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Peugeot 402, el primer coche del mundo con capota eléctrica

Peugeot ha traído al Salón de Barcelona un clásico con cierto renombre, el 402. En su día, allá por el año 1935, se convirtió en un singular coupé descapotable que llevaría la vanguardia europea de fabricación de vehículos al convertirse en uno de los primeros que se realizaba en serie a través de una cadena de montaje.

Su introducción en el evento del motor parisino en el mismo año vaticinaba las grandes esperanzas que la marca gala tenía depositadas en su modelo. Henrí Thomas puso el diseño tradicional de la época con más fuerza en las curvas, cosechando originalidades con el parachoques metalizado en forma de onda, la integración de los faros por detrás de la parrilla o la cubierta tras un panel de las ruedas del eje trasero. Un elegante cabrio que además introducía un gran novedad.

Peugeot 402

Otro de los protagonistas de este modelo fue George Paulin, el inventor del sistema automático de la capota que introducía el 402. Ha pasado a la historia por ser el primer sistema eléctrico para el despliegue y la retracción de una capota en un automóvil. Tan simple como la apertura hacia atrás del maletero y el posterior movimiento de la capota hacia ese lugar, como se puede apreciar en esta imagen. El mismo concepto fue recuperado en el año 2006 para la capota del 206 CC.

Mecánicamente el 402 incluía en su primera versión un motor gasolina de cuatro cilindros y 1.991 cm3 de cubicaje que producía 55 CV de potencia a 4.000 rpm que transmitía la fuerza a las ruedas a través de un cambio mecánico de 3 marchas o de un cambio electromecánico de 4 marchas. En su momento fue capaz de alcanzar un máximo de 120 km/h, valor alto para la época, y posteriormente aupó su potencia hasta los 70 CV e incluso se fabricó con un motor diésel de 2.3 litros.

Peugeot 402

Esta versión descapotable, denominada Eclipse, se produjo durante 1935 y 1940 con un total de 580 unidades que salieron desde el taller de carrocerías de la casa gala. En definitiva un coche con historia del que no podemos olvidarnos y del que pudimos disfrutar, tristemente a cierta distancia, en el evento de la ciudad condal.

Peugeot 402 en el Salón de Barcelona

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