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Toyota Prius Plug-In Hybrid, a prueba (III): la realidad a los mandos de un vehículo enchufable

Tras conocer el comportamiento del Toyota Prius Plug-In Hybrid y el análisis de su concepto de propulsión, es momento de abordar uno de los aspectos clave de lo que supone adoptar un vehículo enchufable, ya sea híbrido enchufable como es el caso, eléctrico a baterías o eléctrico de autonomía extendida: la infraestructura de recarga pública. Cierto es que la dependencia de un conector situado en la vía pública no es la misma teniendo en cuenta las diferencias de cada esquema de propulsión pero, contar con una red que permita movernos en modo 100% eléctrico puede marcar diferencias cruciales en la economía de combustible.

¿Qué supone enfrentarse a la infraestructura de recarga a los mandos de un híbrido enchufable?

En la ciudad de Málaga, la infraestructura de recarga con acceso público es escasa. Una de nuestras metas era poder aprovechar la red de puntos de recarga que se pretende instalar bajo la iniciativa ZEM2ALL, pero llegado el momento de realizar esta prueba, la citada red permanecía inaccesible a falta de culminar su instalación. Dos puntos de recarga en dos grandes centros comerciales se convertirían en nuestros aliados para aprovechar al máximo la autonomía en modo eléctrico.

Escasa infraestructura adornada con enorme falta de solidaridad

Espacio exclusivo para la recarga de vehículos eléctricos

A día de hoy, ver híbridos no es algo tan extraño, sin embargo, ver eléctricos de cualquier tipo sí resulta algo fuera de lo común. Este hecho nos motivó a creer que los escasos puntos de recarga existentes nos brindarían plenas opciones para recargar las baterías del Toyota Prius Plug-In Hybrid.

La falta de solidaridad de la sociedad se muestra aún más preocupante que la falta de un parque de puntos de recarga

La sorpresa llegaría cuando la ocupación, hasta en tres ocasiones, de los puntos de recarga sería a manos de vehículos convencionales, diésel para ser más exactos. Se trata de una visión que muestra en una sola imagen como es enfrentarse a la sociedad a los mandos de vehículos enchufables. El problema pasará de una escasa red posiblemente ocupada por otros vehículos enchufables, a una red de acceso restringido por culpa del despropósito de otros usuarios de la vía.

Llegar a un punto de recarga con la esperanza de recargar y toparse con una ocupación, no ya de vehículo enchufable, sino de otro vehículo que no necesita de esta plaza reservada, es quizá la mayor de las frustaciones. Cierto es que en el caso del Toyota Prius Plug-In Hybrid, recargar es más una opción que una necesidad mientras contemos con algo de combustible, pero en el caso de un eléctrico a baterías, un punto de recarga ocupado supone un grave contratiempo que puede trastocar cualquier plan.

Adquirir un enchufable necesita de un profundo estudio de sus posibilidades

Ferrolinera donde se recarga con electricidad procedente de las catenarias

Una de las conclusiones obvias tras el conocimiento de esta realidad, es el hecho de que ante la decisión de compra de un vehículo que necesite de un conector con acceso a la red eléctrica, el estudio de la infraestructura pública y privada y la verdadera disponibilidad de ésta es un verdadero requisito que puede marcar nuestra decisión final.

Ofrecer recarga gratuita durante la estancia en grandes superficies se destapa como una medida muy útil y efectiva

Una vez encontrados dos puntos de recarga que nos permitan el acceso sin más contratiempos dentro de aparcamientos privados, una ferrolinera situada en la estación de trenes-centro comercial «Vialia Estación Maria Zambrano» y una electrolinera dentro del hipermercado «Carrefour Los Patios», los procesos de carga varían en su tarificación ofreciéndose como bonificación de nuestro gasto en dichas grandes superficies. Un complemento atractivo para atraer el gasto de clientes que cuenten con un vehículo enchufable.

No cabe la menor duda de que el libre acceso a infraestructura pública, gratis a más pedir dada la necesidad de crecimiento del parque automovilístico alternativo, es un gran aliciente para el impulso de este nuevo rumbo de la movilidad. Una iniciativa que en ciudades como Madrid se había llevado a cabo, pero que en estos momentos ha cambiado de principio de acción para privatizar la gestión y que los puntos de recarga ya instalados pasen a formar parte de un parque de puntos de acceso público bajo explotación privada.

De este modo, adquirir un vehículo recargable pasa inevitablemente por contar sólo con el siempre accesible enchufe de nuestro aparcamiento habitual, en caso de contar con garaje privado. La suerte de otros pocos pasará por añadir un segundo conexionado en su lugar de trabajo, algo poco común pero factible. Así, los casi 20 kilómetros que ofrece el Toyota Prius Plug-In Hybrid, pueden convertirse en un máximo de 40 kilómetros para ir y venir del trabajo si nuestro puesto laboral entra dentro de este alcance.

Dos espacios reservados para recarga, ambos ocupados indebidamente en un principio

La prueba con la realidad actual de la infraestructura de recarga nos sirve para conocer un poco más en detalle las posibilidades del Toyota Prius Plug-In Hybrid, con las cartas sobre la mesa os invitamos a la última entrega de esta prueba en profundidad para conocer nuestras conclusiones finales…

En Tecmovia: Toyota Prius Plug-In Hybrid, a prueba Primera parte (I) | Segunda parte (II) | Tercera Parte (III) | Cuarta parte (IV)
En Diariomotor: Cultura, respeto y puntos de recarga públicos, la perfecta muestra del “Así nos va”

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