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Camel Trophy: Una vida. Vívela.

He de reconocer que mi pasión por los automóviles siempre, desde que era un niño, hizo que me motivase mucho más la velocidad que el reto de enfrentarse a la naturaleza que supone la conducción todoterreno. Aún así, ¿cómo no podían fascinarme las imágenes de aquellos Land Rover Discovery cubiertos de barro hasta las cejas, tratando de salir de bancos de arenas movedizas, vadeando peligrosos ríos en plena selva amazónica o cruzando lagos sobre embarcaciones neumáticas entre atónitos indígenas…?

Los de mi quinta, la de los años ochenta, aún mantendrán en su retina las imágenes de una de las aventuras automovilísticas más apasionantes de cuantas se llevaron a cabo, el Camel Trophy. El hombre y la máquina contra la naturaleza en lo que para muchos eran “las olimpiadas del 4×4”. Diferentes rutas, países y continentes en zonas remotas del planeta y condiciones extremas. Sus organizadores incluso trataban de hacer coincidir este arriesgado rally con las estaciones más lluviosas y de monzones para que el reto fuera aún mayor y se añadieran dificultades.

Pueden imaginarse que ante todo primaba el espíritu aventurero, pero sobretodo la labor de equipo de los participantes que tras una dura selección se enfrentaban cada año a una nueva ruta bajo el lema: One life. Live it.

Todo comenzó en 1980 con la aventura Transamazónica, probablemente a iniciativa de la tabaquera norteamericana R.J Reynolds, que a través de su marca Camel se encargaría del patrocinio y de dar nombre a este evento tan peculiar. Aunque la imagen del Camel Trophy siempre estuvo asociada a los todoterreno de Land Rover, en aquella primera entrega tan sólo participarían tres Jeep preparados por una expedición alemana. Un año más tarde se introducirían los primeros Range Rover y más tarde Land Rover Defender con su característica carrocería amarilla para confundirse entre el barro y la arena.

Brasil, Sumatra, Papua, Nueva Guinea, Borneo, Madagascar, Tanzania, Tierra del fuego… De los trópicos a las adversidades del invierno siberiano en 1990. Durante casi 20 años el Camel Trophy recorrió algunos de los lugares más remotos del planeta. El fin de este rally tan peculiar tuvo lugar a finales de los años 90 tras la desvirtuación del concepto original con la introducción de pruebas físicas y en bicicleta, terminando con el fin del acuerdo con Land Rover y un último coletazo en el año 2000 y esta vez no ya con vehículos todoterreno sino con embarcaciones en pleno Océano Pacífico.


Si no se te pone el vello de punta con estas imágenes, no corre sangre por tus venas…

Durante todos aquellos años, incontables fueron las aventuras a las que se tuvieron que enfrentar los participantes, entre ellos el equipo español de 1983 en el que participó una imagen muy mediática y aventurera en España, Miguel de la Quadra Salcedo. Jornadas en las que las condiciones eran tan extremas que apenas podían recorrerse unos metros, complicadas pruebas de orientación, vehículos todoterreno rescatados por vía aerea atados a unas bridas a un helicóptero, puentes improvisados en plena jungla…

Incluso hoy en día la imagen del Land Rover Discovery sigue muy asociada a la de aquellas rutas del Camel Trophy e incontables son los productos de merchandising que se pueden encontrar en el mercado y que aún recuerdan este rally.

En 2003 se trataría de retomar el espíritu del Camel Trophy en un evento denominado The Land Rover G4 Challenge. Pero la situación de crisis internacional haría que de nuevo en 2008 tuviera que cancelarse, en pleno proceso de selección, para centrar las inversiones en la nueva línea de producto de la marca.

Por último y si aún os habéis quedado con las ganas de más. No tengo más que recomendaros algunos vídeos compartidos, hace ya algún tiempo, por Jose Antonio Ponseti en su blog.

Fuente: Camel Trophy | Wikipedia

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