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"Hammer", el Plymouth Road Runner más especial subastado por Barrett-Jackson

175.000 dólares se han pagado por uno de los mejores muscle car que Mopar produjo a principios de los años 70, una época sencilla en la que el barril de petróleo cotizaba a dos dólares y el agua embotellada era bastante más cara que la gasolina. Era cuando nacía el Plymouth Road Runner, un producto Chrysler que compartía muchos elementos mecánicos y de construcción con el fantástico Dodge Charger. El ejemplar que se ha subastado ha sido apodado “Hammer” por sus creadores, Pure Vision Design. Desde luego no resulta complicado equipararlo con la bruta herramienta mecánica.

Concretamente, el ejemplar que tenemos en pantalla ha sido el que conducía Dom Toretto al final de “A Todo Gas: Tokyo Drift” y que volvía a aparecer en su secuela, “Fast & Furious”. Una curiosidad cinematográfica, un estrellato tras el que se esconde un muscle car impresionante, traído al Siglo XXI respetando el espíritu original, aunque notablemente potenciado. Bajo su capó en lugar del clásico 383 c.i., un V8 HEMI construido especialmente con 8.2 litros de cilindrada, sobrealimentado por un compresor para lograr la impresionante cifra final de 750 CV, nada descabellado en estas preparaciones.

Hammer, el Plymouth Road Runner más especial subastado por Barrett-Jackson

Hammer, el Plymouth Road Runner más especial subastado por Barrett-Jackson

En Fast & Furious se construyeron tres réplicas, pues el coche iba a sufrir accidentes y acrobacias varias. Estas réplicas son distinguibles porque tienen tres pilares, el “Hammer” original está basado en un Road Runner de dos puertas sin pilares. Además del nuevo motor, lleva una impresionante pintura gris oscuro, llantas de 19 pulgadas de Kinetic Design (aunque no le hubiesen venido mal más perfil de neumático y menos pulgadas) con neumáticos de sección 345 en el tren trasero. En cuanto a chasis, un impresionante trabajo de suspensión de Eaton Detroit y una nueva dirección de Flaming River.

Los frenos son Wilwood, con diámetro de 14 pulgadas en el tren delantero y discos perforados, no conviene olvidar que los muscle car nunca fueron ligeros. En el habitáculo se conserva el sabor retro pero se equipan asientos con un nuevo tapizado de cuero, comodidades como aire acondicionado o elevalunas eléctricos. El toque final lo pone una instrumentación nueva, retroiluminada en un pasional rojo. Un detalle final, lleva caja de cambios manual, un verdadero muscle car jamás llevaría una caja de cambios automática, por mucho par que pueda soportar.

“Hammer”, el Plymouth Road Runner más especial subastado por Barrett-Jackson

Vía: Inside Line | Autoblog
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