Hace algunas semanas tuve la oportunidad de visitar el interior de varias fábricas alemanas, entre ellas,la de Porsche en Stuttgart. Estaba totalmente prohibido hacer fotos y os aseguro que vigilan el tema, por lo que las fotos interiores que aparecen aquí, las he obtenido de internet, e intentaré expresar ésta experiencia en éstas líneas.
La fábrica está situada en el distrito de Zuffenhausen, a las afueras de Stuttgart, y constituye también la sede de la marca. No voy a hablar de medidas en extensión, pero os puedo decir que como mínimo, 4 campos de fútbol. Justo al lado, en Porscheplatz, un enorme concesionario y las obras del próximo museo. Ahora mismo hay uno pequeño con 10-15 coches y es por dónde acceden a la fábrica los tours que organizan.
En ésta fábrica se producen todos los 911 a una media de 162 unidades al día. En primer lugar nos llevaron a la nave dónde empieza el ensamblaje de la carrocería desnuda y ya pintada. Por el camino, se distinguen los edificios originales y los que se han construido en posteriores ampliaciones. En el centro de toda la fábrica un edificio bajo y que ellos llaman “supermarket”. Aquí descargan continuamente camiones de los diferentes proveedores y es el centro logístico de la planta de producción.
Después de ver la carrocería, nos llevaron a la planta de ensamblaje. Aquí, por la cadena principal, pasan los coches y por una línea secundaria, totalmente automática y sincronizada, vienen bandejas con las piezas concretas de cada modelo: salpicadero ya montado, equipo de audio, navegador,etc. Cada trabajador se encarga de una parte y así van formando el interior. Como esperaba, el ambiente de trabajo es bueno, el suelo limpio y la luz es abundante dentro de la fábrica.
A continuación, nos llevaron al momento clave de la producción : “the wedding” o también llamado “the marriage”, la boda. Es decir, la unión de la carrocería con el interior montado y el conjunto motor/chasis/transmisión. Cada conjunto en viene en serie por un lado, perfectamente sincronizados, encontrándose en un punto , cerca en altura el uno del otro dónde varios empleados se aseguran de que queden perfectamente unidos. Es un espectáculo presenciar ése momento, la verdad, y sin duda es lo mejor de la visita.
Algunos privilegiados tienen como profesión probar los coches finalizados por un recorrido determinado en las calles de Stuttgart y después ya están listos para ser transladados a sus afortunados propietarios, aunque si yo fuera uno de ellos seguro que eligiría la opción de recogida en fábrica, que antes de entregarte las llaves de tu Porsche te hacen una bienvenida especial y un tour por la fábrica más completo aún que el que hace cualquier visitante.
Por último nos enseñaron parte de la planta de motores y el taller de piel, dónde tapizan salpicaderos, puertas, volante, pomo, etc. Los controles de calidad en éste departamento son también muy exigentes, desechando las partes de cuero con algún defecto, por muy pequeño que sea, y los usan para fábricar parte del merchandising como llaveros o monederos.
En definitiva una experiencia inolvidable al igual que las otras dos visitas que os comentaré en los próximos días.
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