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Renault Wind, prueba y presentación en Niza (I)

Renault nos llevó a la cosa azul francesa, concretamente a la ciudad de Niza, para presentarnos y ponernos al volante del Renault Wind, su última creación en forma de roadster biplaza. A este “pequeñín” descapotable lo pudimos ver en Ginebra con anterioridad y se mostró como un camino nuevo en Renault.

En palabras de la marca francesa el Wind abre un nicho de descapotables biplaza pequeños centrados en su peculiar diseño exterior. Cogimos al Wind para surcar las cercanías de la ciudad de Niza (Francia), recorrer las autopistas francesas y ascender hacia las sierras circundantes para probar el Wind en las circunstancias más propias: mucho calor, sol y carreteras paisajistas.

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

Exterior e interior; diseño

Por fuera, el Wind picante y totalmente diferente a un Twingo

Solamente los más avezados sabrían ver algo del Twingo en el Wind. El pequeño CC, el más pequeño que jamás ha fabricado Renault, no tiene prácticamente nada que ver con el urbanita. Su concepción dista mucho de ser un descapotable basado en un coche para ciudad sino en una creación única con un diseño rompedor, ¿o es que acaso habíais visto algo parecido al Wind?

De él destaca su frontal heredado, pero diferente, del Twingo más moderno equipado con una boca muy amplia y dos “colmillos” bien visibles. Las ópticas son otro punto de referencia o solamente por la ordenación sino por el toque especial que supone la carcasa transparente de color azulado. Son justamente esos detalles los que diferencian al Wind de cualquier otro Renault existente en el mercado.

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

Su línea de perfil se escapa elevándose hacia la zaga y por el medio nos encontramos con los retrovisores, achatados en lugar de los actuales más panorámicos. Eso afecta a la visibilidad pero eso queda para más adelante. En la zaga luce otro aspecto original del Wind, las ópticas en forma de flecha que escapan hasta el maletero sin tocarlo y que toman la curva hacia el alerón, fijo y de serie, que se levanta de lado al lado al final del Wind.

La última parte del Renault Wind muestra un difusor trasero muy sencillo con una luz central y la boquilla del escape, exclusiva para el Wind, en el lado izquierdo. Pero más que todos estos aspectos llama la atención la forma en la que el Wind se define como “roadster”. Y eso es exactamente su forma del techo y el tramo que va desde la cabina hasta el final del coche que es otro de los puntos especiales.

Como ya habíamos visto en el Salón de Ginebra el Wind es muy original en este aspecto. Gasta un sistema de capota rígida casi totalmente automático. Su techo rígido que incluye una rectangular luneta, es tan plano que se permite alojarse en un compartimento situado justamente por encima del espacio del maletero con lo que este espacio se mantiene constante esté el Wind descapotado o no.

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

La capota, un trabajo de bien a notable

En 12 segundos la capota se abre o se cierra cuando el Wind está en parado, de una forma totalmente silenciosa. Plegada o colocada sobre las cabezas de los ocupantes la tapa de este compartimento permanece sobre su sitio mostrando las dos pequeñas jorobas que extienden los asientos del interior. Éstas pueden ser del mismo color de la carrocería, de otro color o cromadas, uno de los signos de personalización con los que cuenta el Wind.

La capota tiene todas las ventajas comentadas pero también tiene una serie de inconvenientes de esos que se notarán en el día a día. Quizás lo más importante es que es necesario tener el coche totalmente parado para efectuar la operación de cierre o apertura del techo. Un pitido confirma la finalización completa de cualquiera de las operaciones, pero solamente de la parte automática porque es necesaria una interacción manual.

En la parte central en la que encaja el techo rígido con el pilar A del Renault Wind existe un tirador redondo que es necesario pulsar y girar para bloquear el techo una vez se haya instalado o bien antes de efectuar la maniobra para ir a techo abierto. El movimiento de este tirador es incómodo y hay que usarlo cada vez que se quiera capotar o descapotar el Wind.

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

Interior, herencia del Twingo en diseño y calidad con algo más

Subirse al interior del Twingo por primera vez da esa sensación de “eh, ¿dónde está mi espacio?”. Pero es cuestión de cinco minutos el acostumbrarse a tenerlo todo a mano e ir en una posición notablemente inferior a la del resto de vehículos. Pero lo primero que se nota es una sensación de estar ante un contraste de puntos de calidad y puntos del plástico con un tacto no tan agradable.

La herencia del Twingo se hace notar en las formas del salpicadero aunque por suerte las características menos interesantes han desaparecido. Por ejemplo porque existe el cuadro de instrumentos principal del lado del conductor y desde luego no tiene nada que ver con el que tiene el utilitario. Goza de tres diales en relieve con color gris “cromado” y la información clásica de tacómetro, velocímetro y un pequeño display con la información básica del ordenador de a bordo. El volante por delante es otro ejemplo de “equilibrio”.

Es un volante sencillo y de diseño clásico de Renault aunque forrado en cuero con la parte esencial perforada. Así se hace más cómodo conducir y sobre todo el no tener en las manos esa sensación de sudoración excesiva. Por debajo de la línea media lleva dos mandos para manejar el control de velocidad en plástico con un tacto no tan agradable como el cuero. Por detrás del volante, también de forma habitual en los Renault, se sitúan los mandos para manejar el volumen del sonido así como el botón para navegar por el ordenador.

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

El segundo punto más personal es de la cubierta semitransparente que oculta del exterior el cuadro de instrumentos. Puede elegirse en varios rojo o azul y sin duda le da un toque de elegancia que ni el Twingo más completo lleva. Y de los bonitos diales pasamos al indicador de la radio, situado a buena altura en la consola, que es igual de parco que el display del ordenador de a bordo: fondo rojo con color naranja. El Renault Wind también deja escapar por aquí su carácter de especial.

Es curioso como el Wind puede alternar entre detalles especiales y detalles muy parcos. Un gran ejemplo es el de los tiradores de las puertas, el tercer punto de personalización: de serie son como las clásicas asideras de plástico y opcionalmente tienen forma de lazo en cuero con el que agarran la puerta para cerrarla. No es necesario comentar que la segunda forma es mucho más distintiva y agradable. Si el Wind es diferente debe serlo por estos pequeños detalles de “roadster”.

Tanto en las puertas como en el salpicadero brillan los plásticos y solamente la parte superior de este último, con un acabado especial, esconde ligeramente el ahorro en materiales. Del salpicadero queda poco que decir salvo que se alarga demasiado hacia la base del pilar A sin ningún efecto práctico (por ejemplo es incómodo manejar el navegador pegado al salpicadero, está demasiado lejos de las manos).

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

Detalles de comodidad y usabilidad, algo se echa en falta

A veces cuando se van buscando defectos se encuentran más de los que se podrían ver cuando coges un coche de un amigo para simplemente dar un paseo. Pero por ejemplo si sales de Niza con un calor espantoso y el sol dándote en plena cara, terminas fijándote en los detalles que tienen que ver con tu aireación personal. Con ello me refiero a los salidas de aire. El Renault Wind tiene dos salidas de aire a los lados del salpicadero orientables y otras dos centrales, pero estas dos son fijas. Parece una tontería pero cuando necesitas mucho aire quieres orientarlo todo hacia a ti y no puedes.

Un poco de imaginación: vamos camino de la sierra, en un día estupendo y con una conducción tranquila. En esa situación el cuerpo nos pide apoyar los brazos y relajarnos para disfrutar de las curvas. No hay sitio donde apoyar los brazos. El apoyo de la puerta es demasiado bajo y entre los asientos no existe un reposabrazos por lo que obliga a llevar los brazos “colgando” en todo momento. Aún por encima, el no poder ajustar el volante en profundidad (sí en altura) no ayuda demasiado a mejorar la postura de conducción.

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

¿Y qué ocurre con los asientos? Los asientos del Wind pueden moverse en longitud y en inclinación del respaldo más de lo que parece, sin embargo sus posiciones discretas hacen difícil encontrar la posición idónea. Además hay que ajustarla para poder ver a través del espejo retrovisor que, aunque es suficientemente amplio, termina por dejarnos ver la carretera que dejamos atrás a partir de una luneta muy pequeña y en la que puede restarnos visibilidad el deflector de viento.

Discernir si esa luneta nos deja suficiente visibilidad es difícil, yo lo dejaría en suficiente pero sin mucho más. Bien es cierto que con lo retrovisores laterales se las puede arreglar uno más o menos bien pero la vista nos pide en todo momento más ángulo de visión. Por último no se puede olvidar uno del viento. El Renault Wind en estado natural anda descapotado y es importante tener en cuenta la sensación de conducción en cuanto al viento.

Una persona de mediana altura como yo no tiene problema con despeinarse demasiado a pesar de que el parabrisas achatado recorta la altura a la que pasa el aire sobre la cabeza. Por otra parte eso deja libertad para levantarse un poco del asiento y notar la fuerza del viento sobre la cara. Si conducimos sentados perfectamente y viendo el cielo sobre nosotros se notan las turbulencias del aire. Hay que decir que circulando a régimen de autovía no son excesivamente molestas, usemos deflector de viento o no porque su efecto es prácticamente imperceptible.

Renault Wind, prueba y presentación en Niza

Este deflector se coloca sobre dos agujeros situados justo detrás, entre los asientos, y utiliza un sistema de anclaje similar al de los reposacabezas con su ajuste de altura. Realmente es fácil de sacar pero no tan fácil de poner por lo que se puede convertir en esa pieza que viaja siempre descolocado por no realizar el esfuerzo. Casi hasta diría que el espacio que hay detrás de los asientos está hecho para que se puede dejar el deflector ahí guardado.

Este espacio sin embargo no da para mucho ni para objetos que ocupen demasiado. Un par de bolsas de la compran sí que caben detrás de las butacas pero hay que organizarlas convenientemente si se llevan los asientos muy echados para atrás. A media altura hay un hueco amplio sobre el que color pequeños objetos, en nuestro caso lógicamente las cámaras de fotografías mientras íbamos de paseo. Es cómodo para dejar cosas temporalmente pero nada más.

Mañana continuaremos viendo los entresijos del Renault Wind revisando su maletero, el equipamiento así como los dos motores que llevan y las sensaciones que ofrecen. Para el final quedará el análisis de precios, rivales y las conclusiones.

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