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Crash test: luces y sombras

Los crash test existen por algo. Son la mejor manera de recrear en un laboratorio los efectos sobre un vehículo y sus ocupantes en caso de un accidente. La seguridad es actualmente un factor altamente decisivo a la hora de la compra de un nuevo vehículo, y no es para menos, es nuestra vida la que está en juego. Desde la invención del cinturón de seguridad y sistemas como el airbag y avances en seguridad activa como el omnipresente ABS o el ESP la mortalidad en carretera se ha, sin duda alguna, reducido en los últimos años.

Los crash test son algo diferentes. En ellos lo que prima es la seguridad pasiva del vehículo, asumimos que va a haber un accidente, por tanto ahora se trata de que el vehículo se adapte a la situación sin dañar a sus frágiles ocupantes en la brutal deceleración que sufren los cuerpos y el propio coche. Las estructuras deformables del chasis y carrocería, unidas a los airbag y cinturones de seguridad son los responsables de que podamos salir por nuestro propio pie del vehículo tras un accidente a cierta velocidad. Los dummies usados contienen multitud de sensores para medir fuerzas y deceleraciones, fundamentales para el estudio posterior de los choques.

En EEUU la referencia son los NHTSA, realizados con procedimientos muy similares a los europeos. En Europa son los tests alemanes del TÜV y ADAC, pero especialmente los EuroNCAP la referencia. El choque frontal se ejecuta a 64 km/h contra una estructura deformable y en la parte del conductor. También se llevan a cabo tests de protección lateral: en uno de ellos un vehículo de unos 950 kg impacta contra el lateral del coche testado a 50 km/h, a la altura de la puerta del copiloto, una prueba en la que los airbag laterales toman mucha importancia. En otra el vehículo impacta contra un poste de metal lateralmente a 30 km/h.

Crash test: luces y sombras

En función del resultado se otorga al vehículo probado (que debe ser de serie competamente) una calificación en estrellas, 5 estrellas sería lo máximo. También se ponderan aspectos como la protección al peatón en caso de atropello y la seguridad de los niños que podrían ir sentados en el coche. Tras esta breve noción teórica sobre los crash test hay que tener en cuenta que el objetivo es que el vehículo analizado no sufra deformaciones ni intrusiones en el habitáculo de piezas deformadas. De nada sirve que los airbag funcionen a la perfección si los pedales se desplazan, pudiendo dañar las piernas del dummy.

En muchos vehículos hasta hace relativamente poco tiempo, en el impacto se doblaba el chasis y/o en pilar A, resultando en daños de consideración para los ocupantes. Es actualmente primordial que nada de eso ocurra, la mayoría de fabricantes actuales ofrecen en sus berlinas y compactos (segmentos más seguros) calificaciones de cuatro y cinco estrellas como norma general. Los SUV, utilitarios y pick-up están rápidamente mejorando y los resultados actuales son cada vez mejores: por ejemplo, el pequeño Fiat 500 tiene 5 estrellas EuroNCAP.

El problema viene al mirar atrás en el tiempo o al mirar hacia otros mercados. Por norma general los coches europeos actuales mantienen el tipo en los crash test, pero algunos de los casos reales de crash test que vamos a ver son para echarse a temblar sólo con acercarse al coche en cuestión. Algunos de ellos son antiguos, otros son de rabiosa actualidad y hay una alarmante presencia de coches chinos en los mismos, a pesar de los grandes avances en la materia que están logrando recientemente.

– Para empezar, vamos a ver el vídeo de un crash test de 5 estrellas. Se trata del Nissan Qashqai, un todocamino urbano que obtuvo la máxima puntuación de la historia de EuroNCAP, 36.83 puntos de 37 posibles. Como se puede observar, las estructuras deformables del chasis absorben el impacto y aunque pueda parecer que el chasis se doble, es un efecto óptico, es el tubo de escape. El conductor no golpea nada con su cabeza y el airbag se despliega justo a tiempo.

– Ya en 2001, el Volvo S60 obtuvo cuatro estrellas en los NHTSA gracias a su avanzado para entonces sistema de seguridad pasiva y sus reposacabezas especialmente diseñados para evitar el latigazo cervical.

– No todo van a ser crash test actuales, el Volkwagen Golf III, de hace más de 15 años ya obtuvo una buena puntuación en unos test del TÜV, aunque es necesario decir que no hay constancia de que el crash test fuera a 64 km/h y el pilar A se dobla ligeramente, a pesar de que la protección a los ocupantes es buena.

– El pick-up Ford F-150 es uno de los vehículos más vendidos es EEUU, lo que quiere decir que bastantes accidentes ocurrirán a sus mandos. Es espeluznante ver como el chasis y la cabina se doblan como si fueran un acordeón en un choque frontal a 40 mph (64 km/h). Las puertas se deforman exponiendo superficies cortantes a los ocupantes, que podrían salir despedidos del habitáculo de no llevar cinturón de seguridad. Hay gente que cree que cuanto más grande sea el vehículo que conducen, menos daños pueden sufrir en un accidente, me temo que están equivocados.

– El Chery Amulet es una berlina china basada en el primer Seat Toledo que salió a la venta. Se sospecha que los materiales usados por Chery en su construcción son de baja calidad, la deformación del vehículo es total y se habla de muy posible muerte del sujeto en un choque a 64 km/h. Es una berlina muy vendida en Rusia dado su bajo precio. El Toledo del que proviene no obtenía resultados malos en pruebas de choque.

– Uno de los casos más sonados de crash test desastrosos fue el de la berlina china Brilliance BS6. Un modelo que se ha vendido en Europa y que creó gran alarma social cuando ADAC lo sometió a un crash test habitual (64 km/h). De nuevo, el habitáculo se deforma gravemente y el pilar A se dobla como si de un palillo se tratara. 3 meses después, Brilliance rectifica la seguridad de su modelo estrella y obtiene una calificación decente de tres estrellas.

– En Australia, los encargados de las pruebas de seguridad son Crashlab, que testan choques a 60 y 100 km/h contra un muro muy sólido. Unas pruebas muy duras, desde luego, pero el Holden Commodore de finales de los años 70 las sufre especialmente. El coche se hace literalmente papilla, casi no se salva ni el maletero. Da pavor ver choques así.

– Un clásico de Internet. Se trata de un choque de una furgoneta Volkwagen Transporter contra un sólido muro. La furgoneta se desintegra igual que el Holden. Es un alivio saber que el propósito de tal test era probar la solidez del muro con una furgoneta cargada.

– ¿Cómo se comportaría un Fiat 124 del año 1964? En 1982 Fiat cedió a Lada su producción bajo licencia, y actualmente se sigue fabricando, denominado VAZ-2107. Un crash test a 64 km/h no hace más que evidenciar que es un coche que tiene 40 años.

– El Jiangling Landwind es un todoterreno basado en el antiguo Opel Frontera, fabricado en China. Su intento de abordar el mercado europeo fue desestimado debido a graves carencias en seguridad: chasis y habitáculo se doblan peligrosamente y la columna de la dirección destroza al conductor.

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