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Lamborghini Diablo 6.0 VT SE, el "último mohicano"

Hoy en día la tracción total se ha convertido en prácticamente un standard para Lamborghini, sus deportivos más rabiosos y potentes como el nuevo Lamborghini LP700-4 Aventador no se entenderían sin una transmisión de potencia a sus cuatro ruedas. Esta tendencia se produjo allá por los años 90, con el Diablo VT, continuaría con los SE30 y más tarde con el espectacular SV. La escalada de potencia iba acompañada de la necesidad de un sistema más efectivo que permitiera dosificarla, más aún cuando alcanzaron su máximo esplendor (ya de la mano de Audi) con los GT y los VT SE con sus motores V12 de 6.0 litros.

El canto del cisne de la saga Diablo se denominó Lamborghini Diablo VT 6.0 y homologaba la nada desdeñable cifra de 542 CV y un par máximo de 620 Nm. Hay quien dice que hasta cierto punto era el Diablo más descafeinado, y también práctico, de todos los tiempos. Se dijo adiós a los faros escamoteables, por razones de seguridad, se ensancharon las entradas de refrigeración para mejorar el flujo de aire através de los radiadores y se alcanzaron nuevas cotas de calidad gracias a la influencia de Audi y al trabajo adelantado del futuro Murciélago que se presentaría en 2001.

Por tanto es bastante lógica la expectación que ha despertado la subasta del Lamborghini Diablo VT 6.0 número 40, el último de una saga mítica dónde las haya.

Fue el último de los últimos 40 Lamborghini Diablo fabricados, el 6.0 VT SE. También dicen que era el más práctico y el que más calidad ofrecía por la influencia de Audi.

El Lamborghini Diablo 6.0 VT SE tan sólo podía adquirirse en dos colores: dorado oro elios y bronce-marrón marrone eklipsis, que se supone que representaban la salida y la puesta del sol respectivamente. El último de esta tirada limitada, el número 40, cómo no podía ser menos fue decorado con una carrocería marrón que bien nos recuerda el ocaso de un superdeportivo emblemático allá por los años 90.

Aún hay más. La unidad número 40 ha pertenecido a un coleccionista estadounidense que, bendita crueldad, mantuvo a su preciado Lamborghini Diablo VT 6.0 encerrado en un garaje-museo con todo el cuidado del mundo para preservar esta pieza tal y como el día que se la entregaron. ¡Tan sólo tiene 12 millas (19 kilómetros) en el odómetro!

En fin. Toda mi incomprensión para aquellos que por voluntad propia optan por encerrar un superdeportivo en un museo. Pero estoy convencido que su futuro propietario no pensará lo mismo cuando se encuentre con que de la “cápsula del tiempo” ha aparecido diez años después un Lamborghini como si hubiera salido hoy mismo de la factoría de Sant’Agata.

Por cierto. No se ha especificado el precio de partida, tan sólo que será subastado en Scottsdale este mismo mes.

Fuente: GT Spirit | Barret & Jackson
En Diariomotor: Del Miura al Aventador, Lamborghini Diablo (1990)

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