El Hyundai Santa Fe es el tope de la gama todoterreno de la marca coreana. No descubrimos nada nuevo si decimos que Hyundai ha experimentado una mejora exponencial en su cortísima existencia, y ha pasado en los últimos años de ser una marca low-cost pura y dura a estar a la altura de las marcas europeas sin el más mínimo complejo.
Con el nuevo Hyundai Santa Fe se confirma esta tendencia y, a la vista de lo que pudimos apreciar en la brevísima prueba de la gama Hyundai a la que fuimos invitados, lo que más llama la atención es su estética sólida, atractiva y genuinamente europea por los cuatro costados, combinada con un nivel de calidad que nada tiene que envidiar ya a nadie. Comparado con el anterior Santa Fe, el salto es realmente enorme.
Diseño exterior del Hyundai Santa Fe
El Santa Fe se hace grandísimo a la vista. La unidad probada contaba además con siete plazas y un interior muy amplio, que refuerza todavía más la sensación de tamaño generoso. Sin embargo, con sus 4,66m de longitud total apenas es 5 cm más largo que un Audi Q5 o 1 cm más largo que un BMW X3, valgan como referencia dimensional.
En lo que respecta al frontal, me recuerda ligeramente al Honda CR-V, sobre todo por la parrilla de tres barras y la “expresión facial” en general. Visto en directo, sin embargo, el Hyundai tiene algo más de empaque que el Honda, se aprecia más ancho, más voluminoso y me atrevería a decir que da la sensación de ser un coche algo más caro, lo que tiene sentido porque de hecho es más caro. Por supuesto, estas son sensaciones subjetivas y ahí están las fotos para que cada cual saque sus propias conclusiones.
El lateral del Santa Fe hace gala de unas curvas muy fluidas y, de nuevo, el coche se dibuja como grande y musculoso. Se trata de una tendencia de los últimos tiempos, la de hacer los coches psicológicamente fuertes y seguros a base de reducir sutilmente la superficie acristalada (más acusado en este caso en la ventanilla trasera). La contrapartida es un interior con menor visibilidad hacia el exterior de la que podría tener, aunque en el caso del Santa Fe no llega a representar un problema, sí tiene una cintura bastante alta.
Cerrando ya el apartado de diseño exterior, la trasera cuenta con luces led en todas sus ópticas y termina de redondear un envoltorio potente y atractivo que llama la atención, sobre todo por su empaque y percepción de calidad.
Diseño interior del Hyundai Santa Fe
En el interior del Santa Fe nos llama la atención la buena armonía de todos los elementos. Si la carrocería ya da buena espina, los ajustes, acabados y el tacto de materiales (concretamente el cuero de los asientos y el volante) ponen el listón bastante alto en cuanto a experiencia de usuario. Está francamente bien.
A partir de las líneas maestras características de la marca, que también podemos encontrar en el salpicadero de un i30 o un i40, se construye un cuadro bastante atractivo, presidido por una pantalla de gran tamaño (diseñadores del Ford Kuga, por favor, tomen nota) y un conjunto de mandos y botoneras de buen tacto.
En cuanto a la configuración de asientos, dispone de un sistema de plegado de las plazas 6 y 7 poco intuitivo pero bastante eficaz una vez que le pillas el truco, que incluye la posibilidad de escamotearlos en el fondo del maletero y taparlo.
Motores, precios y sensaciones al volante
El Hyundai Santa Fe se ofrece en dos motorizaciones diésel, un 2.0 de 150 CV asociado a la tracción 4×2 y un 2.2 de 197 CV asociado a la tracción 4×4. El primero parece claramente orientado a buscar el mínimo consumo a cambio de unas prestaciones muy modestas y la renuncia casi total a salir al campo. El segundo sería la opción a tener en cuenta si no queremos trabajar demasiado con el cambio, además de aportar un plus de tracción sobre superficies deslizantes, aunque su precio de adquisición y consumos se ven claramente incrementados.
Hablando de precios, la gama arranca justo por debajo de los 35.000€ y puede llegar hasta más de 45.000€ en el tope de gama. Estas cifras lo sitúan un peldaño por encima de los Honda CR-V, Ford Kuga, Toyota RAV-4… con quienes se tendrá que pelear su hermano pequeño, el Hyundai ix35, y ponen al Santa Fe en el tramo “reservado” a las versiones menos potentes del Audi Q5, Volvo XC60 o BMW X3, aunque con más equipamiento en el modelo coreano a igualdad de precio y una percepción de calidad no tan alta.
Es interesante que el Hyundai se queda un poco a caballo entre ambos polos del segmento SUV por precio, aunque por tamaño resulta algo más grande que el resto y aporta el plus de las 7 plazas, sin llegar a acercarse al escalón siguiente de todoterrenos “full-size”.
En lo que respecta al comportamiento dinámico, la verdad es que la brevedad de la prueba no nos permite sacar conclusiones claras. En principio el comportamiento de este tipo de coches no se espera que sea su punto fuerte, aunque últimamente sí hemos probado alguno que destacaba bastante en este terreno (estoy pensando en el Mazda CX-5 y el Ford Kuga).
En el caso del Hyundai, la filosofía del modelo invita a pensar en un rutero tranquilo, pero el comportamiento último en carretera, ciudad y autopista habrá que valorarlo cuando tengamos ocasión de realizar una prueba con tiempo suficiente. Las primeras sensaciones fueron de un coche más bien tranquilo y algo impreciso en curva, probablemente debido a los neumáticos de perfil bastante alto y a una suspensión más orientada al confort que a ninguna otra faceta.
Puesto que hablamos de sensaciones percibidas en apenas unos minutos en una prueba de gama (no específica de este modelo), mejor vamos a dejar el interrogante abierto en espera de una próxima evaluación mucho más a fondo, en la que podremos sacar conclusiones definitivas en todos los aspectos.
De momento, nos quedamos con el diseño y la calidad de muy buen nivel de este nuevo modelo.
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