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Jornada de puertas abiertas en el Jarama: el día grande de las grandes leyendas del motor

Este fin de semana se ha celebrado en el Circuito del Jarama una de las citas más importantes del trazado madrileño, las Jornadas de Puertas Abiertas del Jarama, todo un festival de clásicos y verdaderas leyendas del motor, un fantástico día para todo aficionado al motor.

A las 10 de la mañana del domingo daban comienzo las tandas mientras los accesos al circuito seguían llenos de gente sumergida en un atasco. Colapso que duraría hasta una hora más y que desembocó, además de en la desesperación de muchos, en una ligera colisión que por suerte parece que se resolvió sin afectados graves. Dentro ya de la urbanización que da paso al acceso al circuito comenzaban a verse ya coches aparcados fuera del recinto, adelanto del buen ambiente que nos esperaba en su interior.

BMW E30, un grupo de Renault 5, Cosworth, Porsche… nada más entrar en el paddock repleto de gente se podía respirar goma, gasolina, olor a embrague… se podía sentir el espíritu de todas esas máquinas con una buena cantidad de años encima, pero todas, o casi todas, en un perfecto estado de conservación. La temperatura acompañaba, después de unos cuantos días con aire frio el sol y el calor volvían a Madrid, lo que iba a ayudar a disfrutar aún más de esta jornada.

Los clásicos han copado las miradas durante esta jornada

Mientras en el circuito sonaban ya los motores de algunos clásicos que ya estaban rodando, era inevitable pasar unos cuantos minutos dando una vuelta para ver lo que había esperando a entrar a pista en el paddock. Además de los citados Porsche, entre los que un imponente alerón del Porsche GT2 sobresalía, o un Renault R5 Turbo Maxi entre el gran grupo de pequeños franceses, era inevitable fijarse en alguno de los numerosos Mini, Opel Manta o Alfa Romeo.

Pero como suele ser habitual en otros años, los americanos ganan en miradas y revuelo a su alrededor. Será por la poca costumbre de verlos rodar por nuestro país, frente a los clásicos europeos, pero a pesar de no ser los más rápidos en pista, ni los más espectaculares tomando curvas, siempre resulta sorprendentes verlos subir por la rampa de Pegaso.

No faltaron a la cita grandes de la competición como el Delta integrale o el R5 Turbo

Encarado ya en Farina, la curva más lenta del circuito era el momento de disfrutar viendo algunas de las trazadas de los Lancia Delta Integrale o de los Renault 8 TS, pero a la derecha, en la recta entre Farina y Pegaso, montones de basura del Gran Premio de Camiones de la semana pasada ensombrecían y daban el toque amargo a la jornada.

Aplausos y vítores a aquellos que de vez en cuando dejaban chillar un poco las ruedas y recorrían de lado algunas de las curvas, el día transcurría sin apenas incidentes entre tanda y tanda. Se agradeció ver también algún japonés, un Toyota Celica de faros escamoteables y un Honda NSX, poco habituales a estas citas, así como el gran número de preparaciones Abarth o clásicos, aún más clásicos que los ya citados. Poco a poco la tarde ponía fin y los parking llenos y accesos con coches a los lados se despejaban. Era la hora de echar el cierre al circuito y a estas jornadas de clásicos.

Adolecido ya por una continua especulación sobre su cierre, por viviendas que han ahogado algunas de las curvas del mítico circuito madrileño, por un aspecto de dejación generalizado… la sensación para alguien que vive el circuito mes a mes, cada semana, es tristemente, de agonía. A pesar de que la situación económica haya impedido la creación de un nuevo circuito y esto mantenga aún vivo al Jarama, la muerte del circuito está más que anunciada, no se puede dejar sufrir a un circuito con tanta historia en su asfalto, un trazado de campeones, de Fórmula 1, de grandes premios televisados…

Dejando la triste imagen a un lado, inevitable para aquel que haya disfrutado del circuito, la jornada de puertas abiertas para clásicos devuelve la vida a sus gradas, sorprendentemente llenas, a su paddock, con cientos de personas andando entre los pequeños boxes o asomándose por el muro de meta. Seguro que si el Jarama fuera un envejecido cuarentón de carne y hueso – el circuito fue construido en 1967 – disfrutaría y se alegraría tanto como cualquier otro aficionado al ver correr y escuchar por su asfalto el rugir grandes leyendas de las cuatro ruedas. No cabe la menor duda de que estas jornadas son uno de los platos fuertes del calendario del circuito y de las citas más queridas tanto por los aficionados que van a ver, como por aquellos que entran en la pista.

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