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Mazda CX-7 2.2 CRTD Luxury, a prueba (I)

Se podría decir que en los últimos años, desde que en 2007 llegase a Europa, el Mazda CX-7 ha pasado por nuestro país con pena y sin gloria. Pero aquí lo tenemos, con un motor diésel y un buen lavado de cara que son el revulsivo perfecto para dar la vuelta a la tortilla y hacerse con la parte de cuota de mercado que reclamaba situándose como un todocamino de tamaño medio pero tirando a grande.

Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar el nuevo Mazda CX-7 2.2 CRTD equipado con el motor más solicitado de la gama: el turbodiésel de 173 CV, que acapara más del 97% de las ventas totales que se gestionan en nuestro país.

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Primer vistazo

El renovado Mazda CX-7 es un todocamino de 4.7 metros de longitud, es por eso mismo que Mazda busca diferenciarlo y situarlo un escalón por encima de otros SUV generalistas como el propio Ford Kuga. Por fuera indudablemente se muestra mucho más imponente y robusto que éstos, pero para ser justos a la verdad la diferencia de espacio de carga y en el habitáculo es bastante pequeña, obviamente el Mazda CX-7 es ligeramente más amplio.

Una de las razones que pueden influir en nuestra percepción de robustez y buen porte que nos da este vehículo podrían ser perfectamente las inmensas llantas de 19” que incluye de serie el nivel de equipamiento Luxury. También podrían influir los marcados pasos de rueda o incluso la forma de la línea lateral de ventanillas que se van estrechando según se acercan al portón trasero y en general le dan un aspecto musculoso.

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Mazda CX-7 2.2 CRTD

El habitáculo

Nuestra unidad de pruebas venía equipada con asientos de piel negra, con ajustes eléctricos y memoria en el caso del asiento del conductor que permite un rango bastante amplio de posiciones suficiente para que cualquier conductor (por muy bajo o alto que éste sea) lo adapte a su gusto.

En el salpicadero el material más utilizado, y el único, es el plástico. No veremos inserciones de madera, aluminio, piel ni nada que trate de imitarlo. Visualmente es por tanto sencillo, pero al menos es agradable al tacto y en él todo encaja a la perfección. Da la impresión de que en Mazda han creído conveniente ahorrarse unos euros en este sentido y personalmente no puedo estar más de acuerdo.

Y es que en otros aspectos que para mí son más importantes como el de la insonorización y el ajuste de los materiales se nota que han puesto especial hincapié para hacer un automóvil realmente confortable y muy bien insonorizado. Sin vibraciones ni grillos extraños incluso cuando forzamos la absorción de las suspensiones por pistas empedradas y bacheadas. En ello influye también la suavidad del motor diésel del que hablaremos más tarde.

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Mazda CX-7 2.2 CRTD

El salpicadero

En la parte superior del salpicadero, al fondo, se han situado dos pantallas: una para el navegador, la cámara de aparcamiento y el ordenador de a bordo y otra para el reloj, ajustes del equipo de sonido y climatización. Salta a la vista que la pantalla del sistema de navegación, aunque está bien situada, es demasiado pequeña.

Todos los controles son bastante sencillos y los menús son manipulables desde el propio volante y únicamente desde allí, tirando por tierra la posibilidad de que el acompañante seleccione destinos o modifique la ruta en el navegador.

El volante está forrado de piel y con las costuras visibles, lo cual le da un tacto agradable. Una de las ventajas/desventajas de éste, es que tiene tantos botones que llegué a dudar si estaba conduciendo un coche o una nave espacial. Bromas aparte, a través de los botones podemos controlar el sistema multimedia, control de crucero, navegador (como comentaba anteriormente) y resetear los consumos del ordenador de a bordo sin soltar las manos del volante. En definitiva, es muy completo y muy práctico según nos hacemos con los controles y pasamos la confusión inicial.

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Las plazas traseras

Las plazas traseras son suficientemente amplias para tres adultos y cuentan con tres reposacabezas. Concretamente la plaza central cuenta con bastante espacio para las piernas, aunque el respaldo no está tan mullido como en las plazas laterales debido al pequeño reposabrazos con huecos portabebidas que se puede desplegar de éste.

Con sus casi 4.7 metros de longitud es una lástima que no hayan aprovechado la ocasión para añadir dos plazas adicionales para uso ocasional. Seamos realistas, la tercera fila de asientos (por llamarla de alguna forma) de este tipo de todocaminos rara vez se suele utilizar, pero en cualquier caso siempre viene bien tenerla a mano para un apuro.

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Espacio de carga

Volviendo al tema del espacio de carga, el maletero del Mazda CX-7 dispone de 455 litros hábiles para alojar bultos sin necesidad de abatir asientos. Abatiendo la fila de asientos trasera se puede aumentar este espacio hasta 1.348 litros. Realmente es una capacidad suficiente, pero no demasiado considerable si tenemos en cuenta su longitud. Bajo el suelo del maletero incluye una rueda de emergencia (o galleta).

En definitiva, en este primer contacto hemos visto que el Mazda CX-7 dispone de un habitáculo completo y confortable. Simplificando muy mucho las cosas podría decirse que se trata de una auténtica berlina sobre-elevada, con un toque mucho más europeo que su predecesor y listo para venderse como churros gracias al nuevo motor diésel.

En la segunda parte de la prueba del Mazda CX-7 que publicaremos mañana, accionamos el contacto y probamos a fondo la gran novedad de este todocamino: el motor 2.2 CRTD.

Mazda CX-7 2.2 CRTD

Fotografías: David Villarreal
En Diariomotor: Mazda CX-7 | Mazda CX-7 2.2 CRTD Luxury, a prueba (II) | Mazda CX-7 2.2 CRTD Luxury, a prueba (III)

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