja de ser un estilo narrativo, pero con un fondo sensacionalista aquí y allá. El artículo es largo (os dejo los enlaces más abajo) y entra en detalles de velocidades, temperatura del climatizador y en diversas conversaciones con la gente de Tesla, con cuyos consejos intenta extender al máximo la carga de la batería. Supuestamente.

La respuesta de Tesla

Tesla publica los datos comentados de la telemetría del viaje, íntegro (también tenéis el enlace más abajo) y comenta en detalle aquellos puntos en los que el periodista es inexacto en su historia. En algunos casos, parece haber echado algo de sal y pimienta a lo que realmente sucedió y, en otros, más bien miente.

En particular, cuando relata que se estuvo congelando dentro del coche para no gastar batería en calentarlo, en realidad la telemetría dice que el climatizador nunca bajó de 18oC y sólo permaneció a esa temperatura una mínima parte del recorrido. La mayor parte del tiempo oscilo entre los 21oC y los 23oC, temperatura bastante elevada y poco compatible con la ropa de invierno que, presumiblemente, llevaría puesta.

Tesla niega que el coche se quedase sin batería en ningún momento, ni siquiera cuando lo suben en la grúa

Otro punto clave de la historia es el dato de velocidad que cuenta en el artículo y el que revela la telemetría. Según el relato, se supone que le adelantaban hasta los camiones, con la velocidad fijada en 72 km/h para minimizar el consumo. La telemetría muestra velocidades más bien próximas a 100 km/h (cerca del límite de 105 km/h) con incrementos y disminuciones bruscos en casi todo el recorrido, en el que el control de velocidad no fue utilizado casi en ningún momento. Nunca rueda a 72 km/h, ni cerca.

Aparte de todo esto, le acusan de conducir en círculos en un pequeño aparcamiento donde está situado uno de los cargadores, cuando el indicador de autonomía ya marcaba 0, en un aparente intento de forzar el agotamiento de la batería. En otro punto, Tesla niega que el coche se quedase sin batería en ningún momento, ni siquiera cuando lo suben en la grúa.

Contrarréplica del N.Y.Times

En un nuevo artículo, también enlazado más abajo, el periodista justifica todas y cada una de sus acciones. No pone en duda los datos, en lo que parece un reconocimiento implícito de su veracidad, sino que intenta contextualizarlos y explicarlos (en algunos casos con más acierto que en otros).

Empezando por el final, lo de que el coche no se quedase sin batería puede ser cierto técnicamente, pero sostiene que se apagó totalmente hasta el punto que no fue capaz de quitar ni el freno eléctrico para acercarlo a la grúa empujando. El gruísta parece ser testigo de este extremo. Suena verosímil, y es razonable que el coche no permita la descarga hasta cero de sus baterías, porque ello las inutilizaría para siempre.

La credibilidad del conjunto se tambalea un poco en favor de un cierto sensacionalismo

Lo de conducir en círculos también tuvo su sentido. Aparentemente el punto de recarga no estaba señalizado o no era bien visible de noche, de modo que dio vueltas en círculos en el aparcamiento hasta encontrarlo. A pesar de que estamos hablando de recorrer un kilómetro acelerando y frenando en un pequeño aparcamiento de 100 plazas, supongo que no deberíamos desconfiar de su palabra en este punto. Eso sí, son unas cuantas vueltas a un triste aparcamiento.

Con respecto a la temperatura relatada vs. seleccionada realmente según los datos, se agarra al pequeño tramo en el que se «congeló» a 18oC, y que los datos confirman. Acerca de la elevada temperatura que seleccionó la mayor parte del recorrido, simplemente tenía frío. Me temo que aquí, como mínimo, la historia está tremendamente exagerada con respecto al frío que pasó (cuenta que llegó a ponerse azul, en fin) y la credibilidad del conjunto se tambalea un poco en favor de un cierto sensacionalismo.

Con todo, el punto más débil de su argumentación es el relacionado con la velocidad. Afirma circular a 72 km/h de forma caricaturesca, pero la telemetría lo sitúa en velocidades bastante más elevadas y siempre cambiantes (acelerar – frenar – acelerar – frenar) en un comportamiento que no parece el más habitual en autopista, sino más bien orientado a maximizar el consumo. En este punto le echa la culpa a las llantas y a los neumáticos opcionales que equipa el coche, con los que se supone que estaría midiendo mal la velocidad (en ese caso, la telemetría probablemente sería coherente en el error, confirmando la lectura del velocímetro fuese verdadera o falsa) y señala a quienes le atendieron en Tesla como instigadores de la técnica de acelerar-frenar para recuperar energía.

La energía que se recupera en la frenada nunca puede igualar a la que se invierte en acelerar sino que, de hecho, es mucho menor

Cualquier probador sabe que la energía que se recupera en la frenada nunca puede igualar a la que se invierte en acelerar sino que, de hecho, es mucho menor. Si un coche eléctrico pudiese recuperar más energía frenando de la que invierte acelerando, tendría una autonomía infinita y las leyes de la termodinámica serían papel mojado desde ese preciso instante. Parece imposible que fuese por la autopista acelerando y frenando durante kilómetros y kilómetros sin ser consciente de que esa maniobra era muy negativa para alcanzar su objetivo, a menos que su objetivo fuese no llegar.

Conclusiones

Llegados a este punto, yo creo que la veracidad o falsedad del artículo publicado en el Times es, en cierto modo, lo de menos. Da la sensación de que el Sr. Broder tenía ganas de marcha y se quedó bien a gusto ensañándose con el coche, puliendo la realidad un poco aquí y otro poco allá para que fuese algo más comercial. Y lo consiguió. Pero tal vez no sea esa la cuestión.

La cuestión es que los coches eléctricos tienen una limitación objetiva, que es su autonomía y su tiempo de recarga

La cuestión es que los coches eléctricos tienen una limitación objetiva, que es su autonomía y su tiempo de recarga. Eso es una realidad incuestionable. A partir de ese problema objetivo, se darán de vez en cuando situaciones en las que algún usuario se quede tirado, tenga o no tenga una columna en el New York Times.

Los clientes de Tesla tienen que asumir ciertas limitaciones que acompañan a las indudables ventajas de tan magnífico vehículo

La red de supercargadores gratuitos que Tesla está instalando en ambas costas estadounidenses es un intento de mitigar un problema de autonomía y de tiempos de repostaje que, hoy por hoy, deja todavía en franca desventaja al coche eléctrico a la hora de viajar a grandes distancias, se mire por donde se mire. Es una desventaja cada vez menos dramática, pero los clientes de Tesla tienen que asumir ciertas limitaciones que acompañan a las indudables ventajas de tan magnífico vehículo.

Así pues, no dejemos que una prueba más o menos adornada nos obligue a descartar el coche eléctrico como un medio de transporte válido, pero tampoco permitamos que su posible descrédito nos impida ver los problemas reales de fondo, por todos conocidos y no del todo resueltos, del transporte basado en baterías para largas distancias.

Queda mucho para una movilidad eléctrica totalmente competitiva. Vamos poco a poco.

Fuente: The New York Times I | The New York Times II | New York Times III | Tesla | Forbes | Jalopnik
En Tecmovia: Vehículo eléctrico: ventajas, inconvenientes y perspectivas de futuro [estado de la tecnología del automóvil] | El futuro de las baterías: algunas previsiones razonables [estado de la tecnología del automóvil]

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