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Historias de las 24 Horas de Le Mans: el desastre que cambiaría la historia del automovilismo

Las 24 Horas de Le Mans de 1955 fueron el año del desastre, del accidente más trágico de la historia del automovilismo. La carrera se saldó con 83 espectadores fallecidos y un piloto, lo que generaría tal controversia en la época que a partir de ese momento muchas carreras desaparecieron, algunos fabricantes decidieron tirar la toalla y los que quedaron en pie pusieron todos sus esfuerzos para evitar que de nuevo pudiera repetirse una tragedia de tal magnitud.

Y resulta curioso lo grata y a la vez trágica que a veces es la vida. Aquel año Mercedes-Benz había confiado un coche a Pierre Levegh en un gesto de reconocimiento a la gesta de 1952. En aquella época lo habitual era que los turnos se repartiesen entre dos pilotos. Pero el parisino se propuso completar las 24 horas sin descanso ¡el sólo! Lo sorprendente de la historia es que casi consigue una de las victorias más épicas de todos los tiempos. Fue en el último turno, con cuatro vueltas de ventaja respecto a sus más cercanos perseguidores, cuando un supuesto error con el cambio hizo que la mecánica de su Talbot quedase completamente inservible. Con su retirada, sendos Mercedes-Benz 300SL tuvieron el camino despejado hacia la victoria.

Al filo de la vuelta 35 de las 24 Horas de Le Mans de 1955

Mercedes-Benz eligió a Levegh por su hazaña de 1952. Intentó correr las 24 horas el solo y sin relevos con el Talbot y casi consigue ganar. En la última hora abandonó por un problema mecánico y dejó vía libre a la victoria de los Mercedes.

Existe mucha controversia al respecto y aún no se ha podido determinar exactamente qué o quién fue el culpable del accidente, indudablemente confluyeron toda una serie de factores para desatar la tragedia final. Todo apunta a que el incidente comenzó cuando Hawthorn, a bordo de un Jaguar y líder de la carrera, frenó de inmediato al ver una indicación de su equipo para entrar en boxes sin tener que rodar una vuelta más. Macklin en su Austin-Healey, acababa de ser adelantado por Hawthorn y para esquivarlo tuvo que realizar una maniobra esquiva bloqueando los frenos y cambiando de trayectoria ligeramente hacia la izquierda.

Lo que no había visto Macklin es que tras él, muy de cerca, estaban los Mercedes-Benz 300 SLR de Levegh y Fangio. El primero no tuvo tiempo de reaccionar. Pierre Levegh colisionó con la zaga del Austin-Healey y saltó por los aires para continuar dando tumbos por el espacio que separa la pista del público. Lo más dramático del accidente fue la proyección de piezas del Mercedes de Levegh, el motor, el eje delantero y la transmisión, que junto con el combustible del depósito saltarían sobre la muchedumbre golpeando y provocando un inmenso incendio que acabaría con la vida de 82 personas.

Macklin, tras el impacto, fue zigzagueando hasta que su coche se detuvo junto a los boxes. Aunque no sufrió heridas graves en el choque, al destrozar las barreras causó la muerte de otro espectador. Fangio, por suerte, logró esquivar los dos coches y seguir la carrera. No obstante por respeto, acabaría retirándose más tarde.

El vídeo que tenéis más arriba no tiene audio ni tampoco imágenes que puedan herir sensibilidades, pero muestra a la perfección como sucedió todo desde el ángulo de un cámara que tras el vuelo de Levegh tuvo que salir corriendo para ponerse a cubierto.

24 Horas de Le Mans de 1955

La proyección de piezas del Mercedes accidentado de Levegh y la falta de protección del público propiciaron la mayor tragedia de la historia del automovilismo. En señal de profundo duelo, Mercedes-Benz cerró el ciclo de las emblemáticas flechas de plata de los años 50.

Más allá del análisis del accidente, deberíamos quedarnos con las consecuencias que tuvo para el automovilismo. La siguiente carrera en Nürburgring se canceló, muchos países – entre ellos España, Francia y Suiza – detuvieron la competición, en Estados Unidos se disolvió la comisión que organizaba las carreras y Mercedes-Benz, aunque siguió compitiendo ese año, decidió abandonar las carreras indefinidamente un año después.

En los últimos años hemos visto accidentes brutales en Le Mans. En 1999 vimos a un Mercedes CLR-GT1 dar varias vueltas sobre si mismo y caer fuera del circuito. Hace unos días el propio Marc Gené nos contaba el peligro que sigue entrañando Le Mans y el miedo que pasó cuando su Peugeot voló por los aires en los entrenamientos de 2008. En 2011 el Audi de Allan McNish se precipitó fuera del circuito cayendo junto a los fotógrafos y los comisarios allí presentes.

Pero no hay duda que aquel accidente de 1955 marcaría un antes y un después en la competición. Los accidentes mortales siguen siendo inevitables, pero desde entonces la máxima del automovilismo es y seguirá siendo que para cruzar el primero la bandera a cuadros o ser el más rápido, antes hay que cumplir con unos mínimos de seguridad para el piloto y los espectadores. Las barreras impiden o mitigan que las piezas proyectadas por un coche accidentado lleguen al público, los depósitos se han protegido para no derramar el combustible e incluso si un prototipo se choca a 300 km/h no se produce un incendio.

John Fitch se libró de aquel accidente y dedicó su vida a la seguridad

24 Horas de Le Mans de 1955John Fitch en Le Mans junto a su compañero y relevo Pierre Levegh en 1955

A partir de entonces John Fitch, relevo del fallecido Levegh, decidió dedicar su tiempo como inventor al desarrollo de novedosos sistemas de seguridad.

Otra curiosidad más. John Fitch, el relevo de Pierre Levegh en aquella infausta carrera de 1955, sufrió con especial sensibilidad las consecuencias del accidente. Dicen que su propia familia dio por muerto al norteamericano pensando que era él quien conducía el Mercedes-Benz. Por suerte para los suyos se encontraba en boxes esperando su relevo, pero a partir de aquel día decidió dar una nueva vuelta de tuerca a su carrera como inventor en la industria del automóvil y la seguridad.

Poco después fundaría Impact Attenuation Inc. para desarrollar elementos de protección y seguridad para circuitos y carreteras que no solo fueran efectivos, sino también económicos y viables. Dicen que el propio Fitch llegó a ofrecerse como dummy en los test de sus invenciones.

Desarrolló los bidones llenos de arena o las barreras de deformación controlada para absorber la energía de los impactos, ideó un sistema de asiento pivotante que mantenía al piloto anclado pero atenuaba la fuerza que este sufría en la deceleración, incluso, mucho antes de que se inventase el HANS, Fitch ya había diseñado un sistema para anclar la cabeza del piloto al asiento y mitigar daños cervicales.

Fotografías: Mercedes-Benz
Más información: Wikipedia
Historias de las 24 Horas de Le Mans en Diariomotor: Los Ford GT40 de 1966

24 Horas de Le Mans de 1955Juan Manuel Fangio y su Mercedes-Benz 300 SLR de 1955 (fotografía de 1993)

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