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Ford Flex 2013, sin kinetic design, ni falta que hace

Ford sigue compaginando con bastante acierto su nueva estrategia de productos globales con sus modelos más arraigados a uno y otro lado del Atlántico. Tal es el caso del mastodóntico Ford Flex, un todocamino de 7 plazas y sus 5.13 metros de longitud, motores V6 de gran cilindrada y demasiada testosterona como para comercializarse en el viejo continente.

No es de extrañar que el Ford Flex vaya por su cuenta, no sólo por comercializarse únicamente en Estados Unidos, Canadá y Oriente Medio, sino también por renegar en su último lavado de cara de los cánones establecidos por Ford y su autodenominado «kinetic design». Su línea cuadrada y sus proporciones de caja de zapatos siguen intactas. Sí adquiere una nueva parrilla frontal con una única barra cromada que se prolonga de lado a lado confiriéndole ese aspecto tan bruto y futurista que se apreciaba ya desde el primer prototipo de 2005, incomprensiblemente denominado Ford Fairlane Concept.

El nuevo Ford Flex no adquiere los nuevos rasgos estéticos del denominado por Ford «kinetic design»

Ford ha decidido añadir un extra de potencia a sendos motores de seis cilindros en uve y por supuesto mejorar su eficiencia para rebajar mínimamente los consumos. La oferta mecánica sigue siendo la misma: el 3.5 Ti-VCT V6, ahora con 285 CV (+20 CV) a 6.250 rpm y el 3.5 EcoBoost V6 de inyección directa y turbo por partida doble para desarrollar 355 CV de potencia.

Aún hay más. Un crossover de gama alta y 7 plazas no puede carecer de la última tecnología, es por eso que incluirá el conjunto de dispositivos multimedia Ford Sync y MyTouch, así como sendas pantallas de 4.2” en el cuadro de mandos.

Lo dicho. Demasiada testosterona para el mercado europeo. A fin de cuentas el Ford Flex no deja de ser el Hummer H2 del óvalo azul.

Fuente: Ford
En Diariomotor: Ford Flex, ahora no gasta combustible en las desaceleraciones

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