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Prototipo clásico: BMW Z22 (1999). Un laboratorio cargado de tecnología adelantada a su tiempo

Hoy en día nadie se sorprende porque algunos automóviles de calle ya cuenten con suspensiones y faros adaptativos, instrumentación completamente digital, información proyectada en el parabrisas, cámaras periféricas o incluso que carezcan de conexión mecánica entre los pedales y el motor y los frenos y entre el volante y la dirección que gobierna el eje delantero. Pero todas estas tecnologías ya comenzaron a verse en muchos prototipos y modelos de estudio hace más de una década, auténticos laboratorios rodantes como este BMW Z22 presentado en 1999.

El propósito de BMW no era otro que investigar sobre tecnologías muy enfocadas en el confort, así como estrategias de diseño que permitieran amplificar las posibilidades de sus turismos. Hoy en día BMW, tomando no pocos riesgos, ha apostado por los Serie 3 y Serie 5 GT, incluso por un monovolumen, el Active Tourer, que veremos muy pronto en los concesionarios. En 1999 el BMW Z22 apostó por una atípica carrocería de sedán con portón trasero, que no exactamente se parecía a los Touring que habían comenzado a fabricar muchos años atrás. BMW llevó al extremo la habitabilidad a bordo haciendo que los ejes se desplazasen hasta los extremos. Sin ir más lejos, con una batalla similar a la de un Serie 7 de aquella época, su longitud era prácticamente la misma de un Serie 3. Si bien es cierto, este prototipo no podría decirse que presumiese de belleza y deportividad.

BMW Z22

El BMW Z22 sentaría las bases del concepto empleado en los Serie 3 GT y Serie 5 GT y sobre todo un apunte de la tecnología que hoy en día se ha convertido en estándar en sus modelos.

El conductor podía acceder al habitáculo y arrancar mediante su huella dactilar, una tecnología que aún sigue retrasando su introducción a los turismos de calle, aunque ya sea algo común en algunos teléfonos móviles. Además de ofrecer un despliegue tecnológico inédito, con un total de 70 innovaciones técnicas de las cuales 61 de ellas podrían considerarse pioneras de BMW, también se puso especial énfasis en la eficiencia.

Se escogió un motor de gasolina de cuatro cilindros y 136 CV, que estaría asociado a una transmisión de tipo CVT. Tampoco se olvidaron de dotarlo con un estrafalario volante rectangular y un habitáculo minimalista, construido sobre un chasis y un cuerpo de aluminio y fibra de carbono, algo impensable hace 14 años pero viable en productos lanzados recientemente como el propio BMW i3. El trabajo sobre el comportamiento del motor y la estructura ligera del coche culminó en unas cifras de consumo que, incluso en nuestros días, en la era de la eficiencia, no resultarían nada descabelladas. El BMW Z22 lograba un consumo medio en torno a los 6 litros/100 kilómetros.

BMW Z22

En el fondo se podría decir que todos los BMW actuales conservan algo de este prototipo, ya sea su tecnología o ya sea la idea que se plasmó por aquel entonces de llevar la habitabilidad y el espacio de un sedán a un nuevo nivel, con el ejemplo más claro del Serie 3 GT o el infructuoso Serie 5 GT. Otro detalle que se aprecia muy bien en la fotografía superior, es su cuerpo compuesto de piezas de fibra de carbono, muy parecido al empleado en el BMW i3 (ver fotografía).

Fuente: BMW
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BMW Z22

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